I hate you

Capítulo 17: Castigo

No iba a mentir diciendo que no se había sorprendido, porque si lo había hecho. Según tenía entendido la agresión física estaba prohibida para los profesores, sin importar el país en el cual se encontraban. ¿Pero por qué con esa profesora no era de esa manera?

En realidad, no tuvo mucho tiempo como para procesarlo, antes de que pudiera incluso decir algo ya estaban mandándolos hacia a las canchas, para que disfrutaran un poco de ejercicio.

Comenzaron con un trote lento, de tal manera que costaría que llegaran a cansarse y les faltara el aliento, no obstante, aquel chico parecía no poder limitarse a hacer lo que le piden, pues en vez de aprovechar la oportunidad de ir lento, corría a más no poder.

Frunció el ceño viendo tan solo su espalda y sus cabellos agitarse de forma leve debido al viento.

Se esforzó en alcanzarlo, no podía ser posible que le tratase mal y causara que le castigaran aun peor y ni siquiera le ofreciera una palabra de disculpa, por muy falsa que fuese. Era indignante.

- ¿No tienes nada que decir? - preguntó mientras intentaba correr de espaldas, para así no perderse la expresión que este podría tener, incluso si eso significaba caerse y estamparse la cara contra el asfalto. Lo que sin duda sería algo muy doloroso.

- ¿Lo siento?

Tan falso, más de lo que lo había pensado.

-Yo que sepa no es algo que pueda ser perdonado con una simple disculpa, te has comportado mal conmigo y yo no he hecho nada malo.

-Si tan dolido te sientes, golpéame y ya, problema resulto.

- ¿Qué?

Le vio incrédula.

-Te estoy dando la oportunidad de vengarte, ¿acaso eres tan tonta que no lo comprendes?

Y la morena ni siquiera espero que lo propusiera una segunda vez. Le golpeó en la cara tan fuerte como le fue posible, al punto que sintió un picor en su mano luego de hacerlo.

-Aunque te mereces otro, no te lo daré, yo decidiré en que momento te lo ganaras.

Sin duda debía verse como un pequeño conejito enfrentándose a un posible depredador, la desventaja era notable, pero no por ello iba a permitir que él se sintiera todo grande y peligroso, ella no era de las que solían cumplir las expectativas.

El castaño soltó una muy pequeña risa, tan repentina que tardó un poco en procesar que realmente había sucedido.

- ¿Te estás riendo? ¿Tanto te ha dañado mi golpe? - preguntó con cierta burla y confusión a la vez. -Te advierto que la próxima vez que te golpee ni siquiera te avisaré.

Y para demostrar que esta vez iba en broma, paso su mano por su cuello, en un claro gesto que indicaba que le iba a matar, seguido de un ruidito que simulaba el como haría su cuello o según eso era su intención.

Este negó y se carcajeó a la vez.

Al parecer si tenía un poco de sentido de humor.

- ¿Te gusta la profesora? - preguntó con un poco de curiosidad, el castaño hizo una mueca asqueada y negó, como si tal idea fuera ridícula y asquerosa.

- ¿Empujarte te dejó mal de la cabeza?

-No.

Dieron una vuelta más, estaban ya a poco de terminar.

- ¿Pero está bien que la tratases así? - no solía ser una persona metida, pero veía bastante curioso que un estudiante pudiera hablarle de tal forma a una profesora siendo que en Corea eran demasiados estrictos. -No parecía estar bien.

-Ella está bien físicamente, aunque me cuestiono seguido si estará bien mentalmente- admitió el castaño, se notaba que este no la quería ni un poco.

- ¿A ti te gusta ese lado?

La morena le dirigió una mirada sería, odiaba que siempre pensaran que le gustaban las mujeres, cuando bien había dejado en claro -o incluso aunque no lo hiciera- que no le gustaban.

- ¿Realmente he dejado mal de la cabeza alguien más? - murmuró deteniéndose finalmente, siguiendo los pasos del castaño. Cuando pensó en ello no pudo evitar recordar al idiota pelinegro que la esperaba en casa, con su uniforme nuevo y en espera de poder entrar a clases.

Tal y como lo hizo el castaño, se dejaron caer sobre el pasto falso, el cual en ese momento era la cosa más cómoda que había encontrado. Podía sentir el sudor bajar por su frente y el leve calor que emitía el cuerpo del contrario debido el toque de sus manos, ya que se habían acostado muy cerca del otro.

Ambas respiraciones eran sumamente aceleradas.

Volteó al verlo, y al notarlo tan distraído no pudo evitar la tentación. Dejó una de sus piernas caer sobre de las del más alto, este a su vez le vio con disgusto y la quitó, para luego como todo un niño pequeño que no está conforme con lo hecho, puso la suya sobre la de la pelinegra, solo en ese momento sonrió con victoria. Siguieron en ese juego hasta que el castaño atrapó una de sus piernas con ambas de las suyas, luego de ello comenzaron a darse manotazos, un comportamiento que sin duda parecía un juego de niños pequeños.

Luego de su mini pela comenzaron a reír como si se trataran de un par idiotas que han perdido la cabeza.

Mientras ambos reían el peli-naranja, junto con un peli-azul y un peli-arcoíris le veían con expresión seria.



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En el texto hay: primeramor, angel, bts

Editado: 17.06.2020

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