Huyendo al Cucaani

Capítulo 1: La reunión

Huyendo al Cucaani: Una historia que mezcla la ficción con la realidad. Utilizo algunas palabras en Guaraní. La traducción la encontrarán al final.

Enero del 2017. El mundo había cambiado tanto, que saber, pensar, investigar, se había vuelto pecado. La mayoría de las universidades, para mí, solo estaban como pantalla; hacer algo nuevo, descubrir, ocasionaba disgusto al Gobierno, que buscaba ya sin disimulo dominar a la población paraguaya, población que por historia fue una nación heroica habiendo atravesado por tantos episodios de lucha: la primera fue por la Independencia del yugo español en 1811; a partir de esa revolución de mayo, Paraguay lograba administrarse a sí mismo; luego sobrevivió a dos penosas guerras, una mucho más fatídica que la otra: La Guerra Grande, Guerra Guasú, o Guerra de la Triple Alianza, o Guerra del 70, y la Guerra del Chaco, contra Bolivia, respectivamente. En la denominada guerra de la Triple Alianza, la coalición de Brasil, Argentina y Uruguay se habían enfrentado a nuestra nación. Existen varias teorías con relación a los detonantes del conflicto. Por un lado, atribuyen a los intereses del Imperio británico, mientras que, por el otro, responsabilizan a la provocadora política del entonces presidente paraguayo, el mariscal Francisco Solano López, sobre los asuntos rioplatenses. Lo cierto es que la contienda se desencadenó tras la captura de un buque mercante brasileño por parte del ejército del mariscal, quien decidió ayudar al Partido Blanco del Uruguay en el marco de la Guerra Civil que lo enfrentaba con el Partido Colorado de ese país, el cual era apoyado por el Brasil. López había advertido a los gobiernos de Brasil y la Argentina que consideraría cualquier agresión al Uruguay «como atentatorio del equilibrio de los Estados del Plata». Fue así que el 12 de noviembre de 1864, en represalia por la invasión brasileña a Uruguay, el gobierno paraguayo se apoderó de dicho buque, así como del gobernador de la provincia brasileña de Mato Grosso, dando inicio a la desoladora guerra contra el Paraguay. 


Para mí, la ambición y la envidia, aunque muchos no quieran admitirlo o no estén de acuerdo, fueron otras de las causantes del enfrentamiento. Según cuenta la historia, Paraguay atravesaba por un momento próspero antes de la Guerra Grande. La primera línea ferroviaria, los primeros telégrafos y la primera fundición de hierro de toda Sudamérica se instalaban en Paraguay, así como la existencia del Yporã, uno de los primeros buques del continente, desde la Independencia, cuyo itinerario antes de ser utilizado en la Guerra Grande para el traslado de las tropas, fue Asunción – Buenos Aires. Paraguay era un país sin desempleados ni deuda externa. También la educación era obligatoria y gratuita. Todo apuntaba a que nuestra nación se convertiría en un punto de referencia en la economía a nivel mundial, y ello, de seguro, causaba molestia en algunos de sus vecinos. 


La Guerra Guasú ha sido la contienda más fatídica que hemos sufrido como paraguayos, nos dejó en una ruina terrible; sus consecuencias fueron sociales, económicas, demográficas y políticas. De esa ofensiva, creo, jamás nos recuperaremos. Hasta hoy me pregunto si aquellos “ilustres” que la incitaron han recibido o no el perdón de Dios. Cargan con la desaparición de más del 70 % de la población paraguaya; por si fuera poco, el 90 % de su población masculina adulta quedó exterminada. Estas cifras hicieron que la misma sea catalogada como la guerra más mortífera en la historia de América Latina. Ya en la posteridad, tras revisarse más hechos de la Guerra, la consideraron como una "guerra de exterminio" del pueblo paraguayo. Además, mi país se vio forzado a ceder territorios al Brasil y la Argentina, y a pagar indemnizaciones económicas. Realmente gracias a Dios, a sus valientes mujeres, y a sus supervivientes, Paraguay no terminó acabado en el 70. 


- “La población masculina casi había desaparecido de la faz de nuestra tierra guaraní, quedando las mujeres al frente de nuestra sufrida nación. ¡Y de los niños que fueron enviados a luchar ni hablemos! Tan espantoso episodio recordamos cada 16 de agosto, y la verdad, siempre me pregunto por qué festejamos año tras año en esa fecha el Día del Niño. No fue un hecho feliz, fue un hecho tan cruel”, cuestionaba siempre mi madre, doña Felipa, cada mes de agosto al recordar la batalla de Acosta Ñu, mientras preparábamos chocolatada para los niños del barrio. Después de todo, los infantes no tenían la culpa y cada vez que podíamos le brindábamos en casa una merienda por el Día del Niño. 


Existe una canción patriótica popular muy emotiva que la cantábamos en la escuela recordando a aquellos niños y jóvenes mártires que dieron su vida por la Patria. La letra, fue compuesta por Federico Riera y fue musicalizada por Emilio Biggi. Cada vez que tengo la oportunidad de conversar con personas de otros países les invito a que la escuchen desde las plataformas virtuales. Cada párrafo desglosa heroísmo y dolor. Me da pirî siempre, sin importar cuántas veces la oiga.


… “Allá en mi tierra bordeando el monte
Se extiende el campo de Acosta Ñu
Llano florido que en su silencio
Recuerda aquella Guerra Guasu.

Cruzan sus valles viejas trincheras
Llenas de gloria tradicional
Como el setenta se alzan las sombras
De aquellos bravos del Paraguay.

Yo quisiera cantarte tu heroico pasado
La gran epopeya de un pueblo viril
Pedacito de tierra color de esperanza
Reliquia de gloria y honor guaraní.

Jukyry va surcando tu valle dormido
Fue el mudo testigo de tu kurusu
Y en cien luchas tenaces, su cruel resistencia
Pusieron los héroes de tu Acosta Ñu.

Pechos de acero y corazones
Escalonaron py´a guasu
Y hasta los niños de sangre joven
Dieron en aras de Acosta Ñu.

Niños, ancianos, todos cayeron
Al juramento de "antes morir"
Solo una cosa quedó en su puesto
La raza heroica del guaraní” …




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