Hurricane

Capítulo VII

Al día siguiente me presenté en la escuela, no sabía como actuar frente a Michael; no tenía pruebas para culparlo pero sí eran sospechosas muchas cosas en él.
No esperaba que me saludara pero aún así lo hizo.

—Hey, Heather. —me tomó de los hombros para llamar mi atención.

—¿Eres idiota o algo? —hice una mueca molesta, si de algo no tenía idea era de que eso lo heriría—. Dijiste que no querías que te ayuda ¿No es así? —tomó varias bocanadas de aire y sus mejilla se notaban muy rojas, intentando tranquilizarse, habló.

—Sí, pero aún necesito ayuda con álgebra. —se encogió de hombros.

Yo solté una gran carcajada, me parecía increíble que después de tirarme mierda (ó decirme verdades) me pida que lo siga ayudando, ¿De verdad era consciente?

—En realidad, nunca habíamos pactado un día en específico. —dije tratando de ocultar mi risa.

—Cierto, ¿Podrían ser los... viernes? Porque-

—Michael, el viernes no puedo —lo interrumpí—. Los viernes son de maratón de borrachera y bueno ésta "borracha empedernida" no puede dejarlo pasar.

Le guiñé el ojo, miré distraída hacia el pasillo y salí de ahí.
Michael lucía malditamente sexy ese día (debía admitir), usaba un beanie negro en su cabello.

Después de eso no estaba segura de si Michael había mandado aquellos mensajes, actuó normal según mi parecer y entonces cualquiera podía ser sospechoso.

Entonces sonó mi teléfono y era un número desconocido, cerré los ojos por un segundo ya que estaba un poco nerviosa de que diría ¿Otro mensaje molesto?

«Hola cariño, soy mamá. Ben y yo iremos hoy al apartamento a cenar; haré pasta. Besos, linda.
-Caitlyn.»

Suspire liberando todo el aire que había contenido aunque no significaba que ese mensaje fuera mejor, detestaba mucho a mi padrastro y no tenía ganas de verlo en ese momento y nunca.

Las clases terminaron y me dirigí a casa, Ashton preguntó si quería que fuera conmigo pero yo me negué para estar un rato sola.

Sólo podía pensar en que vería a mamá después de varios meses de ausencia, era era mi madre a pesar de todo; pero un recuerdo de mi infancia estaba rondando por mi cabeza.

«Tranquila, pequeña sólo será un momento.»
«No grites, no te sevirá de nada.»
«Vas a ser mía y tu madre no lo evitará.»

Comencé a recordar y cuando menos me di cuenta ya estaba envuelta en sollozos con mis mejillas empapadas de lágrimas.
Traté de tranquilizarme y limpié las lágrimas de mi cara pasándome la mano.
2 horas después me había quedado dormida y sonó el timbre, me levanté alterada pero con una sonrisa en la cara esperando ver a mamá.
Al abrir la puerta mi felicidad se esfumó.

—Hola, linda. —sonrió Ben sosteniendo una gran olla de pasta.

—Hola. —apreté mis labios—. ¿Dónde está mamá?

—Oh linda, por ella no te preocupes. Tardará rato en llegar. —comenzó a acercarse a mí.

—Mi nombre es Heather y no quiero que te me acerques ¿oíste? —retrocedí unos pasos y un nudo en mi garganta se estaba formando.

—Shhh, tranquila. —susurró dejando la olla en la mesa—. Ahora es tiempo de divertirme. —sonrió maliciosamente.

Lo empujé y subí corriendo las escaleras pero él me alcanzó y cubrió mi boca con una de sus manos mirándome directamente.

—Te propongo una cosa, revivamos los viejos tiempos. ¿No?

Mi respiración estaba muy agitada, y ya no pude contener más mis lágrimas que caían una tras otra.
La última vez que me tocó fue hace tres años, luego fue cuando comencé a pasar la mayor parte del tiempo sola. Nunca le conté nada a mamá por miedo y porque no quería arriesgar su felicidad, sí, porque ella era muy feliz con Ben.

Ben me tiró en mi cama y comenzó a besarme, yo intentaba alcanzar mi teléfono pero él me tenía con las manos prácticamente inmóviles. Con mis piernas lo empujé hacia la pared usando toda mi fuerza.

—¡No me toques! ¡Te odio! ¡Ya no soy esa maldita niña ingenua! —grité.

—Heather, sabes que te gusta. —rió.

—¡Cállate maldito cerdo! No me vas a volver a tocar.

—Vaya, que niña tan maleducada, entonces que sea a mi manera una última vez. —sonrió de medio lado.

Me dio un golpe en la cabeza y todo se tornó negro.

Narrador Omnisciente

Heather quedó tirada en la cama inconsciente y fue cuando Ben pudo idealizar en su mente todos aquellos sucios pensamientos de lo que le quería hacer hace ya tiempo.
Besaba a Heather por todo el cuerpo y se fue deshaciendo de todas sus prendas hasta dejarla en ropa interior.

Volvía a conseguir lo que quería.

(...)

Ella despertó confundida, como si todo hubiera sido una pesadilla, una mala pasada que le jugó su subconsciente; pero no fue así.

Se encontraba bajo la sábana y se dio cuenta que estaba completamente desnuda. Lo había hecho de nuevo, le había puesto las manos encima otra vez y ella lo había permitido.
Sus respiraciones eran irregulares y sus ojos parecían dos regaderas abiertas al máximo.
Al tomar su celular se dio cuenta que tenia un nuevo mensaje.

«La verdad, daría lo que fuera por ser aquel hombre ahora mismo» -desconocido.

Al leerlo ella furiosa aventó el celular contra la pared haciendo que todas sus partes salieran volando por la habitación.
No tenía idea de si su madre había llegado y de si Ben se había largado para ese momento; trató de encontrar su ropa por toda la habitación y cuando por fin la encontró se vistió h se armó de valor para salir del cuarto.
Bajó las escaleras una por una con el miedo de que en cualquier momento él saliera y le hiciera daño, ya no podría aguantarlo.

Al llegar a la planta baja cuando vio que ya no había nadie en la casa, suspiró. Entró a la cocina y en la mesa encontró una nota.

«Hola, mi niña, soy mamá. Me tiene triste que no haya podido verte; Ben me dijo que te quedaste dormida esperandome y no quise despertarte :(
Lo siento, tuve algunos contratiempos. Me da tranquilidad saber que Ben te cuido muy bien.
Te he dejado pasta en el horno, esperp tener tiempo de venir mañana.
Te quiero, Heath.»




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.