I Am Smartest ~ 2da Edición

Cambios

Después de un inicio de semana, Joan propuso que las chicas se reunieran en casa de Ellie. Su casa era grande, pero no tanto como para denominarla una mansión. Se sentía grande porque solo estaba ella. Vivía con su nana, pero había veces en que salía de viaje a visitar a su familia. Este era el momento ideal para una reunión de chicas sin que hubiera padres o tutores de por medio.

—Veo que hay mucha felicidad por aquí —platicaba Joan—, Emilly ya está saliendo con Johann. ¿Quién lo diría?

—Bueno, ahora sé que todo es posible. Jamás pensé que él se fijaría en mí.

Las demás la felicitaron.

—Y Cindy —continuó—, ahora es novia de Charlie Lamark, hablando de milagros.

—Al final me convenció, no me arrepiento. Es lindo —respondió ella, con una sonrisa.

—¿Qué hay de ti, Ellie?

—Estoy dispuesta a enamorar a Andrei, ¡sé que me falta muy poco!

—Sí, hazlo, hacen bonita pareja —animó Emilly.

—¡Qué rápido cambiaste de opinión! —observó Cindy— Tus comentarios eran otros.

—Si Johann se fijó en alguien como yo, estoy segura de que no hay imposibles.

—Sí, claro… Bien, cambiando de tema, reté a Zack a salir con Marcy y no lo ha hecho.

—¿Para qué quieres que pase eso? —preguntó Cindy, extrañada.

—Solo quiero que engañe a Amanda con la chica que nadie quiere.

—No puedes obligar a Zack a salir con Marcy, ya sabes que sus gustos son otros.

—Por eso quiero que Ellie me ayude a transformar a la nerd. Si hacemos que se vea bonita, funcionará. Irá rápidamente a seducirla, ¡es tan predecible!

—Yo no quiero meterme en ese asunto.

—No seas egoísta, Ellie. Tú porque eres bonita, ¿no quieres que otra chica se vea así? —cuestionó Emilly, quien le parecía buena idea cambiar a Marcy.

—Lo haría si no fuera para que Zack la use. Sabemos que él solo jugará con sus sentimientos.

—Pero eso ya depende de Marcy si se deja, ella es muy inteligente, ¿no? No caería en su juego fácilmente.

—¿Ves? Emilly está completamente de acuerdo.

—¡Vamos! ¡Será interesante! Hay que hacerlo.

Ellie miró a Cindy, que no había dicho nada al respecto, como si le pidiera su opinión.

—Yo creo que es buena idea cambiar a Marcy, pero tenemos que preguntarle si quiere.

—Cindy ya dijo que sí. Solo faltas tú.

La chica suspiró, no le quedaba de otra, las demás la habían convencido. Aceptó.

—Mañana la traeremos aquí para cambiarla —concluyó Joan.

 

Y así pasó. Hablaron con Marcy en las clases y la invitaron a pasar la tarde en casa de Ellie. Se reunieron, ahora acompañadas de una chica muy tímida.

—Marcy, queremos cambiar tu imagen para el baile del 14 de febrero, ¿te parece? —preguntó Joan.

—¿No te gustaría asistir a ese baile acompañada de un chico?

—No lo había pensado antes —respondió—, creo que esas cosas del amor no son para mí.

—Pero, ¿Por qué lo dices? —preguntó Emilly— Tu compañero de ciencias, Charlie, está saliendo con mi amiga. Andrei está con Ellie. Yo creo que no es imposible que tú consigas a alguien.

—Mmm… en eso tienes razón. Lo malo es que a mí me gusta alguien que ya tiene novia.

Las chicas se sorprendieron por esta confesión. ¿De quién se trataba?

—¿Quién? —preguntaron casi al mismo tiempo.

—No quiero decírselos.

—No se trata de Charlie, ¿verdad? —cuestionó Cindy.

—Ah, no, no es nadie del Club de Ciencias —aclaró rápidamente.

—¡Uff! Menos mal —dijo, mirando a Ellie.

—Dejaré que cambien mi apariencia, pero no les diré quién me gusta.

—Con eso es suficiente. Vamos a empezar —dijo Joan.

La primera sugerencia fue el cambio de ropa. Marcy usaba una falda hasta las rodillas, así que se la cambiaron por una falda más corta, diciendo que debía mostrar las piernas. Soltaron su cabello negro y lo alaciaron para que se viera más largo. La maquillaron, la peinaron, depilaron sus cejas y cambiaron todo su outfit. Su delgada figura le ayudaba a lucir bien, sus piernas eran largas y, aunque no tuviera un cuerpo muy marcado, se veía tierna y sexy.

—Para terminar, te quitaremos los lentes —dijo Joan.

—No, déjalos. Los lentes forman parte de su identidad intelectual —sugirió Cindy, mirando a Ellie, quien aprobó esto levantando los pulgares.

Emilly y Joan se miraron, no muy convencidas. No insistieron en quitárselos, pero se los cambiaron por otros que quedaran mejor con su rostro. Sin duda, Marcy era otra mujer.

—Me siento muy rara, jamás había usado tacones —dijo, al tratar de caminar.

—Quedan muy bien si usas falda corta.




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