Al anochecer, todo más o menos se tranquilizó.
Treis regresó a su hogar, pues necesita descansar, él es una criatura con vida propia, no me aprovecharé de él.
Logré tranquilizar a Sonia y a Cris. Fue un poco difícil, pero ya no están tan asustados. Pero, eso sí, Sonia sigue y sigue molestando, intentando hablarme, pidiéndome perdón e insistiendo en que ese beso fue una simple apuesta que perdió. Sí, claro. Soy un ingenuo, lo acepto, pero tampoco soy tan idiota como para creerme eso.
Paramos en un bosque a dormir. Me llevé a mi abuela lejos para decirle lo que Dios me dijo, pues por fin tenía tiempo a solas con ella.
—¿No les dará magia?- Dijo mi abuela.
—No, por eso debemos protegerlos.
—Ya entiendo.
—A partir de ahora, te llamaré Cristina. Sería raro decirte abuela frente a otros.
—Claro, no te preocupes, Dani.
Le dije a mis compañeras que le digan Cristina a mi abuela y que no le digan a nadie que es mi abuela. Prefiero evitar más preguntas raras que pondrían en riesgo la historia falsa que inventé.
Después de decir lo que debía, Sara hizo una fogata y nos sentamos alrededor de ella.
Todos estábamos comiendo lo que Sara cazó. Ella se encargó de drenar la sangre del cerdo salvaje y mi abuela preparó la comida.
Fue asqueroso, así que preferí ayudar no ayudando, pues mi ayuda solo les estorbaría.
—Me siento mal por Liz, ella no vino con nosotras, parecía muy entusiasmada con la idea de vivir con nosotros.- Dijo Alex, con un tono triste.
Liz está del lado del Rey, era obvio que no vendría con nosotros.
—Ella trabaja para el Rey, era obvio que se quedaría con él. Si ella quisiera estar con nosotros, nos hubiera seguido.
—Estoy de acuerdo con Daniel. Apenas la conocíamos, ni siquiera yo la conocía, solo conocía a su hermana. Liz es un misterio, y no sabemos si es posible confiar en ella.- Dijo Sara.
Ah, tan fría como siempre, pero estoy de acuerdo, no sé si es seguro confiar en ella. Creo que sí podría confiar en Rose, pues tengo entendido que es mucho más importante que el Rey, y ella me trató bien. Me pregunto qué es lo que pensará esa mujer acerca de la guerra.
Como sea, lo mejor sería olvidar ese tema por ahora e intentar relajarnos. Pensar demasiado y no descansar solo nos agotará innecesariamente. Resolveré personalmente este problema cuando logre encontrar un lugar seguro para mi abuela. Por lo pronto, lo mejor para ellos sería descansar y no pensar más sobre este asunto.
Me levanto y me alejo de ellas.
—Haré unas camas.
Extiendo mi mano derecha. Supongo que no tendré ningún problema creando camas.
—¡Retiers!
Retiro una gran cantidad de tierra del suelo.
—¡Crea!
Convierto la tierra en un colchón enorme. Fufu. Ah, gracias, Dios, por darme magia tan poderosa.
—Podremos dormir más cómodos así.
—Realmente eres increíble, yo también puedo usar ese hechizo, pero solo puedo crear cosas del mismo material. Tú conviertes la tierra en algo muy diferente.- Dijo Sara.
—Gracias, aunque no sé cómo funciona, solo me imagino lo que quiero que sea y ya, no es necesario que sepa cómo construirlo.
—Si intentas usar el hechizo para convertir algo de tierra en un mueble, ¿podrías?
—Creo que... sí... Esperen...
Puedo crear cualquier cosa... Cualquier cosa...
Tengo una gran idea. Espero que funcione.
Si funciona, crearé aparatos muy útiles y la comunicación no será un problema.
Extiendo mi mano derecha
—¡Retiers!
Saco un poco de tierra y los acomodo en seis montones. ¡Es momento de la verdad!
—¡Crea!
Convierto uno de los montones en un teléfono... F-funcionó... ¿Funcionó? ¡F-funcionó!
—¡Funcionó!
Hago inmediatamente lo mismo con los demás. ¡Sí! ¡Resolví uno de los problemas más importantes en el mundo, la falta de comunicación! ¡Con esto, siempre podré estar seguro de que mi abuela está bien!
Tomo los teléfonos y los reparto.
—¿Funcionan? Por favor, que funcionen.
—¡Funciona!- Dijo Rem.
—¡Igual a mí! ¡Esta cosa está brillando!- Dijo Sara.
¡Sí! ¡Funciona! ¡Ahhhhhhhh! ¡Mi magia es demasiado poderosa! ¡Enemigo final, por favor, no seas tan poderoso como un Dios!
A todas les funciona menos a Sonia y a Cris.
—¿Por qué el mío no funciona?- Dijo Cris.
—A mí tampoco me funciona.- Dijo Sonia.
¿Por qué a ellos no...? Oh, ya recordé. Vaya, vaya. Olvidé que se cargan con magia, y Dios no les dio magia.
—Lo olvidé, se cargan con magia.
Tomo los teléfonos. Se cargan rápido, así que no será ningún inconveniente para mí cargarles el teléfono cuando se les acabe la batería.
—Esperen...
Los teléfonos se encienden. Listo. Fufu. Soy un cargador con piernas.
—Bien, tomen.
Les entrego los teléfonos
—¡Les explicaré cómo funcionan!
Ah, esto será aburrido de explicar.
Saco mi teléfono y señalo una de las aplicaciones más importantes que tiene.
—Tenemos la aplicación de mapa, abran la aplicación.
Todas la abren.
—Sirve para saber en dónde estamos y a dónde ir. Explicaré las dudas al final, primero escuchen.
Sara levantó la mano, pero prefiero primero explicar primero y después resolveré dudas.
Cierro la aplicación de mapa y abro la aplicación de la cámara.
—Esto permite capturar un momento preciso del tiempo y poder guardarlo.
Le tomo una foto a Alex y la muestro, sorprendiendo a las chicas mágicas de este mundo. Mi abuela, Cris y Sonia son de mi mundo, ellos saben perfectamente cómo funciona un teléfono, así que ellos no me prestan atención y están viendo sus teléfonos, seguramente averiguando qué puede hacer.
Bueno, Sonia también me está mirando, pero para disimular que me está tomando fotografías con su teléfono. Ah, como sea, que haga lo que quiera, no me importa.
Editado: 09.10.2024