Capítulo 6

Al verla en la cocina como si la casa fuera suya y todo lo que había en ella le perteneciera solo me hizo sentir rabia. A mis padres jamás les importó lo que yo pensaba, como siempre fui una decepción como hijo, jamás tomaban en cuenta mi opinión. Según ellos y la psicóloga estaba atravesando una etapa de Rebeldía.

— Dime Brandon — Dijo la Psicóloga bajando sus lentes hacia el puente de su nariz — ¿Qué es lo que haces en tus tiempos libres?

Me encogí de hombros indiferentemente —Nada.

Suspiró —Para ofrecerte mi ayuda, tú debes colaborar y hacerlo implica hablar —Dijo apoyando sus codos en la mesa para observarme mejor.

Levanté mi mirada y observé la ventana —Jamás pedí ayuda, ni la de mis padres y mucho menos la de usted —La miré —Además, ambos aquí sabemos que realmente no quiere ayudarme. Solo soy un paciente más de los tantos que ya tiene, no soy idiota. Sé perfectamente que no le interesan mis problemas y lo único que desea es que la sesión termine para recibir el maldito dinero que mis padres están dispuestos a pagar por "Mejorarme" —Escupí cortante.

Ella negó liberando un suspiro —No niego que hay personas a las que no les interesa en lo más mínimo sus pacientes, pero eso no significa que todos hayan sido cortados con la misma tijera —Explicó quitando sus anteojos y posándolos en la mesa — Cuando decidí estudiar esto, fue porque me apasiona ayudar a la gente y otorgar mi ayuda para que ellos encuentren la forma de lidiar con sus problemas —Sonrió— El dinero no me maneja en ningún sentido y si estás aquí no es para "Mejorarte" como tú —Me señaló con su lapicera —Piensas sino para ayudarte a que encuentres las respuestas que tanto deseas encontrar y te aseguro que el único que decide si va a estar mejor eres tú.

Mordí mi labio inferior—Entonces si quiere ayudarme como dice...—Hice una pausa— ¿Qué está mal conmigo?

— No hay nada mal contigo cariño—Sonrió amable levantándose de su asiento y encaminándose hacia mí— Estás pasando por cambios tanto físicos, hormonales y psíquicos que te provocan frustración y confusión. Nadie dijo que ser adolescente era una tarea fácil, estás transitando... ¿Cómo decirlo?—Se preguntó así misma—Llamémosle "duelo".

Fruncí el ceño— ¿Duelo? No comprendo.

Asintió—Estás transitando un duelo por el cuerpo de niño que abandonas y por el cuerpo de adulto que tendrás, físicamente hablando por supuesto. Esto es muy común en los adolescentes, la gran mayoría sienten que son muy chicos para hacer cosas de grandes y muy grandes para realizar cosas de chicos. Se trata de un periodo donde te identificarás a ti mismo como persona—Explicó regresando a su lugar— Eso son factores que influyen y al estar enfadado lo vuelcas en esa actitud rebelde, donde sientes que los demás no te comprenden—Colocó nuevamente sus gafas—Pero solo es eso, una etapa, que pasará. No es seguro cuando, ni como, pero te prometo que daré todo de mí para ayudarte a que transites este paso y aprendas como hacerlo.

Recuerdo no haber podido dormir por las palabras de la Psicóloga y tal vez tenía razón. Aun así no estoy seguro de haber abandonado ese "Duelo" y tampoco de querer hacerlo.

La oscuridad no me permitió verla completamente, pero igual seguía sintiendo lo mismo "odio", "enojo" Y "celos". Cuando la vi al día siguiente frente de mí en el baño pude ver con claridad su rostro. Cabello negro sedoso y largo, ojos medianos y azules con un brillo encantador, mejillas medianamente sonrojadas, pequeña y respingada nariz con diminutas pecas adornándola y finalmente sus labios, ni carnosos y mucho menos finos. Poseían un color rosado natural y su forma era similar al de un corazón.

En pocas palabras.

Era perfecta.

Sé que me comporté como un cretino con ella, pero mis razones tenía. Esto no quiere decir que me esté justificando, solo que tanto enojo acumulado, me hizo tomarla con ella.Deseaba que mis padres me dieran el lugar que me merezco y dejaran de tratarme como a un niño. Luego de la discusión que tuve con mi "Hermana"

Iugh detesto llamarla así.

Subí a mi cuarto y me relajé en la cama, eran alrededor de las 10:15 pm. Aburrido tomé una pequeña linterna y comencé a hacerla girar en el aire para luego atraparla con mi mano, cuando de pronto algo llamó mi atención.

 El silencio.

No se oía nada y me extrañó. Abrí la puerta asomándome para ver el corredor, pero estaba completamente solitario.

Fruncí el ceño.

Mi vista se posó en la puerta de la habitación de Anel, la cual se encontraba abierta de par en par. Me tomó unos segundos entrar a la cueva de la bruja y al hacerlo me encontré con que estaba vacío.Cada vez más extrañado bajé a la cocina y me fastidié al encontrarlo completamente solo. Busqué por toda la casa baño, jardín, sótano, habitaciones, debajo de las camas y no la encontré.

Frustrado me asomé a la ventana de la sala que dejaba una vista hacia la salida del terreno, estaba a punto de marcharme, cuando vi algo raro.

Huellas.

Todas estabas impregnadas en la nieve siguiendo una misma dirección.

El puente Bridge high.

Ay mierda.

—Maldición—Me quejé corriendo a buscar mi abrigo — La loca lo hizo — Cerré la puerta con llave y comencé a seguir las huellas a paso veloz. La nieve acumulada en las calles y el frío no eran una muy buena combinación. Resultaba casi imposible caminar, era necesaria una barredora que removiera todo esto.

Luego de seguir las huellas hacia el puente, me extrañó que desaparecieran, por lo que rápidamente comprendí que no había cruzado. Eso era una ventaja.

Debía de estar cerca.

Busqué con mi mirada un indicio que me dijera hacia donde se había dirigido y la hallé. En la orilla del puente había una forma de arrastre en la nieve, como si algo se hubiera resbalado hacia abajo. Cautelosamente lo seguí y vi un especie de bulto que sobresalía de la nieve. En un principio creí que se trataba de alguna roca o animal, pero al acercarme aún más confirmé que se trataba de algo completamente diferente.