Era un típico sábado por la noche para mí, no me había cambiado el pijama y no me había movido de delante del televisor en todo el día. El lunes comenzaría el nuevo ciclo escolar y estaba feliz con mi trabajo. Me había mudado hace dos años a la gran ciudad huyendo de mis padres y de un exnovio que quería que fuera la típica ama de casa. Mis padres no estuvieron felices al saber mi decisión, al contrario, se molestaron mucho y estuvieron de acuerdo con que me fuera.
Mientras me lamentaba por comer otra noche helado de mora y no cuidar de mi salud, veía un programa de televisión. Mi cuerpo no me gustaba, no estaba gorda, pero tampoco delgada. Tal vez si hacía ejercicio podría verme mejor, pero no era lo mío. En realidad, yo estaba algo perezosa para ese tipo de actividad. Prefería cosas más convencionales como leer una novela con una taza de café o té o simplemente ver una de esas películas clichés o cómicas en mi ordenador. En ese momento decidí informarme. Al parecer aún no era hora de las noticias, esperé un momento o cambiaría a las caricaturas que me parecían la mejor opción. Mañana me dedicaría a prepararme para el primer día de clases. Enseñaba en un prestigioso instituto a niños de diez años. Era la única de mis hermanas con un título universitario y una cantidad de hijos cero.
Cuando las noticias empezaron, me levanté y dejé el helado en la nevera. Volví al sillón y en la tele pasaban los titulares, muertes, robos, nuevas alianzas políticas, nada nuevo se dijo. La farándula, en cambio, anunció una gala de beneficencia donde irían grandes personalidades del espectáculo, algunos empresarios entre los cuales destacaba el soltero más codiciado del país, Elijah Hoffmann. Me quedé embobada, era un hombre muy guapo, pero sabía que un tipo así nunca se fijaría en mí. Era el hombre más poderoso de la ciudad y del país. Miré a la mujer que lo acompañaba, era perfecta. Me miré a mí misma y a mi pijama toda sucia y decidí dejar de soñar.
Lunes por la mañana recibí a los niños con mucho entusiasmo. El primer día tenía que ser espectacular para ellos. Daba algunas normas y después hacía presentarse uno a uno. Tenía veinte niños en mi salón y había más niños que niñas. Anoté los nombres de todos para hacerles gafetes hasta poder aprender sus nombres. Cuando sonó la campana, me despedí de los niños, pero uno quedó al final. Tenía el cabello rubio opaco ondulado. Me sonrió y vi que le faltaba un diente.
—hola — en se acercó con su maleta — fue un gran día, Ben
—señorita Ariadna, es muy bonita — dijo, le sonreí
—gracias tú eres muy guapo, pero será mejor vayas rápido, tus padres deben estar esperándote — él sonrió
—nos vemos mañana señorita Ariadna — yo sonreí y él salió corriendo
Sofía era mi única amiga en la ciudad, aparte de ser mi prima era gerente comercial en una de las compañías Hoffmann en el centro siempre se juntaban en la cafetería de la esquina de su casa para contarme su semana, esa semana era tranquila para Ariadna, pero para su prima parecía que fue su semana más difícil.
—es que ese hombre está loco — dijo al apenas llegar — quiere que saquemos cosas de donde ya no pueden salir más, estoy…, estoy muy frustrada créeme, es guapo y todo, pero a veces uf es muy difícil a veces es un poco paranoico, creo es por estar mucho tiempo con su hermano — la mire dudosa — hay lo siento Ari, pero estoy superestresada mejor cuéntame, como ha sido tu semana, debió haber sido mejor que la mía — dijo
—bueno sabes que las primeras semanas no son tan fuertes — ella sonrió
—tú y los niños — dijo — deberías tener uno propio — bufé — en serio eres muy buena con los niños, ahora no es necesario casarse sabes
—sabes que eso nunca entro mis planes, solo mírame, no tengo vida social, mi sillón es mi mejor amigo — tome el vaso de jugo — y no hay una persona en este mundo que se fije en mí, solo mira mi cabello — mi cabello era algo así ondulado y lacio, castaño, con reflejos ámbar
—tu cabello está bien y si tienes muchos prospectos, solo que tú no le das una oportunidad — bufé
—ese no es mi vida, yo ya me resigné a vivir sola — dije — hasta estoy pensando en comprarme un perro — ella se rio
—Ari, sé que tus padres te traumaron, pero estar con alguien no es malo, tampoco es malo estar solo, pero ahora puedes experimentar — dijo
—eres la mejor, pero no estoy de ánimos para una relación — dije
La fiesta de navidad estaba cerca y corría por toda el instituto para que todo saliera bien, llegue a la sala de maestros y revisar algunos papeles
—pareces muy atareada — era Erick el maestro de la otra clase crees que tienes todo muy controlado
—si, solo que hay algunas cosas que quiero que salgan bien en la presentación y aún me faltan dos niños que no llegan y tengo que… — él se sentó alado mío
—creo que estará bien, porque mejor no nos tomamos un café antes de empezar — dijo, mire los papeles y asintió
—debería darme un descanso — dije y me pare
Después de la presentación de toda la escuela, cada grado fue a sus aulas, los padres revisaron cada trabajo de sus hijos y el progreso
—profe Ari, le traje este regalo de navidad — le dio una linda caja
—usted debe ser la profesora Ari, mi hijo me ha hablado mucho de usted, es muy guapa, más de lo que imaginaba — voltee a ver al hombre que era igualito a su hijo
—señor Hoffmann, es un gusto conocerlo — dije y extendí mi mano, él la beso
—será mejor que nos vayamos, Colín — una mujer apareció detrás de él
—claro cariño, solo estaba conociendo a la maestra de nuestro hijo — me sonrió
—que tengas una linda navidad Ben — le dije al niño —y gracias por el regalo — le di un beso en la mejilla y él se puso rojo y se fue con sus padres
—¿padres difíciles? — negué
—algo raros, pero nada fuera de lo común — respondí