Huyendo del Amor

¿Y Ahora Qué?

No-puede-ser.

--¿¡Axel!?

¿qué este tipo tiene algo con el piso? vive allí tendido. ¿Qué se piensa que es?¿La versión masculina de la bella durmiente o de alguna princesa en apuros?

El bulto de lo que ahora sé es un ser humano, el mismo ser humano que no quiero cruzarme nunca emite algo parecido  a un gemido-ronquido bastante extraño.

Seguramente está borracho así que no pienso ayudarle. Por qué me preocuparia de lo que pase a un borracho?

-¿N-Norma?- ¡Arghhh! ¿por qué carajos abrí la boca cuando lo ví? giro los ojos resignada y le miro.

-Es bastante irresponsable volver borracho y a demás en estas condicione…-Me quedo muda al fijarme mejor  en su estado, tiene algo de sangre en ambos pómulos y uno  ojo completamente hinchado oculta el párpado. 

¿Pero qué carajos?

El emite otro quejido y se abraza con más fuerza en el piso.

-N-no pue-do entrar... ella..- respira hondo e intenta concentrarse. Al parecer le cuesta mucho hablar.-mamá no me puede ver así.-

Me cruzo de brazos. El único que ha estado en mi departamento es José y en una ocasión su mujer y no quisiera ampliar esa lista. 

El tipo tose y un poco de sangre vuela desde su boca cayendo en el piso.

Se escucha el sonido de las trabas de la puerta siendo manipuladas, su madre está por abrir la puerta. No lo pienso mucho, aquella mujercita algo rechoncha y de cara bonita es mayor y no creo que sea bueno para su salud  ver a su hijo tendido en el piso y en las condiciones que está.

¡Maldición! Uso mi muy amada fuerza para ayudarle, cuesta un poco pero por Fin logro que se ponga de pie, caminamos torpemente hasta mi puerta y creo que su madre nos va a ver pero

¡Justo a tiempo! abrí rápidamente la puerta de mi departamento pero antes de cerrar la puerta salió la ancianita preguntando de quién se trataba.

Doy unos cuantos pasos más y dejo caer el débil cuerpo sobre el sillón negro que está cerca a la puerta. 

 Creo que la delicadeza no es una de mis virtudes, creo que lo arrojé muy fuerte y aunque el sillón es bastante blando al caer sobre él Axel  gime como si le hubiera enterrado un cuchillo en la espalda. 

¡Dios qué pensaría su madre si le viera!

Asomo un poco mi rostro y luego el cuerpo. 

Pienso rápido y creo que la mejor excusa es…

-L-lo- siento-arrastro cada letra como si hubiera bebido una cantidad inhumana de alcohol.-Se-señora, ¡HIP!- estoy aprendiendo muy bien esto de mentir, ya hasta siento que me podría dedicar a la actuación, lo hago tan bien que  me empiezo a emborrachar de verdad-me equivoqué de puerta. Perdón- observo el piso como si  allí se encontraran los secretos de la vida. 

-¡ohh! ya veo querida ¿Estás bien?- ¿por qué carajos la gente no puede conservar su distancia cuando habla?¿o acaso yo tengo un cartelito que dice “ven aquí, dinero gratis” colgado en la frente? La ancianita se acerca y no puede evitar notar las manchas de sangre que quedaron sobre mi remera blanca al ayudar a su hijo. ¿Sangre y blanco? ¡por supuesto, la mejor combinación!-¡ohh querida!  eso es sangre, yo hice un curso de enfermeria, ven vamos a mi casa- Me toma de la mano e intenta llevarme con ella. Mi auto reflejo es retroceder. ¿ya mencioné que no me gusta el contacto? ella me mira sorprendida por esa extraña reacción. Yo sigo retrocediendo de espaldas  hasta llegar a mi puerta que continúa semi-abierta. 

-No, no se preocupe. A veces me pasa. Estoy bien. Muchas gracias- Cerré la puerta antes de terminar de hablar pero algo habrá escuchado.

Me quedo de pie junto a la puerta intentando decidir qué hacer con el hombre herido en mi sillón. 

¿Debería llamar una ambulancia?

No me atrevo a mirarle aún, estoy todavía mirando la puerta, creyendo que mágicamente allí van a estar las respuestas que necesito

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