Hurricane

Capítulo XVIII

—Hoy este grupo cumple un mes libre de adicción ¡un aplauso! —exclamó Henry.

—¿Woohoo? —dijo Phoebe confusa y yo reí.

Otros se sentirían extraños al interactuar con su amiga después de una situación tan extraña como la de un beso; pero nosotras actuabamos normal y lo tomamos con humor.

—Bien, como sea. —Henry rodó los ojos—. El día de hoy hablaremos acerca de la familia y como ésta interviene en los problemas.

Casi siempre me portaba inexpresiva cuando Henry explicaba los temas pero hoy al mencionar la familia sentí una punzada en el pecho, hacía mucho tiempo que no sabía nada de mamá y ni siquiera me había inmutado de aquello. Esto desde que Ben fue a casa y ya saben...

Tal vez estaba muy ocupada con otros asuntos que me olvidé de ellos, y supongo que eso era algo bueno, no quería sólo estar recordándome una y otra vez aquellos hechos.
Seguro después les llamaría, también a mi padre, sí, a mí biológico y ausente padre.

Phoebe me dedicó una mirada como si supiera lo que estaba sintiendo y me di cuenta que ser una sabelotodo era bueno.

(...)

Nos levantamos de nuestros asientos cuando la sesión se dio por terminada, dimos paso a la salida, siempre sigilosas ya que aún me preocupaba quien me viera entrar y salir de aquel lugar.

—¿Qué harás hoy? —preguntó Phoebe.

—Tarea, y tal vez llame a mis padres.

—Que bien, es bueno que no dejes tus deberes.

—Sí —suspiré—. Para ser honesta creí que dirías algo acerca de mis padres.

—Iba a hacerlo pero pensé que te incomodaría. Te vi extraña toda la sesión.

—Estoy bien. —finalicé con una sonrisa.

Caminé a casa ya que me daría tiempo de pensar en un buen tema de conversación para hablar por horas con mis padres, como cuando era pequeña. Mi familia no fue rota todo el tiempo; simplemente una grieta abrió otra hasta terminar en pedazos por los suelos.

Llegué a casa tirando mi bolso a un lado para acto seguido marcar el número de papá. A mi mente vinieron los recuerdos de aquella vez que mamá y yo peleamos por teléfono después de que dijera que no tenía tiempo para mí, realmente fue hace mucho tiempo.

Siendo otra persona me estaría quejando de estar tanto tiempo sola pero, yo no.
De todos modos yo no pasaba tanto tiempo en casa para sentir su ausencia pero sí tenía los problemas suficientes para necesitar su apoyo.

Esperé pacientemente a que papá contestara pero hasta después de tres buzones él respondió.

—Hola, pa. —saludé.

—Hola, cariño. Eres Heather ¿no? —bromeó.

—Sí. —rodé los ojos.

—Oh, perdona que no te respondiera, no tenía tu número.

—No importa, ¿Cómo estás? —sonreí al otro lado de la línea.

—Bien, linda. ¿Tuviste algún problema con el director?

Debió molestarme que él preguntara eso pero no fue así porque casi siempre le llamaba sólo cuando tenía problemas o necesitaba dinero.

—No, sólo quería hablar contigo. —mantuve mi expresión.

—¿Sobre qué?

—Mi... Mi... —tartamudeé.

Tenía toda la intención de contarle acerca de mi alcoholismo pero al final estaba tan asustada al pensar como lo tomaría que decidí dejarlo para otro momento.

—¿Tu qué? —preguntó serio.

—Mis estudios. —solté.

—Oh, claro. Hace mucho que no hablamos de eso. ¿Ya has decidido una universidad?

—No, en realidad. Quería contarte que mis calificaciones han subido estos meses.

—¡Eso es asombroso! ¿Y cómo está tu madre?

Antes tenía la teoría que cuando mi padre me preguntaba sobre mi madre era porque iban a volver a estar juntos y me hacía mucha ilusión de niña. Pero la verdad era que sólo lo hacía cuando quería cambiar de tems o sólo por cortesía.

—No lo sé para serte sincera.

—¿Te ha dejado mucho tiempo sola otra vez? —mi padre jadeó.

—Da igual teniendo en cuenta que a ti no te veo desde los 15. —suspiré.

—Heather, ya hablamos sobre esto.

Y justo cuando me empezaba a parecer que tuve una buena charla con mi padre, comenzamos a discutir. Ahora entiendo porque no hablaba mucho con él.
Mi padre pensaba que sólo mi madre debía hacerse cargo de mí y estaba harta de eso.

Una picazón y gran ansiedad comenzó a recorrer mis brazos, empecé a rascarme frenéticamente. Tuve que colgarle a mi padre a mitad de sermón familiar, cosa que después disfruté ya que el había hecho eso conmigo en el pasado.

Una sensación recorrió mi garganta y de pronto, moría porbun trago. No lo entendía, era como si todo este tiempo mi sed se hubiera contenido y decidió salir de golpe ese día.

No sabía que hacer para controlarlo, estaba fuera de mí; lloraba con desesperación y aún me sorprendía como pude cambiar de ánimo tan rápido; tal y cómo Michael.
Decidí sucumbir finalmente a aquella densa sequedad dentro de mi garganta. Tomé de mi alacena una gran botella de vodka y sin importarme nada más bebí varios largos tragos.

Narrador Omnisciente.

Heather subió a su habitación con botella en mano aún con lágrimas en los ojos, para este punto ya no sabía lo que hacía ya única parte consciente de ella no quería parar porque hace tiempo que quería hacer eso.

Se tumbó en la cama y simplemente abrazó la bebida sintiendo como poco a poco se iba poniendo más ebria.

—Extrañaba esto. —murmuró entre risas para sí misma.

(...)

Heather abrio abrió los ojos con dificultad al escuchar como tocaban la puerta principal. Al darse cuenta que estaba abrazada de la botella, ella furiosa la estampó contra la pared.
Tomó sus zapatos que se encontraban tirados al otro lado de la habitación, después comenzó a bajar las escaleras una a una.

Ya estaba muy oscuro, pasaban de la medianoche, le causaba curiosidad saber quien podría ser. Abrió la puerta y una media sonrisa se formó en su rostro.

—Hola. —ella saludó.

—Hey. —dijo Michael.

Ella estaba impresionada ya que no esperaba verle después de una semana de no saber nada de él.




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