I Am Brightest

Viaje al Pasado

Abrió los ojos lentamente, el día estaba comenzando. ¿Qué había pasado antes? ¿Era un sueño? Lo último que recordaba era que su máquina del tiempo funcionaba. Sí, era increíble saber que tuvo éxito desde el primer intento. También recordó a Ellie. Se reconciliaron y volvieron a estar juntos, olvidándose de todo ese malentendido con Madyson. En resumen, todo estaba bien, muy bien y, el hecho de que las cosas fueran tan bien, le era un poco inquietante. Se levantó y fue a revisar su preciado invento, era fin de semana, no debía ir a la escuela.

—Todavía no lo puedo creer —murmuró Andrei, mirando la información—. Han pasado los días y sigo teniendo la sensación de que fue un sueño.

Hizo los cálculos correspondientes y quiso saber la edad que tendría su hijo cuando realizó el viaje. En apariencia, él se veía de unos 13 a 15 años. Si su edad rondaba en ese rango, significaba que pronto tendría la noticia de un embarazo. Sus ojos adormilados se abrieron de repente al percatarse de esto.

—¡No puede ser! No puedo tener un hijo ahora, voy a ir a la universidad —se sintió nervioso en ese momento, como si ya fuera una realidad.

¿Cómo era posible que no tuviera cuidado? Era tan listo para unas cosas, pero para cosas del amor y las relaciones era un completo idiota. La edad exacta se mostró en la calculadora: 13 años. Si ese joven tenía 13 años dentro de 15 años, que fue el tiempo que viajó hacia el futuro, entonces, dentro de 2 años, Ellie estaría embarazada. Aun así, era demasiado pronto, estaba por graduarse de la preparatoria para ir a una universidad en Estados Unidos. Eso significaba que no iría al extranjero en realidad… ¿Por qué? Tenía una invitación gracias a sus notas y su historial en el Colegio Área Sur, ¿Qué lo haría quedarse? ¿Ellie? Ella sabía del tema y lo apoyaba completamente… ¿Por qué se quedaría entonces?

 

—Por supuesto que no le dije que tengo una hermana 2 años mayor, no soy tan idiota —se defendía Erick, cuando contaba lo que había sucedido.

—Solo preguntaba por precaución —respondió Andrea.

—Preguntas porque piensas que soy estúpido.

—Sí, bueno, tengo que trabajar en mi invento —dijo la chica, de cabello corto y ondulado, con un carácter totalmente opuesto al de su hermano.

—Antes de que se fuera, le pregunté si me dejaba ir a un concierto de The Beatles y dijo: «¡olvídalo! La máquina no es para viajar al pasado.» —contó el chico.

—Tranquilo, deja que termine lo que estoy haciendo y ya veremos —respondió su hermana, tomando una de sus herramientas.

—¿Qué vas a hacer?

—Papá hizo que la máquina no pudiera viajar al pasado ‘por seguridad’, así que modificaré la máquina y viajaremos al pasado.

Erick miró con sorpresa a su hermana.

—¿De verdad puedes hacer eso?

—He estado trabajando desde que entré a la secundaria, es muy difícil desencriptar todo. Sí que es un genio, pero… yo soy más brillante.

Andrea mostró una sonrisa, confiaba en sus capacidades. A pesar de que tenía 14 años, era muy hábil para las matemáticas, informática y física. Sin embargo, no se mostraba como la típica nerd, odiaba verse con lentes y ropa de ‘monja’. Era de la idea de ser una chica bonita, arreglada, con un peinado genial y unos lentes de contacto, que mostraban sus ojos de color gris artificial, combinando perfecto con su cabello corto hasta los hombros.

 

Andrea Warton iba en tercero de secundaria, asistía al colegio FC Gakuen, catalogado como la mejor escuela secundaria y primaria, el único que seguía el modelo educativo japonés en la ciudad. No era una escuela de genios como el Colegio Área Sur, era más bien un lugar elitista donde asistían hijos de famosos, científicos y empresarios. Aquí el dinero tenía mucho que ver, más que el conocimiento. Se rumoraba que, entre los alumnos, había quienes no aprobaban el examen de admisión, pero obtenían un pase por medio de influencias.

 

Era un día normal en la escuela, iniciaba el año escolar con novedades.

—La hija de Johann, el vocalista del grupo Pride, entró a primer grado, creo que va en el salón de tu hermano —comentaba Nora, la mejor amiga de Andrea.

—¿En serio? Pensé que esa niña estudiaría en Irlanda.

—¡Ya sé!

Las dos chicas estaban en sus lugares, esperando a que la clase iniciara. Mientras tanto, en el salón mencionado…

—¡No puedo creerlo! ¿De verdad eres hija de Johann? —preguntaba Erick, muy sorprendido.

—Sí, ¿Por qué lo dudas? —respondió la chica, un tanto tímida.

—No lo sé. Estoy sorprendido. Llegaste al salón y nadie se dio cuenta.

—En realidad sí se dieron cuenta… y por eso nadie se acercó a mí —dijo la chica, triste.

Era cierto, cuando entró al salón el primer día de clases, el resto del grupo se quedó sin palabras. Veían a la chica como si fuera un bicho raro. Las mujeres murmuraban entre sí y los hombres solo miraban. Sentía que no encajaba ahí y eso que se trataba de una escuela de famosos. Todo terminó hasta que el amigable Erick se acercó y le habló de una forma tan natural. Era un joven muy amable.




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