Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 261

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 261

-Infierno del mundo 1-

-Daniel-

Estoy sentado sobre un chico de unos 15 años. Tiene la piel de color negro, literalmente. Ojos completamente rojos, colmillos pequeños y su cabello es blanco.

Está vestido con un traje de sirvienta.

Estoy en una reunión, con los demonios más importantes del infierno.

El grupo: "Supremo". ¿Qué es? Es un grupo que se encarga de administrar el infierno. Hay 5 miembros, incluyéndome.

Estamos sentados en una mesa rectangular, en un salón de reuniones.

Todos me están observando sorprendidos… Eso es incómodo.

—Y sobre el tema del aumento en los salarios de los trabajadores de la empresa: "Demon Magic Lescor" Después de analizar la situación, decidí que aceptaremos que sus salarios aumenten un 20%.

—¡P-pero, majestad, eso…!- Dice una chica demonio, de unos 30 años… Es bastante ardiente. Usa lentes negros, su piel es roja, tiene enormes pechos y usa una falda negra y una blusa blanca. Su cabello es blanco y corto.

—Lo sé, no hay presupuesto. Ya pensé en eso, no te preocupes. A cambio de subirles el salario, ellos tendrán que trabajar 30 minutos más al día. Con ese tiempo extra, los productos de la empresa mejorarán en calidad, eso significa que aumentarán las ventas.

—Pero… Ese pensamiento es muy optimista, majestad.- Dice un demonio anciano. Es delgado, usa una túnica roja y su piel es blanca.

—Lo sé… Pero funcionará. Con el dinero que gano como rey demonio, estoy dispuesto a pagarles el aumento de los trabajadores.

—¡M-majestad, usted no debe hacer eso!- Dice un demonio joven, de unos 25 años. Usa lentes negros, cabello negro y usa un traje negro… Apariencia cliché.

—Es mi dinero, haré lo que quiera. ¿Entendido?

Comienza a temblar y traga saliva.

—S-sí… Lo siento.

—Bien… Estoy 100% seguro de que las ventas mejorarán. Nisha, ¿terminamos con los temas pendientes?

Nisha es una chica de unos 20 años. Es algo plana. Tiene el cabello negro y largo, ojos rojos, usa un vestido negro y su piel es blanca rosada.

—Sí, majestad.

—¿Hay alguna duda?

Todos se me quedan viendo… ¿Hice algo mal?

—¿Qué pasa? ¿Se enamoraron de mí o por qué me observan tanto?

—L-lo siento, majestad… Es que usted hace un buen trabajo.- Dice la demonio ardiente.

—Gracias, Nikar.

—Al principio tuve mis dudas, pero es un excelente rey demonio.- Dice el anciano.

—Gracias, Zarcar.

—Nunca me imaginé que un humano fuera tan… genial.- Dice el demonio joven.

—Gracias, Drani… Sí, estudié mucho sobre los temas, analicé las situaciones y pensé en las diferentes opciones que teníamos… No es tan difícil ser rey demonio… Nisha, la máscara.

—Sí, majestad.

Aplaude y una máscara sonriente aparece frente a mí.

Me pongo la máscara y suspiro… Bien, estoy listo.

—¿Funciona?- Digo con una voz más siniestra y fuerte.

—Sí, la máscara funciona perfectamente.

—Perfecto. Inicia.

Aplaude y una cámara aparece flotando sobre la mesa.

—La transmisión comenzará en 5, 4, 3, 2, 1…

En todas las ciudades de los infiernos, aparece un enorme holograma, que proyecta mi imagen.

Los demonios observan el holograma y todos se mantienen en silencio.

—Hola, soy el actual rey demonio. Mi nombre no es importante... Tengo un mensaje muy importante para el demonio llamado: Subaru. "Tuviste mucha suerte de que Desmolfer no pueda matarte, pero yo sí lo haré. Eres un peligro para el infierno. Eres un traidor, ya descubrimos lo que hiciste. Ayudaste a Sinfer y a Sufuco… No mereces seguir vivo. Te encontraré y te mataré... Por cierto, tu hijo quiere decirte algo."

La cámara enfoca al chico que uso como silla.

La expresión del chico es de furia.

—¡Padre, te odio! ¡Maldito traidor!

La cámara me enfoca.

—Tienes un buen hijo. Es un excelente demonio. Es una pena que tenga un padre traidor. Si no quieres que tu hijo siga siendo humillado, entrégate… Fin del mensaje.

La transmisión termina y me levanto.

—Bueno… Me retiro. Tengo sueño.

Me quito la máscara y Nisha y Nikar se sonrojan.

—Bueno...

Mi voz vuelve a la normalidad.

—Buen trabajo a todos… Nisha, acompáñame, te entregaré el dinero.

—Sí, majestad.




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