I Just Love You

Capitulo 8

La noche de la esperada fiesta de cumpleaños llegó . Janine nos había comprado ropa tanto a mi, como a Brandon y a Liza. Sinceramente no tengo idea en que momento salió. Cuando Janine quiere ser escurridiza lo logra sin dificultad.

Situada en la comodidad e intimidad de mi habitación, debatía conmigo misma, sobre si utilizaría o no maquillaje. Aún no me duchaba, por lo que estaba notablemente retrasada y los amigos de Brandon estarían por llegar. Abandoné mi auto-debate y me dirigí al baño a tomar una ducha. Estaba un poco incómoda por la regla, pero la costumbre lo hacía ser bastante llevadero. Una vez ya higienizada me cambié estrenando la ropa que Janine me había obsequiado, seguido de eso arreglé mi melena a bases de clips.

Suspiré situándome delante del espejo y le sonreí levemente a mi aspecto.

Al menos eso hice bien.

Resignada por no poder huir bajé e inmediatamente a mis oídos llegaron voces que no reconocía. Perfecto, están aquí.

  ¿Tanto tardé? Que no los oí. 

Internamente deseaba que las escaleras fueran interminables, de manera tal, que no tuviese que aparecer delante de esa jauría muriendo en el intento. Negué a mis pensamientos, sobre ellos como animales salvajes y me concentré en terminar de bajar sin caer. La música de Metal se colaba por mis oídos, el volumen llegaba a tal magnitud que provocaba en mi rostro una serie de muecas debido a la molestia. 

Llegué al último escalón y divisé a Janine sirviendo la comida, patatas fritas, bicochos, cup-cakes y demás. Hice un análisis completo y discreto en todo la sala, era así como una especie de robot. Una imagen de Terminator se vino a mi mente, en el momento que él verifica que no haya peligro. En mi caso, todo me advertía el peligro.

Sonreí y negué ante mi gran imaginación en el mismo momento que notaba un par de miradas sobre mi persona.  Mi sonrisa se esfumó.

En la sala estaban los mismos brutos e irritantes amigos del bipolar que tengo como "hermano" y la misma chica que tiró mis libros, el primer día de clasesMiré hacia la izquierda y miré a Brandon sobre el sofá bebiendo un trago de gaseosa y riendo con sus amigos. En ese momento él volteó a verme, ambos nos mantuvimos como idiotas observarnos fijamente y luego rodamos los ojos negando serios.

Sin esperar más me encaminé hacia la cocina junto a Janine.

— Cariño, no es necesario que me ayudes— Dijo quitando la salsa de sus manos en el delantal— Ve a disfrutar  con los chicos— Agregó comenzando a amasar.

Oh, claro que no.

Negué— Aquí estoy bien, además quiero ayudarte.

Frunció los labios—Pero...

— Janine insisto— La miré suplicante y ella rió al saber el porque de mi insistencia. 

Asintió corriendo un cabello de frente y ensuciándola de harina en el proceso— Bien, tú ganas— Sonrió— Por cierto, la ropa que escogí te siente bien. Te ves hermosa—comentó mirándome de arriba a abajo.

Sentí mi rostro calentarse—Gracias—Carraspeé—¿En qué ayudo?

Ella lo pensó por un momento y luego señaló un plato con pizzas recién preparadas.

  — Toma esas y sírvelas, mientras yo preparo estas últimas y las coloco en el horno— Continuó amasando. 

  Rápidamente negué ante su mandato—Cualquier cosa menos ir allá— Señalé con mi dedo— Y servir. 

Janine suspiró—Bien—Limpió sus manos—Iré yo. Déjame las pizzas a mí, para que no ensucies tú ropa. Prepara más bebidas— Tomó los platos y salió de la cocina dirigirse sin miedo alguno hacia la jauría.

 Mientras más tiempo pasara en la cocina mejor.

Concentrada en servir la bebida en los vasos de plásticos, oí a Janine gritar mi nombre. Gruñí dejando la gaseosa y cerré mis ojos para calmarme, mientras en mi mente se repetía la misma palabra en reiteradas veces.

Mierda.

Como toda una valiente hice mi acto de presencia en la sala. Honestamente no tenía idea de que emoción reflejar en mi rostro y no ayudaba que algunos de los amigos de Brandon me observaran, como si fuera un plátano sabroso rodeado de monos hambrientos. 

John apareció por la puerta principal con una gran sonrisa en su rostro.

  — ¡Hola, querida familia!— Exclamó entusiasmado— ¿Dónde está el cumpleañero? 

Brandon lo miró confundido aún con el vaso entre sus manos—¿Qué ocurre papá?

John se acercó y rodeó con sus brazos el cuerpo de Brandon.

  — Vamos hacia afuera, hay algo que quiero que veas— Caminó hacia la puerta principal seguido por todos. 

— ¿Qué querías que viera?— Preguntó Brandon confundido.

John sonrió como la mona lisa—Mira a tu derecha—Le susurró.

Este frunció el ceño e hizo lo que su padre le ordenó. De un momento a otro su fruncido ceño se convirtió en una expresión de sorpresa y perplejidad. A su derecha había un auto DODGE CHARGER SRT HELLCAT colo rojo. Era precioso.

  — No...— Dijo anonadado.

— Puedo...— Le siguieron sus amigos al unisono.

— Creerlo— Terminó Janine— ¡John te mataré!— Chilló perturbada— ¡Mi bebé aún no maneja!, ¡Es peligroso!, ¿¡Qué ocurriría si tiene algún accidente!?, ¿¡Estás demente!?

Reí silenciosamente.

  — Ven amor, ofreceme tú cariño— Dijo John en tono bromista intentando abrazarla. 

  — ¿Mi cariño? ¿¡Mi cariño!?— Gruñó— ¡Voy a darte más que mi cariño! ¡Soquete mal...— John la besó. Todos hicieron una mueca de asco, incluyéndome.

Brandon carraspeó—Mamá, papá. Por favor—Cubrió su rostro con las manos—Demostraciones de amor—Hizo una mueca de asco—En otro lado—Estos se separaron sin ningún toque de sonrojo en sus mejillas.

Caras rotas.

Luego de unas horas Janine ordenó todo y limpió en donde habían cenado. Al rededor de la medianoche más amigos de Brandon comenzaron a llegar y el baile comenzó. Yo no bailo, era muy mala haciéndolo. Por lo que nunca aprendí a hacerlo, ni me motivé a querer intentarlo. Básicamente era una madera andante y para no pasar papelones decidí posar mi trasero en la silla y observar. 




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