Desperté casi de un santiamén, mi habitación se mantenía a oscuras al estar las cortinas cerradas. Refregué mis ojos y miré a mi lado extrañada.
Juraría que no dormí sola.
Me puse de pie y me acerqué a la ventana para mover las cortinas a un lado, el día estaba color gris casi negro y nevaba abundantemente. Sonreí dirigiéndome al baño, arrugué mi rostro al sentir un dolor bastante conocido en mi zona pélvica. Hice una mueca y rebusque en mi habitación una toallita sanitaria, para luego volver al baño que para alegría mía lo encontré vacío.
Una vez ya aliviada y cambiada me situé frente al espejo para cepillar mi cabello y dientes. Corrí con el peine un mechón cerca de mi cien y me sorprendí al ver una cortada en ella. Negué frustrada pensando en cómo demonios lo cubriría. Dividí mi cabello en secciones iguales y solté una gran parte cerca de mi rostro, después lo cepillé hacia el lado de la herida cubriendola por completo. Para finalizar coloqué Spray fijador para evitar que mi cabello se moviera y me delatara.
Sonreí orgullosa de mi trabajo y volví a mi habitación. Tomé unos vaqueros de mi placard y una remera manga larga color beige junto a una campera de lana y un gorro. Suspiré al verme al espejo de la habitación y asentí de acuerdo a mi aspecto. Salí de la habitación y bajé encontrándome con John y Janine.
— Dormilona — Dijo un sonriente John bebiendo de su taza con café.
Sonreí —Buenos días —Saludé acercándome a Janine —¿Puedo ayudar? —Pregunté viéndola prepara el desayuno.
— Buenos días y claro que puedes ayudarme — Dijo Janine abriendo la heladera para sacar la mantequilla.
— Serviré el chocolate — Avisé tomando el recipiente en donde se encontraba y sirviendo en cada taza correspondiente.
John dejó de leer el periódico y me miró — ¿Cómo lo llevas? —Fruncí el ceño y él sonrió —Viviendo aquí, la convivencia —Aclaró.
Asentí en comprensión — Creo que bien —Hice una pausa —Tuve suerte.
— Estamos felices de tenerte con nosotros, eres una gran chica y eso que solo has estado un par de días — Comentó Janine tomando asiento a un lado de John.
Sonreí de lado —No estaría segura en afirmar que Todos están felices con mi presencia aquí —Comenté haciendo una mueca.
John suspiró — ¿Lo dices por Brandon?.
Me encogí de hombros — Creo que no le agrado, en lo absoluto —Me senté y cogí la taza para llevarla hasta mis labios.
— Tranquila, tienes que darle tiempo a que se acostumbre. Le cuesta pero te aseguro que con el tiempo ambos se entenderán — Dijo positiva Janine untando mantequilla a su tostada.
— Espero, sé que debe ser difícil aceptar como hermano a alguien que no lo es.
John negó — Aún así ahora tú eres su hermana y debe aceptarte. Hacerlo sería un comportamiento bastante maduro de su parte.
Hice una mueca — Si ustedes lo aseguran—Tomé una tostada y el dulce.
Brandon y Liza llegaron a la cocina y tomaron asiento donde se encontraban sus tazas. Brandon tomó asiento frente a mí y Liza a mi lado. Le sonreí y ella me la devolvió animada.
— Amo los días sábados ¿Ustedes no?— Comentó Liza revolviendo su chocolate.
John y Janine asintieron. Yo me encogí de hombros y Brandon no hizo ninguna señal, solo se mantenía bebiendo de su taza en completo silencio.
Fruncí los labios y continué con mi desayuno.
Junto a Liza levantamos y limpiamos la mesa una vez que habíamos desocupado las cosas. Liza las recogía y yo las lavaba en el proceso. Janine y John se dirigieron al salón acomodándose en el sofá ambos arropados, viendo la televisión.
Oí un profundo suspiro detrás de mí —Listo—Dijo Liza poniendo sus brazos en jarras y admirando el orden—Iré a tomar un baño y usaré el Shampoo de Chicas que mamá me obsequió—Sonrió feliz y como un rayo salió de la cocina.
Negué divertida secando mis manos y dirigiéndome hacia las escaleras, en ese momento divisé a Brandon casi terminando de subirlas, por lo que estuve a punto de correr para alcanzarlo pero me limité a caminar rápidamente.
Antes de que se adentrara a la habitación, tomé su antebrazo deteniendolo.
— ¿Qué?— Preguntó cortante y sin dirigirme la mirada.
—¿Estás hablándome a mí o a la pared?— Pregunté seria— Que yo sepa no tengo rostro de cemento.
Suspiró — ¿Qué quieres?— Cuestionó esta vez mirándome.
—¿Por qué me evitas?—Pregunté con una mueca de confusión.
Negó— No te estoy evitando ¿Qué razones tendría?— Hizo silencio— ¿Ahora puedo pasar?
Mordí mi labio inferior.
— No tengo idea si dije o hice algo que te molestara anoche, pero solo quería agradecerte por no haberme abandonado.
Brandon alzó su mirada y me miró fijamente—De nada, ahora olvidalo y vete—Intentó pasar, pero apreté mi agarre en su brazo.
— ¿Acaso me temes?— Elevé una ceja.
— ¿Eh?— Me observó incrédulo— Claro que no.
Me crucé de brazos—Me niego a dejarte entrar a tu habitación, si no dices porque te comportas como un histérico bipolar—Amenacé terca.
Brandon gruñó furioso, tomó mis hombros empujando mi cuerpo hacia la pared bruscamente y se acercó a mí.
— No tengo el tiempo ni las ganas de hablar contigo, ¿Me agradeciste?— Preguntó serio— Genial, ahora déjame solo y no te metas en mis asuntos— Me liberó y entró a su habitación cerrando de un portazo la puerta.
Un silencio molesto transcurrió y yo solo seguía en la misma situación.
— Intenso— Dijeron a mi izquierda. Me sobresalté y miré a mi lado. Liza se encontraba con una bata de osos color violeta y unas pantuflas de sapo—Si te lastimó, espera a que me cambie y lo golpearé con Shadows.
Fruncí el ceño recuperando mi compostura—¿Shadows?
Asintió—Mi osito—Dijo obvia.
Sonreí—Estoy bien, solo fue una discusión entre hermanos.
— Seguro— Ironizó. Negué y me encaminé a mi habitación, antes de cerrar me volteé y observé una vez mas su atuendo.
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Editado: 02.06.2023