I Am Smartest ~ 2da Edición

Noche Mágica

El atardecer se hacía presente casi al llegar al hotel donde se hospedarían y se podía apreciar desde la ventanilla del autobús. Un gran recibimiento por parte de la naturaleza, todos estaban maravillados. Era un viaje de ensueño. Llegaron y, al bajar del autobús, Javier daba indicaciones. Se quedarían en grupos en cada habitación, grupos de chicos y de chicas por separado, claro. Les daba la libertad de elegir a sus compañeros, por lo que grupos como la banda de Zack o la de Johann, quedarían juntos. Una vez que se instalaron, tuvieron tiempo para salir a la playa, ya anocheciendo. Una fiesta se celebraba, siendo la primera semana de diciembre, las festividades no podían esperar.

—Bien, chicas, me voy —anunció Cindy a sus amigas.

—Oye, ¿A dónde vas? Vamos a festejar —dijo Emilly.

—Charlie me preguntó si podíamos vernos para conocerme más, fue tan tierno cuando lo hizo —respondió.

—¿En serio? —preguntaba Joan, con repulsión.

La chica se fue sin dar más detalles. Quedaban Ellie, Joan y Emilly.

—Entonces nosotras festejaremos —dijo Ellie—, hay un concierto por allá.

—¿Tú no vas a ir con Andrei? Creo que es el ambiente para arreglar las cosas —decía Emilly.

—No hagas que pierda el tiempo —pidió Joan—. Ya sabemos que eso está muerto.

Ellie no respondió.

—Hola, chicas. ¿Cómo la están pasando? —Johann llegó, saludando amistosamente.

—¡Hola! Estamos muy bien, todo gracias a ustedes —contestó Emilly, con una gran sonrisa.

—Nosotros no hicimos nada, esto es posible por el Recording Studio. Nos pagaron el viaje a todos.

—Lo hicieron por ustedes, tienen mucho talento. Estoy segura de que serán una gran banda de rock.

—Espero que sí, Emilly. Gracias por apoyarnos.

Ellie y Joan se quedaban calladas al ver hablar a Emilly, tan entusiasta.

—Creo que mejor nos vamos, al concierto que dijiste —dijo Joan, retirándose.

La chica notó que se iban.

—Oigan, esperen.

—Emilly, no dejes a Johann, vino a saludar —dijo Ellie, animándola—. Luego nos alcanzas.

—P-pero…

—Johann, ¿vienes solo? ¿Dónde está tu banda? —interrumpió Ellie.

—Brad está con Madyson, George con Leslie y Joey con Karla. Soy el único soltero del grupo, es patético, ¿verdad?

—¡Para nada! No te preocupes, Emilly te hará compañía.

—¿Qué? No te vayas… —decía la chica murmurando.

—¿No quieres hacerle compañía a Johann?

—Eh, sí, pero…

—¡Bien! Nos vemos —finalizó Ellie y se fue.

Emilly se quedó a solas con Johann. Se sentía nerviosa, era la primera vez que estaban solos. Johann comenzó a hacerle plática, esto hizo que se tranquilizara un poco al ver que a él no le molestaba.

 

Ellie y Joan llegaron al concierto. Era una presentación de la banda local, un concierto pequeño en la playa. Había mucha gente bailando y bebiendo. Entre ellos, iban Zack, Oliver y Andrei.

—Por fin me voy a divertir, ¡qué bueno que Amanda es de otro salón! —decía Zack, alistando su chaqueta, procurando verse presentable.

—¿Sigues con ella después de lo que pasó? —preguntó Oliver, sorprendido.

—Me perdona fácilmente, sabe que tenerme es un privilegio.

—¿Y seguirás siendo infiel? —preguntó Andrei.

—Oye, no voy a divertirme con ustedes. Estamos en la playa y hay chicas muy sexys, sería un error desaprovechar la oportunidad —respondió, mientras pasaba sus manos sobre el cabello, asegurándose de que estuviera de puntas—. Adiós, perdedores.

Oliver y Andrei quedaron solos.

—¿Dónde están Jeremy y Esteban?

—¿No lo sabes? —preguntaba Oliver— Ellos están juntos, como pareja. Fueron a divertirse.

—Ya veo. Creo que es mejor regresar a la habitación, yo me voy.

Andrei dio la media vuelta para marcharse, pero notó algo que lo dejó inmóvil. A lo lejos, Brad y Madyson estaban abrazados, pasando un momento romántico en medio del concierto. ¿Cómo era posible que ella estuviera molestándolo si toda su atención era para Brad? La veía tan enamorada de él. Sabía que no valía la pena volver a caer, pero seguía siendo increíble verla así. La decepción que sintió en aquellos años volvió. Era un ambiente en donde todos se divertían, parejas que se abrazaban y se besaban en medio de la música y el sonido del mar. Oliver comenzó a bailar, dejándose llevar por la canción y, en un instante, chocó con una chica.

—Perdón, no me fijé por donde iba… —quedó maravillado al ver a esa joven asiática, tan hermosa— Creo que no hablas mi idioma.

—Sí, te entiendo perfectamente. No te preocupes, fue un accidente —contestó ella, con una vibra tan amigable y positiva.

—Me… me llamo Oliver.




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