Nuevamente la madrugada anunciaba el comienzo de un nuevo día. Me estiré en la cama perezosamente e intenté despertar a mi adormecido cuerpo, por medio de estiramientos. Luego de bostezar y dirigirme al baño para arreglarme, volví a mi habitación para colocar mi uniforme y bajar a desayunar.
Al entrar a la cocina, divisé a Janine y a Liza sentadas junto a cuatro tazas con chocolate caliente. Lo noté de lejos por el leve vapor que esta desprendía y en el medio un recipiente con facturas rellenas de dulce de leche y azúcar impalpable que dejaban a tu boca echa un mar de agua.
Hipnotizada me arrimé para sostener mi taza entre mis dedos, haciendo que un escalofrío me recorriera, al hacer contacto con mis manos frías y el material caliente de la taza. Dí un trago, cerrando mis ojos para degustar con más profundidad mi infusión y me dediqué a elegir la mejor factura con mi mirada.
¡Bingo!
Frente a mí una de ellas me saludaba. Repleta de dulce y azúcar, de gran tamaño y al parecer completamente crocante. Relamí mis labios y sonreí victoriosa al ya tenerla reservada entre mis manos. Tragué la saliva que se había acumulado en mi boca y dirigí la factura hacia mis labios, deseosa de sentir su sabor.
— Buen día familia — Saludó Brandon pasando por mi lado y alejando de mis manos la muy deseable factura, para luego encajarle los dientes y soltar un gemido por el sabor. Lo fulminé con la mirada a la vez que Liza soltaba una risita.
— Tarde — Murmuró burlón sentándose frente a su taza y bebiendo un gran trago de su chocolate.
Janine observó a Brandon, luego mi mirada asesina y negó dejando su taza en la mesa.
— ¿Qué haré con ustedes? — Preguntó en un suspiro.
(...)
Janine nos acercó al colegio, ya que su trabajo quedaba a tan solo un par de cuadras. Al bajar todos nos clavaron la mirada. Bueno en realidad la gran mayoría — Amigos de Brandon — Me observaban y se susurraban cosas al oído. Volteé mi rostro y clavé mi mirada en Brandon quién hizo una mueca de confusión, luego a Liza que me regresó la mirada. Ambas nos encogimos de hombros.
Al despedirme de Liza, me dirigí a mi salón encontrándome con una sonriente Melanie sentada junto a mi banco.
—¿Cómo estás? — Preguntó soltando su lapicero y posándolo en la ranura de su cuaderno.
— Aparentemente viva — Respondí en un suspiro y ella rió levemente.
— ¿Cómo estuvo la fiesta de Brandon? — Preguntó curiosa apoyando su rostro en sus manos.
Mojé mis labios antes de responder —Estuvo... ¿Bien?, sí eso Bien.
Asintió un poco confusa por mi anterior respuesta — Unos pajaritos me contaron que bailaste con uno de los sexys amigos de Brandon — Comentó burlona — Para ser más específica Brian.
Asentí— Sí, bailamos ¿Qué con eso?
Frunció el ceño —¿Solo bailaron? —Preguntó extrañada —Pero... —Hizo silencio mirándome con una mueca de extrañes en su rostro.
La miré fijo —¿Pero...?
Carraspeó —Él dijo, ya sabes... —
Debo resaltar que la paciencia no es una virtud que yo contemple, por lo que me impaciento a una velocidad increíble.
— Continúa — Ordené impaciente.
Suspiró —Dijo que tú y él, habían... — Hizo una seña pervertida con sus manos, abrí mis ojos como platos al entender. Mi rostro de sorpresa se transformó en una de furia, ni siquiera me conocía bien como para estar inventando rumores sobre nosotros. Mi sangre comenzó a hervir, en este momento tenía un complejo de pava silbadora. Mis orejas parecían expulsar vapor de lo furiosa que me encontraba. No veía la hora de salir de clases y darle lo que se merecía a ese imbécil.
— Hijo de ... — Balbuceé — Maldito mentiroso, ni siquiera toqué un pelo de su asquerosa cabeza —Refuté entre dientes.
— Te creo — Sonrió para tranquilizarme — Él es un patán, pero el problema es que te ha hecho quedar como una zorra frente a toda la institución.
Apreté mis dientes aún más enojada.
Sonreí al oír el timbre sonar.
Hora de poner las cosas en su lugar.
Me levanté bruscamente, tomé mis pertenencias y salí del salón con Melanie detrás de mí casi corriendo, para mantener mi paso. Fui en busca de Brian y lo hallé junto a Brandon y sus amigos quienes conversaban tranquilamente.
— ¿Qué se siente ser una fácil? — Canturreó Leyla, la chica que bailó con Brandon.
Me encogí de hombros—No lo sé, dímelo tú—Contesté para luego ignorarla olímpicamente. Tomé de la correa al bolso de Brian, para que pusiera su atención en mí. Crucé su rostro de una bofetada, haciendo que este girara noventa grados hacia la derecha. Los demás hicieron silencio absoluto y con eso incluyo a Brandon.
— ¿¡Que dijiste sobre mí!? — Vociferé viendo rojo.
Sonrió burlón — Solo dije la verdad.
— ¡Maldito cabrón mentiroso!
Mi respiración se encontraba agitada. Nuestro pequeño show había llamado la atención de varios estudiantes, quienes se detuvieron a curiosear.
— ¿Qué ocurrió? — Decidió intervenir Brandon.
—Este imbécil ha inventado rumores sobre mí — Dije lanzándole dagas con mis ojos al idiota.
— ¿Rumores? — Repitió en un susurro — ¿Qué rumores?
Bufé fastidiada— Ha dicho que Anel se acostó con él en tú fiesta de cumpleaños —Interrumpió Melanie y todos la observamos haciendo que se sonrojara.
Brian rió sarcástico— ¿Tú eres? — Se dirigió a Melanie — No importa, el punto aquí, es que lo que dije es cierto.
— Brian... — Dijo Brandon luciendo amenazante.
— ¿Qué? — Sonrió mirando a Brandon — ¿Ahora eres el hermano protector?
Este negó — No, pero puedo ser el que deje tú rostro magullado, sino confiesas la verdad — Lo amenazó acercándose a Brian. Lo detuve de su ante-brazo, no necesito que atraiga los problemas hacia él por mi causa.
— Me produces asco — Dije cerca de su rostro.
— Que boquita tan provocadora tienes, zorrita — Eso fue lo que colmó mi paciencia. Me abalancé sobre él, oyendo como algunos de los alumnos exclamaban sorprendidos por mi arrebato. Logré abofetearlo un par de veces, hasta que me alejaron de él. Brian se levantó furioso y se acercó a paso veloz hacia mí.
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Editado: 02.06.2023