En el castillo del Rey Demonio, todo estaba relativamente tranquilo. Los demonios estaban discutiendo entre ellos, sobre lo que hacían en sus territorios, los guerreros que podrían significar una amenaza para ellos, lo que harían cuando la guerra termine, entre otras cosas. Y el Rey Demonio estaba sentado en su trono, observando a todos, mientras recordaba la existencia de Daniel, su única preocupación en ese momento.
Pero pronto, esa preocupación disminuirá, gracias a la presencia de ciertas personas... O más bien, demonios.
—¡¡Boom, baby!!
La puerta explotó y salió volando hecha pedazos, e inmediatamente todos levantaron sus armas, listos para pelear.
Pero al ver a su Rey tan tranquilo ante eso, bajaron sus armas, pues el Rey Demonio estaba sonriendo.
Los 5 demonios legendarios entraron en el castillo, y se dirigen hacia Monderfol, que está sentado en el trono.
Él simplemente sonríe ante la entrada de esos demonios, como si ya hubiera previsto que esto pasaría.
—¡Regresamos!
—¡Todos deben arrodillarse ante nosotros! ¡Tú, perra, trae una mesa llena de comida!
—¡Monderfol, viejo amigo, es un gusto volver a verte!
—¿Cuánto tiempo pasó? Cientos de años, ¿verdad?
—Acabo de despertar y ya tengo sueño. Tsk. Que fastidio.
Monderfol se ríe y se levanta.
—¡Bienvenidos! ¡Creo que, después de todo, no tuvimos que buscar las rocas!
Los demonios observan a los demonios legendarios con curiosidad, pues habían escuchado mucho sobre ellos, pero era la primera vez que los veían.
Si sus historias no son exageraciones, ellos son una amenaza comparable al mismo Rey Demonio.
Bajaron sus armas y se arrodillaron, para evitar ser irrespetuosos, pues eso podría costarles la vida.
—¿E-ellos son los demonios legendarios?
—¡Ellos son los demonios legendarios, los demonios que fueron sellados en las rocas!
—¡¿Alguien destruyó las rocas?!
—¿Quién habrá sido capaz de encontrarlas?
Monderfol levanta los brazos.
—¡Todos, salgan, tengo que hablar con ellos!
Todos los demonios se van rápidamente del salón principal y Monderfol vuelve a sentarse.
—Es un gusto volver a verlos, han pasado 6,701 años desde que sus almas fueron selladas en las rocas.
—Puta madre. ¿Tanto tiempo te tardaste en liberarte, idiota?
—Ahora tengo el rol Rey Demonio, así que cuida tu boca.
—Bla, bla, bla. Como sea.
Los demonios se arrodillan ante él, pero no porque lo respeten a él, sino porque respetan el poder en su interior.
—Es un gusto volver a verlo, amo.
—No puede escucharlos todavía, sigue dormido.- Dijo Monderfol, pues sabe perfectamente que ellos están arrodillados y le hablan a otro ser y no a él.
Un ser muchísimo más peligroso que el Rey Demonio.
—Vuelvan a sus formas normales, no es necesario que estén transformados aquí.
Los demonios se transforman y cambian un poco, pareciendo más civilizados y no unos demonios.
—¡Digan sus nombres!
Una chica levanta la cabeza. La chica tiene una larga cabellera rubia y usa una diadema hecha de dientes. Usa un sostén rojo y una falda rota negra. No usa zapatos, solo unas medias negras que le llegan a los muslos.
—Mi nombre es Norly.
Un semihumano con cuerpo de hombre, pero con cabeza de lobo, levanta la cabeza. Usa un elegante traje negro.
—Mi nombre es Droi.
Un hombre levanta la cabeza. El hombre es de piel oscura, tiene el cabello color blanco y usa un parche blanco en el ojo izquierdo. Usa un pantalón negro y una playera blanca ajustada.
—Mi nombre es Francis.
Una niña de apariencia como de 5 años levanta la cabeza. La niña es pequeña, tiene el cabello rojo y corto, y tiene una cicatriz en la mejilla derecha. Usa un lindo vestido rosa, que la hace ver muy infantil e inocente, pero en su interior esconde un monstruo.
—Mi nombre es Zoe.
Y, por último, la chica más importante, al menos para Daniel.
Una chica hada levanta la cabeza. Una chica que es idéntica a Rose, pero solo eso, es idéntica a Rose, no es Rose.
—Mi nombre es Henrietta.
—¡¿Juran servirme y ser leales?!
Todos dicen lo mismo.
—¡Juramos lealtad a nuestro amo y que Monderfol se vaya a la mierda!
—Vaya que son unos hijos de puta. ¡Los cinco demonios legendarios han regresado!
Nadia entra por la puerta, sin importarle en lo absoluto que ellos estén en una reunión.
—Todos los demonios están en camino, mi señor.
—¡Perfecto!
•
•
(Pov- Daniel.)
4 horas después, llegamos al Reino del Rey Finder.
Uffffff. El viaje fue largo. Ojalá existiera la teletransportación.
—Ya llegamos, Daniela.
Aterrizo frente a mi casa y Daniela baja de mi espalda.
—Oculta tus alas, será un poco incómodo que las tengas cuando estés en la casa.
—Está bien, Daniel.
Las alas de Daniela desaparecen.
—Entremos.
Entramos a la casa. Ah, viejo hogar... Aunque no tardé mucho en regresar.
—¡Regresamos!
Sara y Rem están sentadas en el sofá, así que son las primeras en recibirme.
—¡Daniel!- Dijo Rem.
—¡Regresaste!- Dijo Sara.
Las dos se levantan y se dirigen a mí.
—¿Cuándo será la boda?- Dijo Rem.
—¿Las princesas son lindas?- Dijo Sara.
—¿L-las amas?- Dijo Rem.
Sara y Rem observan a Daniela.
—¿Ella quién es?- Dijo Sara.
—Ella es Daniela, es mi familiar.
—¡¿Tu familiar?!- Dijeron las dos, sorprendidas.
Ah, bla, bla, bla. Ya me aburrieron las expresiones de sorpresa de todos.
—¡Pocas personas logran tener un familiar!- Dijo Sara.
—¡Yo lo intenté, pero fallé!- Dijo Rem.
—¡Yo igual!- Dijo Sara.
—Lo más sorprendente es que ella es un ángel. Daniela, muestra tus alas.
Editado: 09.10.2024