I Am Brightest

Futuro Brillante

Andrea cerró los ojos y, cuando los abrió, la luz iba desapareciendo a su alrededor. Estaba en el sótano, sola, sin sus padres. Eso era señal de que ya no estaba en aquella época, pero seguía la duda, ¿estaba en su propia época? Caminó en medio de la luz tenue del sótano. Subió las escaleras despacio, observando cada detalle. Llegó al pasillo y salió a donde había más luz. Las paredes eran blancas y el ambiente era completamente diferente en casa de su abuela Elysia. Caminó hacia la sala, dándose cuenta de la tecnología de su tiempo, brindándole alivio al saber que era la época correcta. La casa estaba vacía en ese momento, tuvo la oportunidad de mirar todo lo que estaba ahí sin que nadie la cuestionara. Sacó su celular y notó que tenía señal.

—¡Perfecto! Estoy en el futuro —murmuró.

Quiso buscar el número de su hermano Erick para marcarle y preguntarle si estaba bien, pero se detuvo con el temor de no encontrarlo. Prefirió buscarlo. Verlo personalmente. Salió de la casa.

 

La luz del sol le caló en la cara, tuvo que cubrirse con una mano. Poco a poco adquirió visibilidad. Las calles le eran familiares. Sonrió. Fue rumbo a su casa, le tomaría tiempo llegar, pero no importaba, era agradable ir caminando y viendo que todo estaba en su lugar. Llegó a casa después de un buen rato, recibió la bienvenida cuando pasó su huella digital en el lector, otra señal de que era su época. Entró a casa silenciosamente, parecía no haber nadie también. Caminó hacia las habitaciones que quedaban en el segundo piso. En una de ellas, se encontró con Ellie. Su cara se llenó de alegría cuando la vio, siendo adulta, en comparación a la época de la que venía. Tenía su cabello corto y un poco rizado, siendo muy diferente al largo de antes. Se miraron.

—Mamá, he regresado.

Dijo antes de lanzarse hacia sus brazos, con los ojos llenos de lágrimas. Ellie la recibió, confundida, pero con el amor de siempre.

—¿Sucedió algo en la escuela? —preguntó, con naturalidad.

—No. En la escuela no, pero… sí sucedió algo.

—¿Estás bien? —siguió preguntando, puesto a que no era normal ver a su hija siendo tan sentimental.

—Estoy de vuelta, he regresado del pasado —declaró.

Ellie se sorprendió. Sabía que este día llegaría, pero al pasar los años, se sentía como si faltara más tiempo.

—Quiero saber si todo está bien —continuó Andrea—, quiero saber si mi hermano existe.

Su madre estuvo a punto de hablar cuando la chica se percató de algo, estaba en una habitación decorada de azul, con una cuna y varios juguetes alrededor. Dejó de abrazarla para mirar y darse cuenta de la presencia de un bebé. Quedó impresionada al mirarlo, apenas tenía unos meses.

—¡No puedo creerlo! Estoy en la época equivocada… llegué antes… ¡no puede ser! ¡Erick apenas tiene unos meses!

Estaba desesperada al ver esto.

—Debo ir a buscar a mi padre. ¿Dónde está? ¡Claro! En el Centro de Investigaciones.

—Andy, ¡espera! No es lo que crees —pidió Ellie, pero era demasiado tarde, la chica salió corriendo de la habitación.

¿Qué demonios estaba pasando?

 

Era el anochecer en otra época, en aquella época en la que sus padres tenían una cita para ir al baile de graduación. Las cosas se solucionaron en su relación. Ellie estaba arreglándose para el esperado baile, debía lucir hermosa. Mientras esto pasaba, Andrei la esperaba en la sala de su casa. Se veía tan elegante usando un traje negro, el clásico de los chicos cuando asisten a un evento de tal magnitud.

—Espero que estés feliz —dijo Azucena, al pasar por la sala, llevando una maleta de viaje—, arruinaste mi matrimonio sin pensar en lo que Ellie sentiría al ver a sus padres así. Tú y yo no somos tan diferentes, no nos importan los sentimientos de los demás. Eres malvado —declaró.

Con las manos en los bolsillos, solo se giró hacia ella lentamente, mirándola de forma arrogante.

—Lo soy cuando me molestan.

La mujer sonrió con burla, desvió la mirada, esta respuesta no era la que esperaba. Creyó que se trataría de alguien que negara ser malo, pero no, lo admitía sin remordimientos. Ya había ridiculizado a su propia hermana, según la información de Emilly; incluso había intentado regresar al pasado para evitar a Ellie, aunque lo haya hecho en un momento de desesperación, fue algo que sí consideró hacer.

—¿Ya es todo? —esta pregunta interrumpió el duelo de miradas, era el padre de Ellie, ex esposo de Azucena— ¿Ya son todas tus cosas?

—Es todo —respondió ella, siendo muy fría—, ya me voy y es para siempre.

—Bien. Me parece bien.

Azucena lo miró de abajo hacia arriba, examinándolo una última vez antes de marcharse de su vida. Luego, miró a Andrei, fijamente a la cara.

—Ella no va a ser feliz con este.

Fueron sus últimas palabras. Arrastró la maleta y se dirigió a la salida, dejando un silencio absoluto.

—Espero que se equivoque —fueron las palabras de Erick después de un minuto de silencio, unas palabras de amenaza disfrazadas de cordialidad.




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