Hyacinth (melodía de Amor 2)

Epílogo

2 de octubre de 2021.

Estadio Notbosa.

 

Hyacinth se disponía a sacar para dar comienzo una nueva oportunidad de que alguno de los dos equipos marcara el punto decisivo del partido. 

La chica respiró hondo mientras giraba su muñeca para calentarla un poco antes de golpear la pelota. Alzó la mirada hacia la grada y vio a TaeYang junto a su familia, observándola con mucha atención y nervioso. 

El chico se llevó las manos a la boca para formar un círculo a su alrededor, como si fuera un megáfono, y gritó:

—¡Vamos, mocosa! 

Aquello hizo que la joven sonriera, miró a sus contrincantes, lanzó la pelota hacia el cielo, saltó y la golpeó haciendo que pasara por encima de la red. 

El otro equipo la recibió con dificultad, pero lograron pasarla. Sin embargo, Hyacinth corrió hacia la red, saltó y remató haciendo que la pelota cayera en el campo contrario. 

Sus compañeras gritaron eufóricas, al igual que los espectadores de las gradas, corrieron hacia ella y la abrazaron aplastándola.

La chica corrió con las lágrimas resbalando por sus mejillas hacia la grada donde se encontraba su familia, no obstante, TaeYang saltó a la pista y la interceptó antes de que llegara a sus padres. 

El cantante la abrazó levantándola del suelo y la besó en los labios ante las miradas de todos los presentes que aplaudieron con más energía. 

—Te amo —le confesó el muchacho entre beso y beso con una sonrisa y las lágrimas mojando su rostro, al igual que ella. 

—Te amo, cretino mío. 

***

Como era tradición, condujeron hacia la casa de los padres de ella y lo prepararon todo para hacer una barbacoa en honor a la ganadora. 

—Maedow, pequeña, ¿puedes traerme el cacharro de la sal? —le pidió su padre sacando las chuletas de sus envases para disponerlas por una bandeja. 

La joven se levantó de la silla dejando su bebida en la mesa y entró en la casa para dirigirse hacia la cocina. Cogió la sal y un mensaje le llegó al móvil. Lo miró y frunció el ceño al ver la imagen que su amigo había publicado en Instacam

Su supuesto pretendiente estaba besando a otra chica de las clases de tenis. Algo llamó la atención de ella, por lo que dejó la sal en la encimera y aumentó la foto para verlo mejor. 

No se había equivocado. Ambos estaban con los hombros descubiertos y tapados con una sábana blanca. Al parecer había encontrado a la muchacha que querría acostarse con él sin importarle lo que pasara después. 

Maedow apoyó la mano en la encimera y dejó que una lágrima resbalara por su mejilla hasta caer en su mano. Se sorbió la nariz, tragó con dificultad la congoja atascada en su garganta y se sobresaltó al escuchar la voz de alguien conocido a su espalda:

—Tu padre está esperando la sal. Me ha pedido que venga a… —Seung se acercó a ella poniendo una mano en su hombro al ver que no se daba la vuelta y vio sus ojos vidriosos—. ¿Estás bien? —quiso saber él con preocupación.

—Se me ha metido algo en el ojo, pero ya lo he sacado. Vamos, tengo hambre —la chica cogió la sal para dirigirse hacia el jardín cuando él la agarró del brazo y se interpuso en la puerta para que no se marchara. 

—No es cierto. ¿Qué ha ocurrido? —le preguntó con sus ojos marrones clavados en ella. 

—Nada serio. Una tontería que olvidaré mañana. 

—Cuéntamelo. 

La joven lo miró durante un minuto, sopesando si decírselo o no. Cogió aire y le explicó la foto que había visto. Se la enseñó para que él le diera su opinión y esperó su comentario con expectación. 

—Parece que… tienes razón. Has hecho bien. No te martirices por ello —le aseguró él intentando que se sintiera mejor. 

—Lo sé. ¿Podemos ir ya a comer? 

Él asintió dejándole paso y la siguió hasta el jardín. Se sentó a unos metros de ella para prevenir lo que estaba empezando a sentir y se centró en la conversación de sus compañeros. 

Maedow agradeció en su mente que él decidiera sentarse al otro lado de la mesa, alejado de ella, porque no quería que notara su confusión cada vez que lo tenía cerca, le hablaba o le tocaba. 

“Te vas a volver loca si continúas así. Él no siente ni sentirá lo mismo, así que, céntrate”, se regañó a sí misma para hacer que volviera a la tierra y dejara de soñar con… ¿Con qué? No sabía qué era lo que estaba sintiendo con él y casi que era lo mejor. No quería ilusionarse con algo imposible. 

—Hagamos un brindis por mis hijas. Cariño, hemos hecho muy buen trabajo estos años criando a estas cuatro bellezas, inteligentes y talentosas —dijo Horace de pie con su cerveza en alto. 

—Tienes toda la razón, suegro —contestaron Eun-Ji y TaeYang al unísono agarrados a las manos de sus novias. 

—¡Por todas ellas! Espero que Maedow y Summer también encuentren a unos chicos que las respeten y las amen tanto como vosotros amáis a Faith y Hyacinth. Gracias por entrar en sus vidas y completarlas. 

Todos alzaron los vasos con sus bebidas y chocaron la del hombre para después beber y desmadrarse con el karaoke.

 



#14382 en Novela romántica
#6418 en Fantasía

En el texto hay: fantasia, romance, amor

Editado: 20.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.