Ambos nos encontrábamos tiesos, nublados, nerviosos e incómodos. Nuestros cuerpos no sabían a ciencia cierta hacia donde huir. Sentía como mi sistema nervioso ordenaba a cada una de mis extremidades realizar movimiento alguno, sin embargo, mi cuerpo se negaba a responder.
Mis ojos se clavaron en Liza, quién salía como si la estuviesen grabando en cámara lenta. Mi respiración se entrecortó y percibí como las manos de Brandon se tensaron alrededor de mi brazo, el cual no había liberado aún. Nuestras miradas se centraron en un solo punto, el cuerpo del solecito, como Janine acostumbraba a llamarla.
A una velocidad casi anormal, reaccioné, empujando a Brandon hacia la única puerta que se cruzó con mis ojos. Este dio unos cuantos pasos torpes hacia atrás y su espalda impactó con la puerta, cuya presión hizo que se abriera y la anatomía de Brandon se perdiera entre la oscuridad que el cuarto poseía.
Todo este extraño momento ocurrió justo en el tiempo exacto en el que Liza terminaba de abandonar su habitación. Refregó sus ojos y los entrecerró mirándome mientras que soltaba un gran bostezo y se cubría con Shadows.
—Anel ¿Qué hora es? —Cuestionó aún adormilada.
Intenté inútilmente recomponerme y ordenar a mi cuerpo a obedecerme, lo logré, a duras penas pero lo logré. Tragué saliva, ya que mi garganta se hallaba reseca e inhalé para poder articular alguna palabra inteligible.
—D-deben ser como las siete y media de la tarde.
Abrió sus ojos más de lo normal, demostrando sorpresa— ¡Oh, no me quedé dormida! —Golpeó su rostro con su compañero felpudo.
La analicé confusa, Liza me observó y negó al ver la mueca de extrañez que adornaba mi rostro.
—Hoy daban la bella y la bestia ¡Jamás la he visto y justo que hoy la daban me quedé dormida!
Una risa se escapó de mis labios, señal que me daba la certeza que ya estaba más relajada.
—No te preocupes, volverán a pasarla. Si no quieres esperar tanto, puedo descargarla para que puedas disfrutarla sin cortes—Propuse y segundos después sus ojos se iluminaron y comenzó a chillar.
— ¡¿De verdad?! —Apretó sus ojos como si de una fan se tratara— ¡Gracias, gracias! —Su rostro enfundado en una sonrisa se transformó en una mueca y sus manos, que sostenían a Shadow, lo liberaron haciendo que este se encontrara con el suelo. Luego sus manos se dirigieron a la parte baja de su abdomen e hizo presión.
La miré preocupada— ¿Liza? ¿Qué ocurre?
Me observó—Baño, Baño, ¡Baño! —Comenzó a pregonar y a su vez realizar pequeños saltos. Suspiré aliviada y la vi dirigirse hacia la puerta que daba con el baño.
Algo anda mal.
Repentinamente mi cuerpo se inundó de pánico al ver que hacia donde se dirigía Liza, era donde había empujado a Brandon en mi ataque de nerviosismo.
— ¡Espera! —Clamé horrorizada—Debo enseñarte algo, ¡Si eso, enseñar! —Liza me contempló insólita, pero asintió.
—Primer debo ir al baño.
Negué—Lo, sé. Pero prometo que será rápido—Recé internamente porque Liza no rebatiera mi proposición.
Descargó un suspiro cargado de frustración, se acuclilló a tomar su oso y asintió en mi dirección. Liza entró y de reojo logré divisar como Brandon— como si de un espía se tratara —Salía del cuarto de Baño, para introducirse en su habitación.
—Eso estuvo cerca—Suspiré ya casi relajada en su gran totalidad.
— ¿Qué estuvo cerca?
Y la relajación que me había poseído se esfumó en un santiamén al oír su delicada voz. Roté en su dirección y sonreí nerviosa, rasqué mi antebrazo y fruncí mi ceño.
—Nada, eh..., —Un libro, susurró mi inconsciente y mis ojos se abrieron como platos ¡Eso! —Quería obsequiarte un libro, pequeño solecito—Sonreí orgullosa de mí y más aún al ver como se ilusionaba.
— ¡¿De veras?! —Asentí sonriente— ¡¿Cuál?! ¡¿Cuál?!
Tomé un libro que había leído cuando pequeña y que me había acompañado todo este tiempo que estuve en el orfanato.
—Ten—Lo extendí y ella lo tomó emocionada—Es muy importante para mí, así como lo es Shadows para ti.
Sonrió emocionada—El principito—Susurró—Lo cuidaré, lo juro.
—Sé que lo harás.
Inesperadamente saltó en mis brazos y me envolvió en un abrazo casi asfixiante. Sostuve su cintura para evitar que cayera, ya que sus piernas se habían enrollado en la mía.
—Gracias—Se alejó del hueco de mi cuello, sin soltarse aún—Te quiero, Anel. Y eso fue suficiente para que volviera a apretujarla hacia mí.
—También te quiero, solecito.
...
— ¿Y bien?, ¿Les gusta? —Cuestionó Janine mirando como devorábamos las sopaipillas. Todos asentimos sin articular palabra alguna, por lo que Janine sonrió orgullosa.
De reojo contemplé a Brandon, pero este se encontraba muy concentrado bebiendo su café con leche. Fruncí el ceño al ver que ni siquiera registraba como lo observaba.
Bipolar.
Una vez que finalizamos la media tarde, muy tarde, Liza y yo como siempre ordenamos la cocina. Me dirigí a mi habitación y de un pequeño brinco salté en mi cama, tomé mis auriculares y coloqué música a un moderado volumen, para no destruir mis tímpanos y ahí me mantuve. Relajada y tranquila en la soledad de mi habitación.
Desperté por el dolor que producía uno de los cascos en mis oídos. Me quejé al quitarlo y luego proseguí a masajear el área afectada. Fregué mis ojos y me senté en la cama, acción que duró poco al ser testigo de cómo un mareo y unas nauseas terribles se apoderaban de mí.
Nuevamente me acosté y tomé mi celular para verificar la hora. ¡Las seis de la mañana! ¡Mierda dormí toda la noche vestida! Quise abofetearme a mí misma por mi imprudencia.
Presioné mis labios al sentir como mi cavidad bucal se rebalsaba en saliva, mala señal. Quité las sabanas de mi cuerpo y como posesa corrí al baño cubriendo mis labios. Una vez allí me arrodillé frente al WC y descargué todo lo que estaba dañando mi estómago. Hice una mueca de asco ante la acidez y el sabor que recorrían mi garganta. Temblorosa caminé frente al espejo y presencié las oscuras tonalidades que abarcaban la parte baja de mis ojos. Sobé mi cien y abrí la canilla para enjuagar y quitar este pestilente sabor de mi boca.
#48787 en Novela romántica
#12852 en Joven Adulto
besos, amor adolescente celos peleas secretos, cliche familia amigos romance
Editado: 02.06.2023