I Am Smartest ~ 2da Edición

Nuestro Futuro

Terminaron las clases y se encontraron afuera de la escuela. Tenían que hablar sobre lo ocurrido. Ellie debía hablar con él a pesar de que ya no quería verlo. Se miraron, estaban frente a frente.

—¿Por qué no me dijiste que tú y Madyson…? —respiró hondo, ni siquiera se atrevía a terminar la pregunta. Estaba nerviosa.

—Tengo el vídeo original, Imelda me preguntó y yo le respondí, admitiendo que me había acostado con Madyson. Esa fue la parte que te mostró.

—Ya me lo dijo. Y también me dijo que tú fuiste el responsable de exhibirla.

—Ah… ya fue a lamentarse contigo.

—¡No debiste hacer eso! Había otra forma de solucionarlo.

Andrei no podía creer lo que escuchaba. ¿Qué demonios? Por eso la gente la trataba como la trataba, con esa actitud tan sumisa.

—Ella lo hizo primero —dijo, en su defensa.

—Solo bastaba que me dijeras todo. ¿Por qué tuve que enterarme de esta forma? Todo este tiempo, creía que era la única en tu vida, la primera en estar contigo… Sé que suena ridículo… pero yo… yo no lo hubiera hecho si no estuviera segura de que eras el amor de mi vida. Tú lo hiciste pensando en que ella lo era.

—Me equivoqué en el pasado.

—Creo que debemos terminar. Nuestra relación siempre estuvo destinada al fracaso, desde el principio.

—¿Solo por eso?

—Por muchas cosas. No es la primera vez que me haces llorar.

Tenía razón, toda la boca llena de razón. No tuvo ningún argumento para responder a esto.

—No quiero seguir esperando más de esta relación. De verdad me duele terminar contigo, pero… ya no quiero seguir sufriendo —la chica comenzó a llorar—, ojalá nunca te hubiera conocido.

—Es verdad —respondió él, con el corazón roto, pero anteponiendo la razón—. Debemos terminar y olvidarnos de esto.

Ellie quedó en silencio al ver que no haría nada para seguir. Esperaba, al menos, que tratara de convencerla de lo contrario. No podía creer tanta frialdad. ¿Dónde estaba el amor que sentía por ella? ¿Por qué no luchaba por su relación? Lo único que le quedaba por entender era que simplemente no le importaba.

 

Y así terminó. Cada uno tomó su propio camino. Era una tarde tan deprimente. Ellie buscó consuelo en sus amigas, que rápidamente atendieron a su llamado. Fueron a su casa, trataron de animarla y escuchaban todo lo que decía. La apoyaban en su decisión de haber terminado con él.

 

Mientras tanto, Andrei se encerró en el sótano de la casa, donde tenía su proyecto. Estaba solo, no había llamado a nadie, no tenía por qué hacerlo. Sus amigos hubieran acudido, pero él no lo vio necesario. Al ver su máquina del tiempo, recordó cuando encontró la fórmula para viajar. No hizo la prueba en su momento porque estaba pasando los días con Ellie. Ella le había pedido que no pusiera su vida en peligro y él cumplió, no quería preocuparla. Ahora, no importaba una mierda si moría en el intento. Decidió probar su invento, sin preocuparse por el resultado. Si se perdía en alguna época o dimensión, incluso si terminaba con su vida, sería lo mejor. Tomó el control y encendió la máquina. Hizo las configuraciones necesarias, el artefacto era parecido a una computadora portátil y se podía programar usando el teclado. Su destino era ir al futuro, al menos 15 años adelante. Pulsó el botón del control y una luz iluminó la habitación. No sintió que se moviera de ninguna forma. Creyó que sería un viaje turbulento, tal vez su invento no funcionaba. Todo regresó a la poca iluminación natural del lugar.

 

Miró detenidamente a su alrededor y solo había cosas que se guardarían en un sótano, nada especial que le revelara el futuro. Era incapaz de recordar con exactitud lo que estaba en el lugar, por eso no veía la diferencia. Subió las escaleras y salió hacia el pasillo de la casa. La decoración era distinta. Esto le llamó la atención. ¿Estaba en otra casa? Siguió caminando. Llegó a la sala y se percató de la nueva tecnología de ese tiempo. La televisión parecía un cartel pegado a la pared. Los controles de la casa se veían transparentes entre las paredes, que todavía eran de concreto. La iluminación era en líneas rectas, aleatorias en el techo, nada de focos. No podía creerlo… ¡su máquina sí había funcionado! Era increíble que le saliera al primer intento. A nadie le funcionaria un invento así desde el principio.

—Hey, ¿Qué haces aquí?

Se estremeció cuando escuchó la voz de un joven. Volteó hacia él y quedó muy desconcertado. Esto debía ser un sueño… simplemente debía ser un sueño o una ilusión. Lo que veían sus ojos podía ser producto de su imaginación.

—¿Quién eres tú? —se atrevió a preguntar, siendo el intruso en esa casa.

—Ah, primero dime quién eres tú —respondió, como si quisiera seguir un juego.

—De acuerdo, cambiemos la pregunta —propuso, con más confianza, estaba conversando con un chico de unos 13 o 14 años a lo mucho— ¿De quién es esta casa?

—De mi abuela Elysia.

Andrei quedó muy impresionado. Era cierto que no se había movido del lugar, pero sí de la época. Estaba feliz al ver que su máquina funcionaba, no podía ocultarlo, una sonrisa se le dibujó en el rostro. Esto le hizo olvidar todo el dolor de su corazón, aunque… no era la única razón. El hecho de que su máquina funcionara no era lo que lo tenía más contento.




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