I hate you

Capítulo 8: Soledad

Antes de darse cuenta se vio así mismo caminando cual naufrago, perdido en un mar de soledad en plena tormenta.

No sabía donde estaba, ni tampoco le importaba, se sentía molesto y triste a la vez, aunque en realidad en ese momento no sabía que esos sentimientos eran lo que su corazón estaba sufriendo.

Caminó arrastrando los pies, importándole poco el ensuciar los tenis nuevos que la pelinegra le había obsequiado.

Tras él caminaba el castaño, serio, negándose a creer que ese ser que admiraba se encontraba de esa manera únicamente por el abandono de un insignificante humano.

¿Por qué ella le arruinaba así?

El castaño escuchó su cuaderno vibrar contra su mano, pero lo ignoró.

-Yoongi- le llamó, el pelinegro se volteó a verlo con expresión confusa, ida, a decir verdad.

- ¿Jimin?

- ¿No estabas con la humana? - preguntó fingiendo desconocer la situación. Pues por dentro no hacía más que maldecir a la humana por dejarle allí solo con tan tontas ropas.

El menor tragó grueso y pateó una pequeña piedra que se encontraba al frente.

-Yo…solo quería…tomar aire fresco…sí, eso -sonrió leve, esforzándose tanto que sintió una punzada en el pecho.

Exasperado por la respuesta y por la insistencia de su cuaderno, se desvaneció ante su mirada.

-Adiós Jimin…

***

La pelinegra no podía estar más molesta, desde que ese chico había ingresado en su vida todo se había puesto patas arriba, además de que ahora tenía que pagar una ridícula deuda por algo que no había hecho.

¡Realmente debió golpearlo antes de dejarlo ir!

Negó con lentitud y siguió su camino, fue ahí cuando por primera vez noto ese pequeño local de pizza. Fue tan bueno el olor que provenía de allí que no pudo evitar entrar.

-Bienvenido sea, ¿en qué le podemos ayudar? - preguntó un amable peli-rosa, el cual, sin esperar su respuesta, se digno a correrle la silla de una de las mesas de la esquina. En silencio agradeció el gesto a pesar de odiarlo usualmente.

-Dame lo mejor que tengas.

Y como si aquellas palabras fueran mágicas o más bien tuviesen un gran significado corrió al mostrador.

Eso le confundió.

- ¡Nam Joon! ¡Hoy te toca hacer el especial, tenemos a una hermosa cliente!

La pelinegra sonrió enternecida al escucharlo, al menos algo había salido bien ese día.

 

 

 

Cuando llegó a casa lo primero que hizo fue buscar la ropa de aquel pelinegro, y cuando lo hizo, sin sentir culpabilidad alguna, la tomo y la llevó hasta el basurero, allí la abandonó como a su dueño, para nunca más ser vista.

Esperaba no volver a verlo nunca más. Era una molestia.

 

***

Antes de darse cuenta se encontraba cerca de lo que parecía ser el centro del lugar, allí había un gran restaurante, lleno por completo. Su estómago gruño pidiendo alimento, alimento que él no podía darle.

Dentro, un castaño de aspecto serio le vio por unos breves segundos, para luego ignorarlo sin dudar en ningún segundo.

-Humano grosero, y yo que te he salvado la vida – se quejó en débil murmuro, cruzándose de brazos ante la molestia.

Y como si la vida se burlara aún más de su desgracia, una fuerte lluvia azoto el lugar mojándole casi por completo de no haber sido por el techo de aquel restaurante.

Vio con pesar sus tenis nuevos, mojados y un tanto sucios.

-Ser humano es horrible…

El humano que del que anteriormente se quejaba salió minutos después, solo para tenderle con una expresión de desagrado un vaso plástico lleno de fideos con una muy agradable apariencia. El pelinegro sonrió ante esto, efectivamente su estómago agradecería tal alimento.

-Gracias, fideos- y el apodo salió de sus labios antes de siquiera poder meditarlo, al oír esto, el castaño asintió con desganó y abandonó el lugar, tapándose con una sombrilla que evidentemente al pelinegro le haría falta.

El castaño pensaba ir a otro lugar a comer una buena comida, ser visto mientras comía verdaderamente era algo incómodo.

***

A pesar de que el platillo servido por Jin era apetitoso, por alguna razón se veía incapaz de disfrutar de su sabor.

Posiblemente, tuviese que ver con ese pelinegro que se negaba a dejar sus pensamientos, haciéndole especular una y otra vez sobre la decisión que había tomado.

¿Y si estaba en peligro? ¿Y si tenía frío?

Furiosa consigo misma por no cumplir su palabra, tomo su fiel abrigo café y se dirigió afuera, donde indudablemente tendría mucho trabajo antes de poder llegar a él, más teniendo en cuenta que no conocía bien Seúl.

Corrió y corrió, podía sentir inclusive el sudor bañar su frente y el aliento faltarle, y para colmo su respiración empezaba a empañar sus lentes.



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En el texto hay: primeramor, angel, bts

Editado: 17.06.2020

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