Huyendo del Amor

INSUFRIBLE

Carraspeo ¡carraspeo! no-puedo-ser-tan-tarada

“¿Así o alguna otra estupidez?” me  pregunto a mí misma. 

Y bueno ¿han escuchado que una situación siempre puede ser peor?

¿¡Para que carajos pregunté!?

Siento cómo mi cara se tiñe aún más de rojo cuando el botiquín cae de mis manos  haciendo el mismo ruido que ese maldito cubierto que  te deja en evidencia cuando quieres robar comida del refrigerador a la madrugada e incluso diría que fue peor ¡Maldición!  además de dejar en claro mi ya evidente nerviosismo también quitó todo el valor y la dignidad que tenía para hacer como si su comentario anterior no me hubiese afectado. 

Pero es que ¡vamos! no sé si ofenderme por sus palabras, tan justas para hacerme pasar vergüenza pero tan sutiles para hacerse el desentendido, para impedirme negar lo evidente. Que estaba mirando como boba su increíble figura.

¡Arghhh! ¡me saca de mis casillas completamente!

Pero bueno, ya que no puedo hacer nada para remediar esta situación vergonzosa opto por la mejor solución. Ninguna. ¡Sí! ninguna. No pienso decir absolutamente nada que pueda ser usado en mi contra ¿es así no? o lo que sea. El silencio es mi mejor opción y mi mejor aliado. Caso cerrado. 

-Bueno chico mira no sé qué hacer en estás circunstancias así que dime ¿puedes moverte o necesitas que te ayude a sentarte  así empiezas con las curaciones?- Ruego por dentro para no tener que tocarlo.

-No, no te preocupes. Solo necesito un rato para  recuperarme antes de volver a mi casa-Dice y luego un gesto de dolor se plasma en su rostro. ¡sí claro!  si eso es estar bien entonces que saquen a todos los pacientes del hospital. Dejo pasar el hecho de que me esta tuteando cuando tiene MUY en claro que detesto que lo haga ¡Hombre testarudo!

Tienes dos opciones ahora mismo, uno- levanto mi dedo índice poniéndome de cuclillas a su lado, ladea un poco la cabeza y nuestras narices casi se rozan, puedo sentir su calor y un cosquilleo, una especie de bálsamo tranquilizante recorre mis venas calmandome un poco, esto me asusta. trato de pasarlo por alto.-Te levantas e intentas curarte tú mismo o dos- levanto otro dedo frente a su rostro- llamo en este mismo instante una ambulancia y puede que hagan tanto ruido afuera- Señalo la ventana a sus espaldas que justo da a la entrada del edificio lugar al cual su departamento también tiene acceso-que tu mamá va a curiosear y ¿qué pensaría si te viera?- No es que me importe mucho pero no quiero perder a un buen empleado, o peor, que este además termine desmayado aquí o algo peor.-¿cuál eliges?

 -¡Está bien!está bien, voy a dejar que me cures- suspiro tranquila por fin y me dirijo rápidamente al baño antes de que se arrepienta, estoy con las manos en el aire, a centímetros del botiquín cuando proceso las palabras que dijo el muy aprovechado.

“voy a dejar que ME-CURES” ¿en serio? ¿se piensa que voy a  ir, desvestirlo y curarlo? ¿como si fuera enfermera? Si claaaro ¡Sigue soñando querido!. Ni es mi profesión ni me apetece estar tocando a un tipo cualquiera en el medio de mi departamento después de salvarle de su mamá. ¡él debería darme un masaje de pies por lo menos! me dañó por completo el buen humor que recuperé en el bar. 

Ya en la sala él está de nuevo completamente boca arriba sobre el sofá con uno de sus brazos flexionado cubriéndole de la luz. Me paro a su lado y sin dejar de mirarlo, apoyo con más fuerza de la necesaria el pequeño botiquín sobre la mesita de té, haciendo que el pedazo de patan termine sentado de golpe y con una muy notoria cara de dolor. 

Mi risa malvada imaginaria hace eco en cada pequeña parte de mi cerebro, bien merecido te lo tienes. La curiosidad me mata pero no pienso preguntarle acerca de lo sucedido. Cada cual con sus asuntos. Ese es mi lema.

Me voltea a ver indignado, recostando sus manos tras la espalda a  modo de apoyo.

-¿Se puede saber por qué demonios hiciste eso?- Su voz calma lo dice todo. En mi opinión está conteniendo los insultos que seguramente quiere gritarme en todos los idiomas.

Me encojo de hombros como toda inocente haría.

él entrecierra los ojos y luego suspira para después sentarse completamente bajando los pies de los almohadones.

¡Gracias! no quiero que se ensucien más de la cuenta.

Está bien! ¡como sea! soy todo tuyo- flexiona ambos brazos hasta dejarlos tras la nuca recostando se de lleno en el respaldo del sillón.

¡Dios! ¡es malditamente insufrible! mi mano mental restriega mi cara mental con resignación.

 




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