Ellie se alejó sin decir nada, tomó su lugar, a lado de Joan. Estaba un poco confundida en ese momento, aquel encuentro la había dejado desconcertada. Andrei solo regresó a su sitio, no sintió nada del otro mundo. Solo estaba pensando en lo que haría cuando terminaran las clases: ir al Club de Ciencias.
—Joanne, creo que tuviste razón. Hay un alumno nuevo en el grupo, puede que esta sea mi oportunidad en el amor.
La chica miró hacia donde estaba Andrei, hizo una cara de decepción y volvió a mirar a su amiga.
—¿Estás bromeando? Es lo peor que te he visto —criticó inmediatamente—. Además, yo solo dije eso para animarte, la verdad no pensé que fuera a pasar.
—¿Ves? Puede que sea parte del destino y lo presentías de alguna forma.
—¡Olvídalo! Eres demasiado para él.
La clase estaba por comenzar y Ellie ya no respondió a estas últimas palabras. El profesor se presentó, iba a impartir la materia de Metodología de Investigación. Comenzó a explicar que, durante el ciclo escolar, los alumnos tenían que terminar un proyecto. Para el primer día de su materia, cada uno debía pasar al frente y decir qué les gustaría lograr al finalizar.
—Quisiera hacer un manual de finanzas para cuando entre a la universidad —decía Emilly, la chica del cabello corto con las puntas levantadas—, voy a estudiar Administración.
—Yo, a lado de mi hermano Isaac, vamos a inventar algo completamente innovador: Una máquina de reciclaje casera. Estamos a favor del medio ambiente —Charlie fue el siguiente en pasar. Isaac levantó los pulgares en señal de aprobación.
—La verdad no he pensado en lograr algo, yo quiero escribir artículos sobre bandas de rock en una revista reconocida a nivel mundial —Joan explicó—. Solo por eso iré a la universidad a estudiar periodismo.
Llegó el turno de Andrei.
—Quiero inventar una máquina de tiempo.
Imelda soltó una risa, haciendo que los demás le siguieran, luego comentó:
—Sabes que eso es imposible, llevas años con lo mismo.
—Deja a un lado la fantasía —agregó Charlie, burlándose—, nadie ha logrado inventar una máquina del tiempo, solo pasa en las películas.
El profesor llamó la atención de los alumnos que estaban riendo, pidió respeto.
—¿Cuál es el objetivo para crear algo así? —preguntó después de pedir calma.
Andrei estaba a punto de responder, pero su hermana intervino.
—Él solo quiere desprestigiar el trabajo de mamá. Quiere viajar al pasado y demostrar que puede hacer mejores trabajos de historia.
—¡Eso es ridículo! —se defendió— Ni siquiera viajaría al pasado, cualquiera sabe que eso causaría muchos conflictos.
—Siempre has despreciado la historia por el trabajo de mamá. La odias.
Ya no le respondió a esto. Todos quedaron en silencio, sorprendidos al ver este encuentro familiar.
—Es un buen proyecto. Por favor, continuemos —concluyó el profesor, cerrando el tema para evitar discusiones.
Andrei regresó a su asiento sumamente molesto. Claro que en esta escuela había demasiados ignorantes que no veían más allá de las posibilidades, pero era terrible tener a su hermana en el mismo grupo. Era demasiado.
En la hora del almuerzo. Zack reunió a su banda en una de las mesas de la cafetería, incluyendo al callado Andrei.
—¿De verdad quieres inventar una máquina del tiempo? —preguntó Oliver, inocentemente.
—¿También te vas a burlar?
—No, al contrario, creo que es genial —respondió—. Si lo logras, ¿puedo viajar en el tiempo? Hay un anime que sigue en emisión y quiero saber el final, odio esperar tanto.
Andrei se quedó sin palabras ante esto. Zack lo notó.
—Oliver es otaku —aclaró.
—No, no es eso. No pensé que hubiera alguien aquí que me apoyara de cierta forma —comentó, ya menos molesto que en clase.
—Sé lo que sientes —intervino Esteban—. Yo vengo de una escuela militarizada. Cuando llegué aquí, todo era un caos. No hay nada de disciplina en este lugar.
—¿Y por qué te cambiaron de escuela?
—Mis padres… por una razón estúpida —rio un poco en medio de su respuesta—, creen que el estar con hombres me hace quererlos, así que me inscribieron aquí, donde hay chicas.
Esteban estaba muy animado al explicar sus razones. Esto era también sorprendente para el chico nuevo.
—Los idiotas de sus padres no saben que es bisexual —Zack volvió a aclarar.
—Y a ti, ¿Por qué te cambiaron? —preguntó Jeremy, el joven de apariencia limpia y perfumada.
—Mi madre dice que no quiere verme solo, es una estúpida razón también —respondió Andrei, siendo muy breve— Zack, estoy sorprendido, pensé que tu banda era…
Miró a los que integraban su banda. Cualquiera pensaría que Zack, siendo el rudo y rebelde, aquel que viste con chamarra de cuero; tendría a los más rudos del grupo. Oliver era muy amigable, vestía una playera con un personaje de anime, tenía el cabello negro y corto, con una cinta de karate en la frente. Esteban aún conservaba su corte militar, pero llevaba gafas oscuras para verse bien. Jeremy tenía el cabello peinado hacia un lado, tan limpio y sedoso comparado al de los demás. Se delineaba los ojos para lucirlos mejor, parecía una chica con ese delgado cuerpo.