I hate you

Capítulo 27: Alergia

 

Hace algunas horas atrás su pequeña vecinita Young Mi había llegado junto a su madre a su restaurante, ella lucía demasiado feliz cuando le entregó el bento que le había preparado con mucho cariño, este tenía algo de pollo y algunos cuantos vegetales, si este tenía olores estaban bien picados pues no podía notarlos ni un poquito. Este también tenía un tierno pingüino hecho de una manera un tanto tierna, no era algo que se dijese que era hecho de una manera profesional, pero viniendo de una niña de seis añitos que había con lo orgullosa que era -y no de mala manera, pues ella siempre deseaba hacer todo solita-, era muy probable que hubiese recibido muy poca ayuda.

 

Pudo encontrar al final de la bolsa en el que este venía una pequeña notita con dibujos de lo que creía eran pequeños pingüinos junto a una caligrafía que por más que se esforzó, no logró comprender, tal vez de haberse esforzado más por leerla, se habría ahorrado de tan grandes problemas que luego le cayeron encima.

***

 

Tras el incidente no les había quedado de otra más que ir a clases, unas muy aburridas clases que les parecieron eternas.

 

-La clase ha terminado, limpien, vayan y coman bien.

 

La pelinegra nunca pensó que el anuncio del almuerzo fuese algo tan hermoso. No se la pensó ni un poco para jalar consigo al pelinegro.

 

Más de uno exclamó con alegría al verse finalmente libre por al menos unos minutos.

 

Para el pelinegro no había sido su intención escuchar conversaciones ajenas, pero sin querer, había escuchado sobre algo que tenía que ver sobre una dieta, algo sobre una sola comida al día, y algo sobre estructura facial y algo sobre un perro.

 

No podía comprender realmente. ¿Qué tenía que ver un gato y un perro para verse bien?

Se dejó arrastrar tranquilamente por la pelinegra, sintió gusto cuando sintió ese tan buen olor llenar su nariz.

 

Se sentaron en unas de las mesas del fondo con la bandeja llena de comida, esa que en realidad a su parecer le parecía muy sabrosa.

 

-Es gracioso, las personas parecen muy felices cuando comen - menciona el pelinegro dándole una grande sonrisa a la pelinegra y la castaña.

 

Esta negó viendo al pelinegro con su usual seriedad, la castaña por otro lado parecía estar soportando con todo su ser la sonrisa que se esforzaba por formarse en sus labios.

 

-Te equivocas, eres solo tú.

 

La castaña negó.

 

-¿Qué tiene de malo de que sea feliz cuando come? Que le guste comer significa que siempre tendrá su estómago lleno.

 

-Cállate y come -casi le ordenó a la castaña, la conocía tan bien que sabía que si la dejaba hablar de más, probablemente terminase el almuerzo y no se comiese nada.

 

-Jungkook, ¡Ven aquí!- el pelinegro le llamó agitando su mano, en busca de llamar su atención.

 

La castaña dio un pequeño brinquito cuando escuchó al pelinegro levantar la voz de pronto.

 

El castaño no se hizo de rogar, caminó hasta ellos y se sentó al lado del pelinegro, aunque era obvio que no se encontraba muy cómodo al lado de él y teniendo en cuenta el menú de ese día, era obvio que más de uno no estuviese satisfecho.

 

En el menú del día, se podía leer a la perfección: Sopa- Soja de Cangrejo.

 

No era algo que les agradece a ninguna de las dos morenas, pero era algo que era pasable cuando se tenía hambre.

 

-No entiendo, tengo un mal presentimiento -admitió la pelinegra un tanto pensativa.

 

-María, ¿qué es una cara de gato y una de perro? ¿Es una cara de gato más atractiva para los hombres humanos? - preguntó con cierto toque de curiosidad.

 

La pelinegra le vio un tanto dudosa, no sabía del todo bien de lo que hablaba.

 

-¿Por qué? ¿Quieres saber qué clase de chica es tu tipo?- intervino el castaño.

 

El pelinegro asintió de manera efusiva.

 

-No deberías preocuparte por eso, eres feo y te quedarás solo -afirmó la pelinegra mientras continuaba comiendo como si no hubiese nada “hiriente”.

 

-¡María, no seas grosera!- exclamó algo nerviosa la castaña, le preocupaba que el pelinegro pudiese tomarlo de mala manera.

 

El castaño tuvo que taparse la boca en un intento de reprimir una risita.

 

-¿Si yo estoy feo como estás tú?- le vio de manera desafiante.

 

La pelinegra en respuesta le dio un buen golpe en el hombro que le hizo quejarse.

 

-Es obvio que si tu eres horrible, yo soy hermosa - sonrió con suficiencia.


El pelinegro hizo un puchero y desvió la mirada, como si de pronto hubiese sido herido.



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En el texto hay: primeramor, angel, bts

Editado: 17.06.2020

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