Huyendo del Amor

49. Perdida

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Creo que el cielo alcanzó a oscurecer un poco aunque no estoy segura… Continúo aquí de pie, con el corazón latiendo lento pero golpeando fuerte mi pecho, resonando con un “Pum” algo roto y extraño. No sé cuánto tiempo más estaré aquí, de pie y con cada fibra de mi ser completamente helada, aún así no quiero moverme, deseo detener el tiempo aquí y ahora, no pensar en lo que hice, en las consecuencias que tuvo y tampoco en lo que haré a partir de este punto.

Estoy casi segura de que las benditas pruebas de embarazo saldrán negativas pero, en caso de que el resultado sea el contrario… ¿Qué haré? cómo podré simplemente decir ¡Hello mundo estoy embarazada! y listo. En este preciso instante me siento sola, perdida y todo lo que deseo es cerrar los ojos durante mucho mucho tiempo, dormir profundamente y despertar el día en que mi corazón ya no duela y en que la vida no te ponga tantas absurdas y dolorosas pruebas. 

“Dios mio por favor dame fuerzas” - Es el mantram que susurra mi mente mientras intento limpiar las lagrimas que no se detienen. 

Nunca he sido de rezar demasiado pero en este instante necesito algo a lo que aferrarme, algo que me devuelva el norte, que me ayude a no sentirme tan vacía, tan absolutamente desorientada.

Mis musculos no reacciónan, mis manos quitan las lagrimas de mi cara como un acto reflejo automático, no soy yo quien está decidiendo en este momento y para ser sincera no entiendo nada de lo que estoy sintiendo. Me duele el pecho, me duele y sé que no se debe a un problema de salud, es un dolor que llega hasta el alma, como una flecha atravesando el pecho sin piedad ni consideración. 

 

-Norma, Norma ¿Norma?- A lo lejos empiezo a distinguir una voz que me llama, aún así no salgo del letargo, mi mirada fija en el mismo punto más allá, el lugar donde sabra Dios cuánto tiempo hace que desapareció Axel.

Una mano tibia toma mi brazo.

-¡Estás helada mujer! Ven, vamos dentro, tenemos mucho de que hablar- 

La voz se escucha lejos, amortiguada, como si mi cabeza estuviera bajo el agua y ella intentara hacerme salir. 

La misma mano se posa esta vez en mi cara, atrayendo mi atención hacia sí. 

-Norma - Esquivo su rostro y continúo con mi vista fija más allá, ella gira a comprobar qué es lo que me tiene en tal estado y por supuesto no ve nada- Norma, mírame por favor ¿Estás bien? - Tania toma mi cara ahora con ambas manos y se planta justo frente a mi - Norma, vamos, te puedes enfermar y eso sería muy malo, dada las circunstancias - Mira mi estomago y yo, como en un acto-reflejo poso mi palma en el sitio en que reposa su mirada, entonces como si me hubiese caído un balde de agua fría, regreso a la realidad. ¡Las pruebas! Debo saber su resultado, puede que esté segura de que no le diré nada a Axel, sin embargo una pequeña vocecilla en mi cabeza dice lo contrario.

Miro  directo a los ojos a Tania, mi semblante serio. 

-Vamos- 

 Ella no dice nada, sabe que no estoy en mi mejor momento y, la verdad, creo que es así.

Hace solo unas horas yo me encontraba feliz, bailando y cantando por doquier pero ahora, camino por inercia, mis piernas tiemblan con cada paso, siento un nudo en la garganta y me duele muchísimo el corazón.

 

Llegamos al departamento de mi amiga y esta, sin decir palabra, me entrega la bolsita con los pequeños aparaticos cuyo resultado podrá o no, cambiar mi vida por completo.

 




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