I Am Brightest

Trampa

Azucena recibió la noticia de la ausencia de Erick. Se suponía que ella lo tenía encerrado en una habitación, pero no le había puesto atención hasta que la señora, ama de llaves, le anunció que no había nadie cuando le llevó de comer.

—¿Cómo que no hay nadie? ¿Revisaste bien?

Jacob escuchó esto, temió por su seguridad al saber que él lo ayudó a escapar.

—De verdad, no hay nadie.

—¿Y no le ayudaste a escapar? Seguramente lo ayudaste, siempre estuviste en mi contra —acusó Azucena.

—No, señora, no es verdad. Le juro que no hice nada, solo le llevé de comer.

—¿Quieres quedarte sin trabajo? Puedo despedirte ahora mismo.

—¡No! Por favor, no lo haga.

—Es que no puede desaparecer así de la nada. Estaba en el segundo piso y no hay nada cerca de las ventanas como para treparse y huir.

—Eh… sí puede desaparecer de la nada —intervino Jacob, no quería que despidieran a la señora por su culpa—. Usted está interviniendo en la relación de su hija, si él es su futuro nieto, puede que haya desaparecido por eso.

Azucena reflexionó un momento.

—¡Retírate! —ordenó, luego de un minuto de silencio.

La mujer se fue rápidamente.

—¿Quieres decir que de verdad separé a mi hija de ese tipo?

—Es una teoría, si Erick desapareció de la nada, sí. Ya no existirá en el futuro.

Una sonrisa malévola se dibujó en su rostro. Esto era bueno para el joven, ya que así nunca sospecharía de él.

 

Emilly llegó a su casa acompañada de Ellie.

—¿Estás segura de que Hansey está aquí? —preguntó al abrir la puerta.

—Eso fue lo que dijo.

Entraron a la casa. La chica estaba viendo la televisión, sentada en el sillón.

—Hansey, ¿Dónde estabas? —preguntó Emilly.

—Fui a casa de tu amiga, estoy bien —respondió, sin mirar a las chicas.

—¿Por qué no me dijiste que ibas a hacer eso?

—¡No eres mi mamá! Ash… bueno, sí, pero no tienes edad para mandarme.

Se volteó para encarar a Emilly, pero se llevó una sorpresa al ver a Ellie ahí.

—¿Qué haces aquí?

—¿No debería estar aquí? —le respondió su futura madre— ¿Qué tanto le dijiste a Ellie? ¿Por qué fuiste a su casa ayer?

Hansey se mordió los labios, no quería contestar ninguna de esas preguntas.

—¡Contesta!

En ese momento, alguien llamó a la puerta.

—Tengo que ir a abrir —dijo Hansey al levantarse del sillón y caminar rápidamente hacia la puerta. Evadiendo completamente el tema.

Abrió la puerta y se encontró con Andrea.

—Hansey, necesito tu ayuda.

—Sí, lo que quieras —respondió, saliendo y cerrando la puerta, con tal de escapar del interrogatorio.

—Sígueme, esto es serio.

Andrea se la llevó a la casa de Andrei. Ni siquiera fue capaz de hacer preguntas, lo único que quería era salir de ahí. Emilly y Ellie quedaron extrañadas al ver esta reacción.

—A mí me parece que te dijo mentiras, ¿viste la forma en la que se comportó?

—¿Tú crees?

Emilly suspiró y se dispuso a explicar.

—¿Has visto las películas de los viajes en el tiempo? Al final dice que tú te formas tu futuro. Si en estos momentos dejas a Andrei, los dos serán infelices, tus hijos de verdad serían infelices al tenerlos separados. Y ¿Qué hay del presente? ¿Vas a dejar a tu hija sin papá?

Ellie bajó la mirada, esto era tan difícil para ella. Emilly tenía razón en todo y ahora no confiaba totalmente en lo que Hansey decía. Se dio cuenta de que había cometido un error, un grave error, pero… ni siquiera sabía la parte más triste de esto: la desaparición de Erick.

 

Andrea y Hansey llegaron al sótano donde estaban trabajando. La joven notó la ausencia del hermano.

—¿Y Erick? ¿Dónde está?

—Desapareció —Andrea se limitó a responder.

—¿Qué? Pero, ¿Cómo? ¿Cómo sucedió?

—Necesitamos que le entregues esto a Azucena —Andrei le ofreció una memoria usb.

—¿Eh? ¿Qué es esto? —Hansey lo recibió, muy confundida.

—Ahí es donde has estado últimamente, ¿no? —acusó Andrea— ¿Se puede saber qué tanto hacías con mi abuela?

La chica se volvió a sentir nerviosa, había escapado de un interrogatorio para volver a otro. A diferencia de Emilly, Andrea se veía molesta e intimidante. Y lo que más le daba miedo era preguntarse ¿Cómo lo sabía?

—S-solo… solo quiero regresar a mi época —respondió, con temor.

—Así que le pediste que te regresara. Y, ¿tú crees que lo va a hacer?




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