Axel sale de la pieza, veo su perfil y noto el momento exacto en que siente mi presencia. Todo pasa demasiado rápido y por más que quiero sé que no llegaré al baño así corra a toda velocidad, no sin antes darle un muy buen vistazo de mi trasero.
-Norm…- ¡valla! ¡que disimulado!- ¡waooh, waoohh!- Sí claro, eso me hace sentir mucho mejor; por lo menos sé que mi cuerpo no le desagrada. ¡como si me importara!
-Ya cúbrete los ojos si no quieres que empareje tu otro ojo- a pesar de estar enfadada no puedo evitar hallar cierta gracia mi comentario. Una risa malvada hace eco en mi mente. ¡Sí señoras y señores! la mitad del rostro de este chico está tan inflado que cualquiera le confundiría con un globo, mientras que la otra resalta con un rojo escarlata y violeta oscuro, hematomas ¡valla paliza que recibió!.
Mi amenaza vino como anillo al dedo.
Me pregunto…¿cómo se vería con el otro ojo hinchado?. ¿y si lo averiguamos? susurra la pequeña voz malvada de mi mente. Sacudo la cabeza y me planteo seriamente visitar un psicólogo, está bien que hablemos con nosotros mismos de vez en cuando ¿pero esto? que dos voces distintas vivan peleando en mi interior ya es el colmo.
¡En cualquier momento terminaré en un manicomio si no me mantengo alejada de este tipo tanto como pueda.!
-Señora supervisora le prometo que estoy haciendo todo lo posible por mantener mis ojos cubiertos, pero su presencia y su hermoso cuerpo no ayudan- Susurra con voz ronca. ¡Me está fisgoneando por una abertura entre sus dedos! ¡Pedazo de depravado!
Con la poca integridad que me queda entro tan rápido como una flecha en mi habitación. Me visto y maquillo y, aún así, el sonrojo en mis mejillas se mantiene presente; como un tatuaje evidenciando mi vergüenza.
No pienso permitir que piense ni por un segundo que estoy avergonzada, por más que quiera esconderme bajo la cama en este momento. Levanto la barbilla parandome muy derecha.
Hora de enfrentar todo esto.
Al salir de la habitación encuentro a Axel con dos humeantes tazas de café en mano. Punto para él.
¡waohh! abro amplio los ojos cuando veo la mesada, hace mucho que no desayunaba como la gente. En realidad no recuerdo si alguna vez lo hice, por lo menos de esta manera. Una puntada en el pecho hace que me sienta algo extraña, no sé por qué y tampoco sé si lo quiero averiguar. Es todo tan extraño par mí desde que este tipo apareció. Como sentirme girar y girar descontroladamente en medio de la nada buscando un norte, un ancla ¡algo! que me ayude a equilibrar mi vida y volver a la calma...
Desearía con todo el corazón tener el control de mis sentimientos, el control total de mi mente para que pequeñas cosas como esta no me afecten de la manera en que lo hacen.
Maldita sea que haria hasta lo imposible por conseguirlo, pero sé que es imposible. LLevo toda la vida intentándolo y cuando creo que lo estoy logrando cosas como está pasan.
Siempre hay alguien, siempre una persona consigue infiltrarse sigilosamente, atravesar tus murallas; esas que tanto tiempo llevas queriendo mantener en pie. Solo llegan y lo echan todo a perder. ¡maldición! Estoy agotada.
-Creo que el desayuno es lo menos que podría haber hecho- Sacudo la cabeza restando importancia. No sé si lograré hablar una vez que lo intente. De nuevo me siento extraña, de nuevo ese molesto vacío , como si algo me faltara pero no sé qué es. O tal vez no quiero admitirlo.
-Perdon por lo de anoche, realmente no sé qué habría pasado con mi mamá de verme en ese estado- Solo atino a asentir. No quiero hablar, no quiero preguntar. ¡maldición! no quiero saber nada, no quiero que me importe no me gusta que se metan en mi vida y por lo mismo nunca busco meterme en la vida de alguien más.
Es necesario mantener la distancia, es necesario cuidar mis defensas y que la gente entienda que no me interesa saber nada de ellos.
-Creo que por lo menos te debo una explicación, esos tipos, los que me atacaron- Levanto una mano cortando lo que sea que tenga que decir, no puedo negar que siento curiosidad, mucha curiosidad, pero no me interesa. No me tiene que importar, no quiero que me importe. Si tiene problemas y corre peligro es problema enteramente suyo y a mí no me afecta. Ni un poquito.
-"Sí claro" esa fue la metiche de la mini yo imaginaria "¿y a tí quién te llamo?"
-"¿Y a tí quién te habló. Loca?"
-Ughh ahora hasta yo estoy en mi contra. Qué triste.
De nuevo la maldita puntada en mi pecho. No le presto atención y me esfuerzo para encontrar mi voz.
Estamos sentados en la mesa, comiendo unos deliciosos huevos revueltos, tostadas con mermelada , zumo de naranja y café. Delicioso e imposible de rechazar.
¡Puta debilidad por la comida rica y dulce!
-Realmente no me interesa lo que pasó ni si se solucionó, solo…-guardo silencio y sostengo su mirada, el desayunador es bastante estrecho y nuestros cuerpos casi se rozan. ¡Fuerza de voluntad sé que estás ahí! -mantente alejado de mí.- Y contra todo pronóstico él se mantiene en silencio, asiente. Yo continúo desayunando.
¡nah! no puedo ser como esas chicas que dejan la comida por la mitad por enojo o lo que sea ¡y menos cuando las tostadas están en su punto exacto! ¡No señor!
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Editado: 09.10.2023