Huyendo del Amor

¡Ahora sabrás quién manda!

Intente mantener mi bocota en silencio mientras se marchaba, juro que lo intente, pero no pude evitar bajar un poco su ego de “machito alfa”

-Por cierto Axel- él se gira confundido y con un brillo de esperanza, plantando en su cara una sonrisita arrogante. 

-¿si?- Muerdo un poco el interior de mi mejilla para no estallar en risas.

-¿En serio es tan arrogante para pensar que todas las mujeres caerán a sus pies?-

Su bella mandíbula se aprieta y se vuelve a girar.

-¿En serio piensa que una mujer como usted me podría interesar? ¡maldita bruja!-

Esto último lo dijo refunfuñando, esto último lo dijo con la intención de que yo escuchara por "accidente"

¡punto para él! ¡maldición! eso dolió. No me importa y lo del cambio de equipo va en serio. No pienso aguantar un tipo de esta calaña cerca de las chicas de mi equipo, las necesito concentradas no actuando como adolescentes enamoradas. 

---------------------

-¡Vamos josé! por favor, me dijiste que podía contar contigo. ¡No me hagas esto!-

Estoy en la oficina de mi adorado jefe haciendo una especie de pataleta de nena pequeña porque no se le da la gana de cambiar al “pecado andante” de grupo. Lo necesito fuera pero no me animo a contarle lo sucedido. Él solo tiene que entender que esto no lo hago por capricho, no del todo. ¡fuera cual fuera la razón! el debe estar de mi lado ¡y dice llamarse algo así como mi amigo! 

-Norma si me dices qué fue exactamente lo que pasó puedo encontrar alguna razón para lo que estás haciendo. Recuerda que aquí las decisiones no las puedo tomar arbitrariamente. - Dice a la defensiva. ¡maldición! si  le cuento…. ¡No! de eso ni hablar. no quiero que tenga más motivos para creer que lo que hago es un mero capricho o algo. Pero bueno, ya está. No pienso rogar más.

Salgo dando un portazo. 

------------Narrador omnipresente----------
José mira la puerta con satisfacción. Había escuchado lo sucedido en la oficina de ella cuando, al verla tan distante, decidió seguirla  para averiguar lo que ocurría, luego escuchó como ponía el seguro en la puerta. Iba a darse la vuelta e irse hasta que escuchó la voz de un hombre del otro lado. Su curiosidad fue más grande que cualquier acto bondadoso hacía la privacidad así que, extrañado y diciéndose que al ser el jefe debía estar enterado de todo. Pegó su oreja a la puerta cuál vieja chismosa Consiguiendo escuchar con claridad todo lo que se decía del otro lado y consideró que a pesar de lo arrogante que sonó el chico no era malo. No había ni  un solo comentario de comportamientos indebidos con ninguna empleada, cosa rara en una empresa donde cada día había un chisme nuevo y además según sabía trabajaba para ayudar a su madre enferma. “Es un buen chico, solo algo torpe” pensó cuando aquella sarta de idioteces traspasó la puerta. Norma, que además de su jefa era una mujer tan arisca debía ser abordada con toda la delicadeza posible. Debía ser abordada sutilmente, sin demostrar tus intenciones para no asustarla. 

Él no pensaba interferir, como había sugerido su esposa, pero estaría muy feliz cuando el chico se percatara de de sus errores y los corrigiera.  No pensaba quitarle la oportunidad a Norma de que por fin se dejase conocer por alguien, de que alguien consiguiera bajar su guardia y acercarse. Empezar a echar abajo sus miedos, cosa casi imposible pero este chico trajo un poco de luz. Un hombre tan testarudo y primario como aquél, que no se dió por vencido a la primera y que no tiene pelos en la lengua para decir lo que siente era lo que se necesitaba en este caso. Alguien como él no es nada común en estos tiempo. ¡no señor!. Eran tan distintos que harían una pareja simplemente perfecta.
----------------- Narra Norma-----------

Saliendo de la oficina de José me encontré con Axel y aunque ahora me irritaba sobremanera su presencia debía informarle que seguiría haciendo parte de mi equipo pero que no lo quería cerca. Los tipos como él merecen un escarmiento.

-Axel, lo espero en mi oficina.- 

Digo cruzando el corredor de  entrada al ala este del edificio, donde se ubicaban los cubículos de los 7 integrantes del equipo. Con dos hileras de escritorios enfrentados, divididos por un estrecho pasillo que termina en la entrada de mi oficina. 

-Sientese - Digo nada más cruzar la puerta e interrumpiendo con un gesto de la mano cuando él ya abría la boca para a tomar la palabra. 

¡este imbécil va a saber quien esta al mando!

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.