Hurricane

Capítulo XV

-Entonces, ¿no tenías idea? -me preguntó Phoebe.

-No, hasta que lo dijiste parecía que todo tuvo sentido. -me encogí de hombros.

-Simplemente no me sentía lista para decirlo y eres la única que lo sabe.

-Nadie más lo sabrá, dalo por hecho. -sonreí.

Caminabamos por el monótono pasillo mientras conversábamos cosas triviales.

-Oh, mira. -me señaló.

Era Michael recargado en la puerta de su casillero mientras hojeaba curioso su libro de biología.

-Iré a hablarle. -le avisé con una sonrisa.

Me acerqué a él sigilosamente tratando de no distraerlo pero igual, su mirada se posó en mí al instante.

-Así que en realidad sí estudias y no sólo finges hacerlo. -imité su posición.

-Creo que sí. -sonrió de medio lado.

-No has respondido mis mensajes. -cambié sutilmente de tema dándole una mueca.

-No, lo siento. He estado ocupado. -bajó la mirada.

-Está bien -lo animé. -Creo que te irá bien en tu examen.

-Ya lo creo, he estudiado toda la semana. -alzó la ceja.

-Pienso que tú deberías enseñarme un poco se biología.

-Debería, pero tengo malas experiencias con las clases particulares. -hizo una mueca.
Reí nerviosa sabiendo a lo que se refería.

Sonó el timbre y dimos por terminada la conversación, pactando vernos en receso.

Entré al salón y tomé asiento. Segundos más tarde Ashton tomó asiento a un lado de mí, cosa que me puso incómoda.

Y entonces lo inesperado pasó.

-Hola. -acompañó su saludo con una cálida sonrisa.

-Hola. -dije restándole importancia. Me parecía increíble (aunque demostrara lo contrario) que me hablara, así como así.

Y de veras todo pareció como si el tiempo no hubiera pasado, como si Ashton y yo siguieramos siendo aquellos dos tontos atraídos el uno del otro, que no tenían el valor para confesarlo. Como si yo siguiera siendo aquella persona fría que trataba de ignorarle para ocultar sus sentimientos; pero no era así y lo sabíamos, ambos habíamos cambiado.

-¿Cómo has estado? -preguntó.

-Eh,...bien. -respondí sonando a más bien una pregunta. -¿Por qué hablamos siquiera?

-Pensé que si compartíamos todas las clases deberíamos "hablarnos siquiera". -respondió pretendiendo ser gracioso y yo rodé los ojos.

-No te preocupes, no creo que sea necesario. Ayer mi papá habló con el director para cambiar nuestros horarios, no quería incomodarte. -fingí sutilmente culpa.

La sonrisa de Ashton se desvaneció.

-Oh, perfecto. Tengo que... tomar apuntes. -avisó.

Había mentido, aún no hacía que cambiaran nuestros horarios pero tampoco quería que Ashton creyera que podíamos ser amigos como si nada hubiera pasado.
Pero sin duda sacaría provecho de esto, si estaba cerca de Ashton sería para sacarle la mayor información posible acerca de los mensajes.
Era seguro que él sabría algo.

(...)

-¿Qué hay de nuevo? -preguntó Phoebe.

-Ashton me habló en clase de literatura. -dije incrédula.

-¿En serio? -suspiró. -¿Y qué quería?

-Sólo sacarme plática. No estoy segura de otras intenciones.

-Y tú no vas a querer sacar provecho de esto ¿O sí? -alzó una ceja.

-Pfff claro que sí. -reí.

Obviamente que las intenciones de Ashton tampoco eran las mejores, ¿qué más daba si yo seguía el juego?

-¿Te vas a encontrar con Michael? -preguntó.

-Sip. De hecho justo ahora. -miré el reloj.

-Bien, nos vemos más tarde. -besó mi mejilla.

Narrador Omnisciente.

«Entonces, plan B.»

«Ten cuidado. Bien sabes que puedes esperar lo que sea de Heather.»

Heather se dirigía al comedor y encontró a Michael comiendo su almuerzo desinteresadamente.

-Hola. -saludó Heather sonriente.

-¿Qué quieres? -contestó groseramente.

A ella le sorprendió aquella respuesta, y temió que lo sucedido en la mañana sólo lo haya imaginado.

-¿No quedamos que nos veríamos en receso? -se cruzó de brazos.

-¡No! Yo quiero estar solo, maldición. -gritó Michael captando como de costumbre la mirada de varios presentes, en el comedor.

-Chiflado. -murmuró.

-¿Qué? -la desafió sujetando su mentón mirándola fijamente.

-Nada, ¿vale? Yo me equivoqué. -Heather se dio media vuelta pero Michael la detuvo tomándola del antebrazo.

-Espera. Hay algo que quiero mostrarte. -su mirada al instante se ablandó mostrando tranquilidad.

Su actitud dejó boquiabierta a Heather, había cambiado de parecer en menos de 5 segundos. Realmente comenzaba a darle miedo el comportamiento de Michael.

-Bueno. -murmuró.

Michael abandonó la bandeja con su almuerzo y tomó a Heather de la mano guiándola hasta el final del pasillo. Era un cuarto oscuro pero ella sabía perfectamente que era el cuarto de limpieza.

-M-Michael ¿qué hacemos aquí? -tartamudeó nerviosa, con los pellos de punta.

-Pues algo mucho más divertido. -rió. -Esto.

Michael tomó bruscamente las mejillas de Heather y besó sus labios con gran pasión, como si estos le pertenecieran. Ella no podía pensar en otra cosa más que corresponder a aquel beso.

Las manos de Michael se posaron en las caderas de Heather para atraerlo más a su pelvis y ella ahora posó sus brazos detrás de la nuca de Michael.

Ávida la intencion lujuriosa de Michael besándola en sus rojizos labios, efervesciendo entre el momento. ¿Era acaso un juego entonces? ¿Uno de esos juegos fríos, dolorosos?

Heather ahuyentó los pensamientos y dejó que el ahora castaño cabello de aquel muchacho le cosquilleara entre los dedos. De pronto el ritmo de sus labios disminuyó y luego el ritmo simplemente desapareció.

-¡No puedo con esto! -gritó Michael separando de un empujón a Heather.

-¿Qué? -preguntó ella confundida.

Pero ya no le dio tiempo de decir mada más; Michael azotó la puerta dejándola sola y confundida.

Otra vez.
 




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