I Am Brightest

Amenaza

Jacob le hizo señales a Erick para que saliera de la habitación. Caminaron sigilosamente hacia la sala y, después de ver que Azucena estaba revisando la máquina, le indicó al joven que saliera por la puerta de entrada. Erick abrió y cerró la puerta de manera muy cuidadosa. Azucena volteó hacia la sala y se encontró con Jacob.

—¿Y bien?

—Todo en orden, de verdad viene del futuro. Su teléfono es impresionante.

—¿Tiene un teléfono? Debimos revisarlo…

—Oh, no se preocupe. Es tecnología que no existe en este tiempo, así que no puede hacer ninguna llamada. Aquí es solo un aparato portátil, como traer una laptop, pero más pequeña.

—¿No es ese el aparato que necesitas, el que estás confundiendo con un teléfono?

—Él no lo tiene, me dijo dónde encontrarlo. Voy ahora mismo a buscarlo.

—De acuerdo.

Sin decir más, Jacob salió. El plan de escape había sido un éxito, se reunió con Erick en la calle y se fueron a buscar a Andrea. Sin embargo, las clases ya habían terminado y, minutos después, Ellie llegó a casa, acompañada de Andrei, Emilly y Andrea. Respiró hondo, debía enfrentar a su madre por no llegar a dormir la noche anterior. Abrió la puerta, entraron y caminaron hacia la sala.

—Elyon… ¿Dónde estabas?

La chica no respondió. Azucena notó la presencia de Emilly.

—¿Ahora vienes a apoyarlos? Todo esto es tu culpa, eres una hipócrita.

—¡Estoy arrepentida! ¡No debí haber dicho nada! ¿Qué vas a hacer con esa máquina del tiempo? ¡Quiero que Hansey regrese!

—Está bajo mi poder. No deberían hacerme enojar.

—Ni siquiera sabes cómo funciona —habló Andrei— ¿Qué harás exactamente?

—Veo que ahora vienes muy serio. ¡Qué diferencia!

—¡Mamá! Devuelve esa máquina. No sabes lo peligroso que es tenerla, si evitas que los chicos regresen, puede haber problemas —pidió Ellie.

—¡No me importa! No regresaré esta máquina si no te alejas de él.

—¿Vas a amenazarme con eso? Nuestro futuro es estar juntos, aunque no lo quieras.

—No solo tengo la máquina, también al joven que estaba con ella. Si no quieres que le pase algo, será mejor que obedezcas.

—¡Ay, por favor! ¿Nos amenaza con hacerle daño a Erick? —intervino Andrea— Deje de ser tan ridícula y devuelva la máquina. ¡No sabe nada!

La chica caminó hacia donde estaba su abuela, a un lado de ella, estaba la mesa donde tenía la máquina del tiempo.

—No te atrevas a acercarte o… o destruyo esto —amenazó, tomando un jarrón lleno de agua que estaba en la mesa, acercándolo al aparato.

Andrea se detuvo. No creyó que fuera conveniente que le cayera un chorro de agua a la máquina, le había costado mucho reparar un control como para arriesgarse y luego lidiar con todo.

—Tengo un científico trabajando conmigo y sabe dónde está el aparato que falta. En estos momentos ya debe tenerlo en sus manos.

La chica miró a Andrei, quien le indicó seguir la corriente.

—Así que, ¡fuera de aquí o no me importará destruirla!

—¿Y qué vas a hacer cuando tengas el aparato? —preguntó Andrea, alejándose, dando pasos hacia atrás.

—No lo sé. Vender el invento como mío o… viajar al pasado y evitar ciertas cosas. Mejorar mi vida, por ejemplo.

—¿Qué clase de cosas piensas evitar? —preguntó Ellie, con voz temerosa.

—Tal vez… quedar embarazada.

Estas palabras fueron muy duras para la chica. No lo podía creer. Era la segunda persona que quería regresar para evitarla. En primera instancia, Andrei quiso evitar conocerla y, ahora, era su propia madre.

—Todo sería más fácil —continuó hablando—, así podría viajar alrededor del mundo sin que tu padre esté preguntando por ti. Lo he convencido de ir, pero va preocupado por dejar sola a su hija.

—Dime… que no estás hablando en serio —pidió, con voz débil.

—Mi vida no sería la única que mejoraría, la de él también —señaló a Andrei—, podría irse a la universidad tranquilamente.

—¡No quiero seguir escuchando! —la chica se fue rápidamente a su habitación.

Andrea la siguió. Emilly se quedó inmóvil, pero con los ojos bien abiertos de lo sorprendida que estaba. La que le parecía una niña rica y mimada era, en realidad, una niña no deseada por su madre. Por eso siempre estaba sola, siendo criada por el ama de llaves. Andrei miró fijamente a Azucena.

—Esta es mi primera advertencia: devuelve la máquina y olvidaré lo que dijiste.

—¡No me amenaces! ¡Fuera de mi casa! ¡Los dos!

Emilly y Andrei se fueron, no podían hacer mucho.

 

En la habitación, Ellie estaba sentada en la cama, llorando. Andrea entró y cerró la puerta. Se acercó…

—No llores. Puede afectarme, ¿Sabes? Ahora estoy contigo.




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