Humnok ©

Capítulo V

Al llegar a donde se suponía que debía esperar, seguía algo desconcertada por toda aquella conversación con aquél chico.

Pero pronto decidió descartar todo lo sucedido por un momento, ahora debía localizar a su tía, que de hecho, no la visualizaba por ningún lado. Hacía años que no la veía, muchos, no recordaba siquiera cómo es que lucía, si no hubiese sido por las fotos que le había mostrado su madre hace unos días para lograr reconocerla cuando la viera.

Su madre le contó que se habían hecho íntimas amigas, y llegaron a ser muy unidas. Pero perdieron el contacto con el divorcio de sus padres, y la mudanza de su tía. Poco después su padre también dejó de contactar a su propia familia, hasta casi desaparecer del mapa. Su tía nunca comprendió la razón de por qué el padre de Ivy la había dejado a su madre, sola con una bebé de 6 meses de edad. Pero todos decían que cada vez que le preguntaban jamás respondía, y de a poco dejo de tener contacto. Lo único que  sabían de él es que estaba bien.

Su tía Cinthia tenía una hija de 8 años, y su esposo Trent, aunque Ivy sabía que no lo conocería, ya que siempre estaba viajando en las vacaciones de verano debido a su trabajo, según lo que contó su madre. A pesar de esto, ella afirmaba que se amaban, aunque la distancia los separa físicamente, ellos dos siempre permanecían unidos. Ella decía que eran mucho más fuertes que unos kilómetros de distancia.

Observó a su alrededor, concentrándose, pero no encontraba a su tía. Tenía el número de teléfono de ella, pero decidió que no era todavía el momento apropiado para llamarla, no quería dar una mala primera impresión de ser impaciente o llegar a incomodarla. Solo si tardaba lo suficiente lo haría, mientras tanto se limitó a enviar un simple mensaje.

“¡Hola! ya llegue, ¿Dónde te espero?”.

No recibió una respuesta inmediata, y la gente empezaba a abandonar el lugar. De a poco comenzó a impacientarse, y sus pies empezaron a golpear el piso una y otra vez, mientras estaba sentada en un banquito.  El aeropuerto estando algo vacío no le daba buena espina, se sentía muy frío y silencioso. Hasta comenzaba a sentirse observada, aunque pronto descartó aquello, ya que seguramente provenía de su imaginación, lo último que quería es tener miedo y desesperarse.

Pronto terminó por rendirse y la llamó. La primera vez nadie contestó. Pero la segunda vez una voz femenina contestó la llamada.

—¿Hola? ¿Quién habla? —Dijo con un tono algo brusco.

De pronto la invadió la inseguridad —¿Ho-hola? Soy Ivy—tartamudeó.

— ¡Ivy, Corazón! —Cambió rápidamente el tono de su voz—¿Este siempre fue tu número? Con razón, siempre que llamaba no entraba la línea, perdóname querida, justo ahora estoy estacionando, —dijo agitada— tuve un percance porque la vecina que iba a buscar a Molly, ¿te acuerdas de ella no? Tu prima, mi hija, la pequeña de ochos años, bueno ya no tan pequeña—rió nerviosamente — Aunque ahora que lo pienso nunca la has visto, así que no se si sabes de ella. ¿Puedes creer que la vecina se olvidó de buscarla? ¡Me han llamado desde el colegio que estaba sola!

» Hacía días terminaron las clases pero hoy les entregaban unos diplomas, y aquella mujer ha tenido el descaro de buscar solo a su hija para olvidarse de la mía ¡Encima que yo las he llevado a ambas! No, eso no está bien, ahora el celular me estalla con sus llamadas y trato de ignorarlo no quiero saber más de esa mujer, por más que me pida perdón. Encima no llegue a buscarte tan puntual como pensaba. Ya bajé del auto estoy ingresando al edificio, ¿dónde te encuentras? 

Ivy pestañó dos veces. Tratando de comprender todo lo que decía su tía. Se asombró por el hecho de que una persona pudiera decir tantas palabras en menos de un minuto, pensó inmediatamente que aquello podría ser una especie don.

—Estoy parada al lado de un café de color naranja.

—¡Sí! Creo que ya te vi, ahí voy —dijo cortando la llamada.

Cuando colgó el teléfono de lejos logró visualizar la melena ondulada rubia que reconoció de inmediato como la de su tía, aunque en las fotos su color era más oscuro.

—Ay Dios mío no puedo creer que eres tú, no te veo desde que eras una bebé, —dijo mientras la abrazaba, casi asfixiándola—en qué momento has crecido tanto, Dios mío te pareces al bastardo de tu padre, pero en una versión mejorada, mucho, créeme. Estás muy hermosa.



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En el texto hay: crimen y amor, romance, amor de verano

Editado: 08.09.2019

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