Hurricane

Capítulo XIII

—Señorita. —me llamó Henry, el encargado.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Ha estado faltando a las últimas cuatro sesiones. Esta sesión pareció como que empezábamos pero fue una excepción para que todos se conocieran. Las reuniones son todos los días a la misma hora.

—Entiendo, una confusión de mi parte. Supongo que hasta mañana.

Y ahí me di cuenta de que de verdad Phoebe y yo no prestábamos atención cuando la chica nos dio informes.

Nunca en la vida se me había puesto un reto tan grande pero siempre que me proponía algo lo hacía cumplir y ese no podía ser la excepción.

(...)

La sesión terminó y yo me sentí bastante aliviada. Cada una fue a su casa y yo volví a mi realidad, decrépita realidad.

Al sentarme en el sillón encontré un trozo de papel blanco doblado por la mitad.

«Llámame pronto. -Michael»

La nota estaba escrita con una letra muy elaborada, como si hubiera tenido todo el tiempo del mundo para escribirla, seguido de ese mensaje había 10 dígitos.

Tal vez Michael se metió a mi casa para dejar la nota, o tal vez la dejó el día que curé sus heridas. 
La verdad no quise pensar más en como había llegado la nota ahí, simplemente ahí estaba, en mis manos e iba definitivamente a hablarle a Michael.

«Hola, Michael. Soy Heather ¿cómo estás?»

Minutos más tarde respondió.

«Hola, vaya, tan sólo te dije llámame pronto y tú en cambio corriste a comprarte un teléfono. »

«Jaja, no. En realidad acabo de ver la nota, el teléfono lo compré esta mañana.»

«Bien, ahora ya tengo una excusa para estar en el telefóno todo el día. ;-) »

«Michael, te gusta coquetear demasiado.»

«No demasiado, sólo lo suficiente.»

(...)

—¿Te importaría si nos vemos a la salida? —preguntó Phoebe.

—No, está bien. Nos vemos más tarde.

Caminé rumbo a la aula de clases y me encontré con un rostro muy conocido.

—Hola, Michael. —sonreí.

—Hey, Heather. —coincidió con mi gesto.

—¿Cómo siguen esos golpes? —toqué con delicadeza el moretón en su ojo izquierdo.

—Mejor, gracias. —asintió.

—Oye, siento como si estuviera con una persona distinta a la que conocí. —me encogí de hombros.

—También yo me siento diferente, hice muchos cambios últimamente.

—Me alegro mucho, en serio.

Ambos manteníamos una expresión fresca, alegre y sin querer nuestras miradas se congelaron en la del otro mientras nos acercábamos lentamente. Y estuve a punto de probar por segunda vez los carnosos labios de Michael Clifford pero la campana sonó.

—Eh, nos vemos en el autobús. —tallé mi cuello con incomodidad.

—De acuerdo, adiós. —besó mi mejilla.

Terminó ciencias y salí del instituto esperando encontrarme con Phoebe.

—Heather... —saludó nerviosa.

—Oh, hey. —sonreí.

—Tengo que ir al baño. ¿Okay?

—Claro, aquí te espero. —dije tomando asiento en un escalón de concreto frente al gran reloj de la escuela.

Pensaba en cómo haría para estudiar, ir a fiestas y al grupo, todo a la vez. Pero es verdad, yendo al grupo creo que las fiestas estaban acabadas.

Mi mente y mirada estaban en Jack, mi compañero de artes que estaba riendo animadamente con su novia y pensé que tal vez eso nunca me pasaría y me pareció gracioso, no me podía imaginar a mi siendo feliz sin nada que me preocupase.

Mis sentidos se agudizaron al ver un nuevo mensaje en mi bandeja de entrada.

«Veo que tomas en cuenta los consejos de los demás, supongo que suerte con ello pequeña ebria.» -desconocido.

Furiosa y refunfuñando entre a la escuela buscando a Phoebe esperando que pudiéramos salir rápidamente de ahí, pero mi mandíbula cayó casi al suelo al ver a Phoebe y Ashton conversando sigilosamente.

—Vaya, no tenía idea de que fueran tan buenos amigos. —me crucé de brazos.

—¡Heather! —dio un brinco Phoebe.

Ashton rió y me miró con una expresión burlona.

—Suerte, Phoeb. Nos vemos. —dio media vuelta y me dedicó una última mirada divertida saliendo del lugar.

Quise también irme pero Phoebe lo impidió tomando mi brazo.

—Espera, por favor. Te lo puedo explicar.

Reí intentando ocultar mi nudo en la garganta.

—¿Explicarme qué? ¿Qué me has visto la cara todo este tiempo? Todo tiene sentido Phoebe, llegas y quieres ser mi amiga cuando peleé con Ashton, luego finges odiarlo para hacerme creer que estabas de mi lado y ¿lo peor? Cada vez que te vas aparece un mensaje.

—Todo esto te está volviendo loca y comienzas a crear teorías tontas en tu mente.

—Tienes razón, y tú ¿qué harías en mí lugar? —exigí saber—. Esto me consume ¿de verdad crees que puedo confiar en quien sea? —chillé.

—Heather hay algo que te oculto pero no me siento lista para contártelo. —bajó la mirada.

—Y yo no me siento lista para confiar en ti. —espeté.

—¡Por Dios, Heather! No todo se trata de ti, otras personas también tienen sus propios problemas.

Y me callé, era la segunda vez que me decían algo así y sabía que tenían razón.

—¿Sabes? Eres de las pocas amistades sinceras que he tenido, un día te darás cuenta de lo sola que te has quedado. —añadió.

Me fui de ahí con una gran impotencia y otros varios sentimientos mezclados, sólo podía pensar en que últimamente todos tenían razón respecto a mí, todos me conocían mejor que yo misma.

Al llegar a casa pensé en la única persona que relativamente seguía ahí para mí y simplemente le mensajeé.

«¿Estás ocupado?» -tecleé.

«No, ¿por qué?» -respondió Michael.

«Me siento solitaria.»

«Me lo imagino, también yo.»

Michael decidió ir a mi casa y conversamos un rato.

—Me siento egocéntrica ¿sabes? Phoebe me dijo algo parecido a lo que tú: que no todo se trata de mí.

—Sin duda estás pasando por algo difícil, es normal que sólo pienses en ti. Pero no dejes que te consuma. —tocó mi hombro—. Yo creo que Phoebe sólo quiere ayudar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.