—Él sabe que estamos aquí —dije intanto tranquilizar mi respiración.
—Mierda —dijo Karolina intentando disimular su miedo —¿Y qué hacemos? ¿Vigilamos la puerta para que no entre?
Loren la miró incrédula —¡Tonta! Esa cosa no necesita una puerta para venir hasta aquí.
—¿Entonces vigilo la ventana? —dijo señalando el pequeño ventiluz.
Yago bufó por lo bajo —¡Esa cosa traspasa paredes Karo! ¡Paredes! —dijo golpeando un muro con la palma de su mano —Cosas sólidas, de material ¿Entiendes?
Sacudí mi cabeza y los interrumpí —Chicos no sirve de nada que discutan, por el momento no creo que venga —mordí mi labio inferior —Nunca se hizo presente cuando estoy con alguien más.
Lion hizo un ruido con algunas cajas, lo cual llamó la atención de todos.
Las dejó sobre una mesa vieja y maltratada que se encontraba en el centro del lugar.
Todos largamos una pequeña tos seca, debido a la cantidad de polvo que largó la caja que vaya a saber cuantos años lleva guardada.
Nos colocamos en una ronda y comenzamos a leer los registros de toda mi familia.
—¿Y qué buscamos exactamente? —dijo Loren viendo algunas fotos que acababa de encontrar.
Me encogí de hombros —No estoy segura, ¿algo inusual?
Yago río por lo bajo —¿Y cómo sabremos cuando algo es inusual?
—Traten de buscar coincidencias entre los familiares, entre los familiares y Vania, muertes, tipos de aspectos, historias, lo que sea sirve —dijo Lion muy centrado entre los papeles viejos y antiguos —Luego una vez que terminemos reuniremos todo sobre la mesa y veremos. Aunque antes... —se volteó hacia mí —Vania, ¿nos podrías dar una descripción rápido de...esa cosa?
Apreté mis labios algo nerviosa —Es de estatura mediana, tiene los huesos de sus pies y manos muy flacos y estirados —cerré mis ojos e intenté pensar en su rostro —Tiene una boca fina y larga, sus ojos son grises, su cabello es negro azabache, tiene una mandíbula exageradamente marcada, es de postura encorvada y su piel es extremadamente pálida —en cuanto abrí mis ojos todas sus miradas estaban puestas en mí. Puede notar la tensión que se generó por un momento, pero enseguida todos nos pusimos a revisar los papeles.
—Tengo hambre —dijo Yago luego de unas horas sin parar de buscar y leer.
Todos bufamos algo cansados, y sin pensarlo, pusimos las posibles coincidencia con mi caso en particular.
Fruncí mi ceño intentando concentrarme, y no saltarme ningún tipo de información.
—Aquí no hay nada sirva —alcé mi mirada para encontrarme con el rostro enojado de todos mis amigos —Gracias por buscar ¿supongo?
—¿Supongo? —dijo Katerina descansando la mano en su nariz —¿No crees que tu tatarabuelo puede tener algo que ver? Digo, por algo fue a prisión.
—Él mató a un ciervo en un lugar donde estaba prohibido la caza —me crucé de brazos —Y a mí me persigue una entidad con forma humana, no un ciervo malévolo en busca de venganza.
Aún así seguí leyendo por las dudas, todavía tengo esperanzas, y me aflige mucho no encontrar algún tipo de coincidencia con lo que me está pasando.
Lion en un momento me pregunto si podría hablar con esa tal entidad, pero claramente no puedo. Lo único que hace es aterrorizarme, y en esos momentos me paralizo. No me imagino entablecer algún tipo de conversación, eso era antes cuando era más pequeña, y él era realmente mi amigo, o por lo menos eso pensaba yo.
Dentro de unas horas mis padres vendrán a casa, por lo que comenzamos a ordenar todo rápidamente.
Tengo ganas de llorar, y de gritar a todo pulmón. Estoy enojada por sentir que no avanzamos nada.
Lo único positivo de hoy, fue que ya no estoy sola en ésto. Tengo amigos que me escucharon, supongo que fue mi culpa por subestimarlos, ya que pensé que me iban a ignorar o reír de mí.
—Seguiré viendo formas para ayudar —dijo Lion con su mirada preocupada —Ya no estás sola Vania, me tienes a mí, a nosotros.
—Si, y ésta vez no más secretos ni mentiras —dijo Yago alzando su dedo índice —Si lo vuelves a ver a ese maldito nos avisas, y si necesitas que algunos de nosotros nos quedemos, tú sólo tienes que pedirlo.
Asentí lentamente con una media sonrisa —Gracias chicos, de en serio.
—Nos vemos mañana Vania, acuérdate de llevar una botella de agua que mañana nos toca educación física —dijo Loren con cara de pocos amigos —Si, que divertido —dijo fingiendo emoción con sus brazos.
Reí por lo bajo y me sorprendí cuando Lion me dio un abrazo de forma rápida y medio torpe.
Él nunca se expresó de ésta forma, y me dejó sin palabras.
Obviamente se lo correspondí y sin más que decir se fue camino a su auto.
Esperé a que todos se fueran, y luego cerré la puerta con llave.
Suspiré profundo y subí las escaleras directamente a mi cuarto.
Me siento bien por tener su apoyo, pero no se si realmente les contaré cada vez que veo a... esa cosa, es decir, sería cansador y sinceramente no me gusta hablar de mis experiencias con aquella entidad.
Me recosté sobre mi cama, y abrí un álbum de fotos que estaba sobre mi mesa de luz.
Sonreí al verme con mi hermana abrazadas mientras soplamos las velas del pastel en nuestro cumpleaños. Luego había otra en donde Heather me está pintando (no muy bien) con todo el maquillaje de mamá, allí habremos tenido unos siete años.
Seguí pasando las fotos y me paralicé al ver semejante obra.
Pasé la yema de mis dedos por el rostro de Heather, la cual está toda tachada con rasguños.
Funcí mi frente y seguí pasando las fotos, y todas seguían igual. Con el rostro de mi hermana totalmente tachado.
Arrojé el álbum al suelo y me recosté abrazando mi almohada. Siento unas lágrimas tibias que se deslizan por mis mejillas, y un pozo negro de culpa que crece cada vez más en mi pecho.
Un ruido hizo que me alertara y me quedé quieta sin hacer ningún tipo de movimiento.
Sentí unos pasos en el pasillo, y luego el ruido de la puerta de un armario (el del cuarto de mi hermana)
Me armé de valor, y caminé de puntillas hacia el lugar de donde provenía aquel ruido.
Abrí la puerta haciendo que rechine sobre el suelo, y rápidamente encendí la luz. Un frío repentino recorrió todo mi cuerpo y me estremecí.
Me senté sobre la cama que era de mi hermana y me quedé mirando fijamente el armario.
Sentí unos rasguños desde el interior, y cada vez se hacían más fuertes. Hasta que se detuvieron en seco.
Editado: 05.09.2020