-Como no debo explicar el motivo de su presencia aquí, iré directo al grano.- Le miro seriamente.
Él asiente.
-Bien, firme esto.- Le extiendo un memorándum por comportamientos indebidos hacia sus superiores.
¡En tu cara egocéntrico!
Firmó sin vacilar.
-Veo que estamos de acuerdo en que lo sucedido es algo demasiado inquietante. La empresa necesita un empleado que venga a trabajar no a ligar con la primera que se le pase por enfrente. ¡mucho menos con su jefa! Puede que usted sea del tipo de personas que busca un ascenso rápido pero lamento informarle que en esta empresa y con esta jefa no le va a resultar. ¿hasta aquí todo claro?- Pregunto arqueando una ceja y es que realmente necesito que lo entienda. Un escueto “si” sale a regañadientes de su boca.
-Bien, lamentablemente no hay ningún lugar disponible en otros equipos así que solo tenemos dos opciones. Una: usted se queda y promete comportarse como una persona normal, y con normal me refiero a que no se acercará a mí más de lo estrictamente necesario y, además, dejará de molestarme con esas miradas nada disimuladas de acosador loco.- hago una pausa, él mantiene el silencio y aprecio que lo haga, de verdad que lo hago- también le ofrezco una segunda opción, una que considero algo drástica: me entrega su carta de renuncia y le doy mi palabra que obtendrá de esta empresa la mejor referencia de todas.-
No dice nada, al parecer son dos opciones complicadas.
-¿y bien?- me siento algo incomoda con su silencio.
Aprieta sus labios, al parecer lucha por callar lo que realmente piensa, lo que realmente quiere decir.
Lo único que pronuncia es “la primera”
-Perfecto. Puede volver a su lugar de trabajo y espero que esto no afecte su desempeño.-
-por supuesto que no-Dice con voz misteriosa y una mirada intensa.
Algo me dice había un significado oculto trás su respuesta pero no lo encuentro. Aún estoy demasiado molesta como para pensar con claridad.
Agradezco que por fin esté obligado a mantenerse alejado.
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Mientras los días pasan mi guardia empieza a bajar, han pasado más de dos meses y Axel ha mantenido su palabra. Yo continúo trabajando, somos uno de los mejores equipos de la empresa y José se ha mantenido distante desde el episodio en su oficina. Poco o nada es lo que hablamos y a veces eso me resulta extraño. Un humor horrible me persigue últimamente y no entiendo qué sucede. Al parecer mis hormonas estan alborotadas y cada mis ataques de ira cada vez más inoportunos.
Pienso que probablemente sea una buena idea ir a algún bar, tomar un par de copas o algo. ¡No lo sé! quizá eso me calme un poco.
Hoy es viernes y ya he decidido a qué bar iré. Es uno cercano a mi casa con una onda bastante tranquila, pasan musica variada y hay mucho lugar en la barra así que puedo ubicarme lo más alejada de la gente que se pueda, al estar en un bar claro.
Luego de la 1 de la madrugada a ponen música bailable y eso me gusta. Es divertido ver a las parejas de aquí para allá, las escenas de celos, la gente que se besa con uno y con otro, me causa gracia y hace que me pregunte ¿qué puede ser aquello que tanto falta en sus vidas como para que el besar a un extraño les haga felices? sé que para algunos puede llegar a ser una pregunta tonta y tal vez sin sentido. Pero no para mí. Realmente no lo entiendo ¿cómo puede una persona sentirse bien solo con la cercanía de un cuerpo? Un cuerpo sin identidad, de alguien a quien no conoces y a quién no conocerás.
Ocupo el lugar más alejado de la barra y pido un “Cuba libre” haciéndole señas al barman para que ponga un poco más de ron que coca.
Pasan las horas y empiezo a sentirme mejor. El alcohol hace efecto en mi sistema nervioso. Todo parece importar menos, todo me causa gracia. el rojo de las luces junto con las sombras que proyectan las luces de la pista hacen que piense en una caverna con muchas luciérnagas de colores. Me rio de mis propios pensamientos y lo ridículos que suenan aún sin salir de mi cabeza.
Un par de tipos intentan acercarse pero se topan con mi mejor cara de culo y desisten antes de decir “hola” o algún piropo sin sentido.
A eso de las tres de la mañana decido que ya fue suficiente. La música y el alcohol han conseguido despejarme un poco. Debería salir más. El encierro me tiene con el ánimo cambiante y el humor más negro de lo usual. Quizá mañana valla a alguna plaza con un buen libro como compañía. Hace mucho no hago algo de ese estilo y suena realmente bien.
Vuelvo a mi edificio en Uber, pago y cruzo la portería sin incidentes hasta que, a unos metros de la puerta de mi departamento veo un bulto en el suelo.
¡Qué raro! no conozco mucho a mis vecinos pero juraría que hasta hace poco tiempo allí vivía una mujer mayor muy simpática que me dió la bienvenida al lugar e intentó acercarse en algunas ocasiones, topandose con mi fachada de "ni te acerques" ella no se dió por vencida muy fácil pero luego de unos meses por fin desistió. Puede ser que se haya mudado o ¡¿será un asaltante?!
Me reprendo mentalmente. Debo dejar de ser tan paranoica, además, lo que hagan los demás no es mi problema.
Estoy por girar la llave y entrar en mi hogar cuando, un movimiento de aquél “bulto” llama mi atención. Resulta que se trata de una persona tirada el piso
No-puede-ser.
--¿¡Axel!?
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Editado: 09.10.2023