Capítulo 12:Salvador

La pelinegra simplemente le vio de forma fija, procesando con lentitud lo que sus ojos se encontraban presenciando. Obviamente ignorando que el hecho de que se quedase viendo con fijeza los ojos del de mayor altura podría ser malinterpretado tanto por él como por aquella mujer que con solo verlos ya los había emparejado.

Cuando el pelinegro se acercó fue cuando realmente consiguió regresar al mundo de los seres vivos y dejar sus pensamientos perderse.

-Dado te lo has probado y veo que te has quedado satisfecho…-hizo una breve pausa, que sin duda ilusiono al pelinegro, el cual se encontraba esperando una respuesta afirmativa, una que dijese que su capricho sería cumplido. - Ya te lo puedes quitar, te ayudaré a buscar algo más.

-Pero esto me ha gustado – murmuro viendo con expresión seria a la pelinegra, un poco intimidante, a decir verdad, pero eso no le haría cambiar de opinión.

- ¿De qué te va a servir algo así si no irás al colegio?

-Puedo usarlo en la casa si no voy entonces. Aunque me gustaría ir -finalizó, dándole una muy pequeña sonrisa. No mentía, realmente quería descubrir cómo era el ambiente en un lugar como ese. Hasta ahora, sabía que era demasiado ruidoso y estresante para algunas personas -no por nada había tenido que ir allí a recoger las almas de unos cuantos suicidas-, pero no hacía su interés disminuir. ¿Cómo se sentía llevar una vida normal y corriente?

-Definitivamente estás loco…yo estoy deseando no volver más…

***

Tenía hambre y hace mucho que las sopas instantáneas le habían cansado. No se veía más comiendo de eso.

Es por esa razón que había terminado frente a ese pequeño local que pese a no darle buena pinta había sido la mejor opción que había encontrado. Tendría que conformarse con lo que hubiese.

No muy animado entró, encontrándose con la alegre sonrisa de un peli-rosa que le daba la bienvenida, o al menos fue así antes de verle la cara, luego de observarle una expresión seria se había plasmado en su rostro.

- ¿Pasa algo Jin? – preguntó una voz que no supo de donde provenía hasta que un peli-celeste se asomó. Secaba sus manos con un pequeño paño blanco para luego colgarlo sobre su hombro. Era alto y, a decir verdad, un tanto intimidante.

-No es nada, de esto yo me puedo encargar -contestó sonriendo lo mejor que pudo, repitiéndose una y otra vez que probablemente ese chico pudo haber tenido un muy mal día cuando le conoció, y por ello él había sido usado como fuente del desquite.

Como siempre, el profesionalismo debía estar presente ante cualquier posible rencor.

Muy en contra de su voluntad le sirvió su orden y sonrió de lado a lado.

-Gracias…veo que incluso personas como tú pueden dar un buen servicio cuando se lo proponen.

Sintió la frente palpitarle ante la insolencia del mocoso de cabello castaño.

Apretó sus puños y mordió sus labios con fuerza hasta sentirlos sangrar.

No podía pelear con un cliente… ¿O sí?

Su paciencia se estaba acabando cuando vio un extraño chico acomodándose la corbata frente a su tienda, usando el reflejo del cristal de la ventana como si de un espejo se tratase. Se veía concentrado, lo cual le hizo soltar una pequeña risa, tras él se encontraba la clienta de la otra vez, esta le miraba con completa vergüenza, o al menos fue así hasta que esta le tomó de la mano y le jaló lejos de allí.

¿Ella tenía novio?

Pensó con extraño desanimo.

- ¡Jin, la orden está lista!

- ¡Voy! - exclamó para luego ir por el plato de lasaña que una chica que recién llegaba había pedido. Podía ser que afuera dijese pizzería, pero no por ello solo se limitarían a vender solo eso cuando sabían cocinar muchas cosas más.

Estaba a punto de llegar cuando un hombre de ropa oscura pasó a su lado empujándole y tirándole la orden encima. Todo fue demasiado rápido como para que pudiera reaccionar de inmediato.

- ¡Ayuda! ¡Un ladrón! ¡Mi bolso! – escuchó gritar a la desafortunada chica. Fue hasta entonces que un tanto desorientado se puso en pie y se dispuso a correr tras el dichoso ladrón junto al castaño el cual para su sorpresa se había adelantado a ir en busca de aquel bolso.

- ¡Te lo encargo Nam Joon!

***