CAPÍTULO 10- Entrenamiento.
(Pov - Daniel)
Ah... Maldita sea...
Las lágrimas seguían brotando de mis ojos sin control. Rogaba por que se detuvieran. Por favor, por favor, por favor... Déjenme ser feliz.
¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Por qué la vida se empeña en llenarme de dolor?
En medio de toda esta oscuridad, solo encuentro consuelo en mi abuela y mis amigos. El resto es un vacío abrumador.
Es cierto, soy atractivo físicamente, pero ¿de qué sirve? ¿Por qué debería considerarlo algo positivo? Mi apariencia solo confunde mis relaciones, impidiéndome saber si alguien se enamora de mí por lo que siento y no por cómo luzco.
A pesar de las dificultades económicas que enfrenté en mi vida, nunca lo odié. ¿Por qué? Porque mi abuela siempre se esforzó al máximo para proveerme lo necesario. Pero eso no impidió que me dolieran las burlas y el acoso escolar. Los golpes. Las humillaciones... Ser tratado como un desecho cuya única cualidad era su apariencia.
Quitando a mi abuela y mis amigos, odiaba vivir.
No sé si puedo llamarlo depresión, pero la tristeza me consume. No sé si estoy deprimido.
Mi madre, la persona que siempre quise conocer, me odia... Pensé que la muerte de mi abuela sería lo más doloroso que enfrentaría, pero lo que sucedió con mi madre se acercó peligrosamente a ese nivel de dolor.
La última vez que me sentí tan abatido, intenté acabar con mi vida.
... Ahora tengo a mi abuela y nuevos amigos. Dios me ha encomendado una misión... Debería estar feliz... Estaba feliz, pero... Mi madre... Por culpa de mi madre, vuelvo a sentirme triste.
Yo... Yo...
—Deseo morir.
Quiero abandonar este mundo y reunirme con mi padre.
Anhelo dejar este mundo, pero... al mismo tiempo, no quiero hacerlo.
Quiero salvar a las personas de este mundo. Quiero proteger todos los mundos alternos. ¡Quiero ser un héroe...! Sin embargo, eso significaría tener que enfrentar a mi madre. A mi propia madre.
Aquella mujer que me dio la vida. Aquella mujer que mi padre amó. Aquella mujer a la que tanto deseé conocer. Aquella mujer que tanto extrañé. Aquella mujer que más falta me hizo en mi vida... Yo... tengo que eliminarla si quiero salvar este mundo.
Desearía que las palabras fueran suficientes para cambiar su opinión, pero no percibí amor en ella. No le importó que yo fuera su hijo. No hubo abrazos. No vi lágrimas de tristeza... No experimenté nada de eso en ella.
Para ella, soy simplemente un estorbo.
—Tan solo un estorbo que se interpondrá en los planes del Rey Demonio. Eso es todo lo que represento para ella... Solo eso...
Madre... Yo... Sé que debo acabar contigo, pero... no quiero hacerlo.
¡Yo...! Yo... Quiero creer que las palabras tienen más poder que la violencia, pero... Todos los mundos alternos están en peligro. Poner en riesgo la existencia de todos esos mundos solo porque intenté usar las palabras en lugar de la fuerza no vale la pena.
Madre, lo siento, pero Dios me ha encomendado una misión y debo cumplirla.
Te amo... Pero no puedo permitirme amarte.
—No puedo ir con el Rey Demonio y negociar una alianza.
Sería demasiado ingenuo pensar que eso funcionará, y si lo intento y fracaso, probablemente termine muerto y este mundo se desmoronará, al igual que los otros mundos.
Debo tomar el camino seguro. Evitar correr riesgos.
Es la opción más segura, pero también la más dolorosa para mí. No solo tendré que luchar y eliminar a mi madre, también deberé enfrentar a cientos de demonios, entrenar sin descanso, soportar inmensos dolores... Sacrificaré mi ser por el destino de todos los mundos.
Dios, ¿me elegiste por eso? ¿Por ser capaz de sacrificarme por el bienestar de los demás? Aprovechaste mi naturaleza.
—Entrenar, triunfar y posiblemente terminar muerto. Ese es mi destino.
Y lo acepto.
De todos modos, ya no deseo seguir viviendo, y en lugar de quitarme la vida, utilizaré mi existencia para intentar salvar este mundo.
Madre, mi llanto podrá delatarme, pero este llorón tiene la posibilidad de derrotar al Rey Demonio.
... Es mejor no pensar en ella... La tristeza nubla mi mente y no puedo pensar con claridad.
Debo ocultar mis verdaderos sentimientos y fingir que estoy bien... No quiero que otros sientan lástima por mí.
No otra vez.
—Ah... Detesto mi vida.
Abuela... Necesito un abrazo.
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(Pov- Restro.)
—Ya ni siquiera lo disfruto, pero lo sigo haciendo... Soy un desastre.- Me dije a mí mismo, observando a la pobre mujer que fue víctima de mi lujuria.
Una mujer humana temblando de terror, mientras mi jugo de hombre se resbala de entre sus partes privadas que antes eran puras y ahora están destrozadas e impregnadas con mi ser.
Está llorando y su expresión solo refleja el dolor que siente en estos momentos. El dolor de haber sido violada por un monstruo como yo.
—Solo siento satisfacción y felicidad al verte así.
Y odio sentirme así.
Desde lo más profundo de mi ser, surge la historia de un hombre que alguna vez fui. Soy Restro, un nombre que quedó atrás en el olvido, enterrado bajo capas de sombras y remordimientos. Mi existencia se desvaneció hace mucho tiempo, cuando las heridas en mi corazón se volvieron tan profundas que la única salida que encontré fue abrazar la oscuridad y convertirme en un demonio.
Hubo un tiempo en que yo era humano, con sueños y esperanzas como cualquier otro. Pero la vida tenía otros planes para mí. Nací en un hogar lleno de discordia, donde las palabras venenosas de mi madre se clavaban en mi piel como espinas afiladas. Constantemente, me comparaba con mi hermano menor, resaltando mis defectos y llamándome un inútil fracasado. No importaba cuánto me esforzara, siempre era insuficiente para sus ojos despiadados.
Editado: 09.10.2024