Huyendo del Amor

¿Se rompió el hechizo?

Al cerrar la puerta camino un par de pasos y me detengo en medio del salón, mi corazón late a mil por hora. Axel se acerca por la espalda hasta quedar tan cerca que siento el calor y las formas de cada parte de su cuerpo a pesar de la ropa. Mis piernas tiemblan,  en cualquier momento mis rodillas no conseguirán sostenerme. Él retira lentamente parte de cabello que se interpone entre sus labios y mi cuello acariciando la zona en el proceso.  Sus besos son exquisitamente lentos. Ladeo el rostro permitiéndole mayor acceso.

 Su corazón brinca enloquecido, mis manos sobre la piel de su espalda sienten a sus músculos expandirse y contraerse con cada latido; música se escucha a lo lejos, algún vecino en alguna de esas fiestas frecuentes los fines de semana.

Sus caricias suaves recorren mi cuerpo al compás de aquella melodía lenta. Caricias ligeras que me llevan al límite de la cordura, un sueño del que no quiero despertar; caminamos despacio, nuestra respiración se acelera en medio de jadeos, aún así nuestros labios se niegan a separarse. Juegan y se saborean en una fiera lucha de placer. Guía mis pasos hasta la puerta de la habitación. 

Chocamos con una pared y otra, no nos importa. Es demasiada la conexión y enorme el deseo. Siento que me pierdo, no consigo razonar. Sus caricias, su cercanía y su calor son todo lo que importa. Nos detenemos en la pared junto a la cama, me besa y no para. Su boca tiene el mejor sabor. Arranco su camisa sin demasiado cuidado y él levanta mi remera dejando a la vista una sexy lencería negra. Me observa detenidamente y yo a él. se acerca y yo lo atraigo aún más. Le beso y abrazo fuerte temiendo que en cualquier momento pueda desaparecer, que  este sueño llegué a su fin. Pero es real, su corazón y el mío laten a la par, acoplando se de una manera más profunda que va mucho más allá del deseo sexual. 

Por fin llegamos a la cama, él sobre mí recargando su peso en ambos brazos, su jean ya no puede ocultar la enorme erección,su masculinidad palpitante bajo aquellas prendas presiona mi piel, se deja sentir y yo estoy a punto de enloquecer. Le necesito ahora, llenar aquél vacío en mi interior; no sé exactamente cómo pero  estoy a punto de aprender. Me apresuro a desabrochar su pantalón sin éxito, él apriciona mis manos sobre mi cabeza con una suya.

Con su mano libre acaricia todo mi cuerpo lenta y dolorosamente haciéndo que le desee muchísimo más. No creo poder soportar mucho más esta deliciosa tortura. Un gemido escapa de mis labios haciéndole gruñir masculina mente, un sonido celestial; nuestras voces mezclándose, viajando de aquí para allá en la habitación. La música de fondo ha cambiado, ahora suena una cancion erótica de fondo. Es un momento perfecto, la  mejor experiencia sexual que podría pedir. 

Todo fluye naturalmente y luego de lo que parece una eternidad ambos nos encontramos desnudos, se posiciona en medio de mis piernas listo para entrar. Yo estoy tan perdida en todas las sensaciones que este hombre provoca en mí que no recuerdo ni quién soy. Al menos no hasta que se adentra en mi interior.

Con algo de esfuerzo al principio y luego una rápida estocada. Mi gesto de dolor lo dice todo, yo nunca había estado con un hombre y, por si mi rostro no lo dice todo, aquella telita rompiéndose en mi interior es lo suficientemente ilustrativa. Acabo de perder mi virginidad.

Axel se detiene instantáneamente. ¡RAYOS! ¿es ese es el pinchazo encargado de destruir la burbuja?

 




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