I Just Love You

Capítulo 15

Gracias a todos los ángeles celestiales ya me sentía más aliviada, mi pecho ya no dolía, aunque si quedaban algunos signos de tos, pero eso era lo de menos. Con un poco más de energía en mi sistema, me digné a levantarme de la cama e ir al baño a contemplar mi sucio rostro y a poder eliminar mi aliento de todas las mañanas. Al llegar frente al espejo, en mi rostro se formó una mueca de asco al ver mi cabello completamente despeinado, mis ojos con ojeras decorados, mi piel grasosa y mis labios partidos completamente.

Demonios amiga, hoy no es tú día.

¿Lo positivo de todo esto?

Es que era sábado.

Tomé mi cepillo y luego de colocar crema dental, proseguí a cepillar mis dientes, sintiendo como la menta inundaba mi boca y el alivio de saber que al menos una parte de mi cuerpo se hallaba completamente limpio de bacterias me tranquilizó. Continué con la ducha, el cual tardé más de cuarenta minutos y envuelta en un suave y cálida bata, caminé hasta mi armario para tomar lo que usaría el día de hoy.

Una vez ya satisfecha por el delicioso aroma que mi cuerpo y cabello desprendían me encaminé hacia la ventana, para retirar las cortinas, dejando paso a la luz del día gris. Sobre el puente Bridge High se divisaba el cúmulo de agua nieve que decaía sobre él, cubriendo su material con una manta de blanca y brillante de nieve.

Era bello.

Suspiré de satisfacción al contemplar tan fantástico paisaje y luego de unos segundos de silencio oí sonidos de ollas chocar en la cocina. Con curiosidad me encaminé hacia allí encontrando a Janine preparando el desayuno.

— Buenos Días— Saludé posándome a su lado mientras observaba como tomaba las tazas y las llenaba de chocolate caliente.

— Ey, cielo ¿Cómo has amanecido?

Me encogí de hombros— No diré estupendamente, pero se acerca.

Sonrió aliviada— Nos tenías preocupados, John no ha podido dormir en casi toda la noche, por miedo a que tu pecho se cerrara nuevamente. Estuvo toda la madrugada yendo y viniendo desde mi habitación hacia la tuya, para asegurarse que estabas bien.

El cariño y la gratitud invadieron mi alma al saber que mi bienestar era un punto importante en las vidas de mis padres adoptivos.

— Yo, no sé qué decir. Supongo que agradecerles y disculparme por asustarlos.

Janine le restó importancia— No es necesario, para eso estamos. La salud de nuestros hijos siempre va a hacer lo más importantes para mí y mi marido.

Un nudo de instaló en mi pecho, carraspeé y me volteé con el fin de que no descubriera mi momento de debilidad.

— ¡Carajo! — Exclamó Janine golpeando con la punta de su pie la cocina.

La analicé ceñuda—¿Qué ocurre?

— No he hecho las compras ¿Cómo se supone que vamos a tomar el desayuno sin nada con qué acompañarlo?, demonios, mi cabeza se encuentra en cualquier lado.

Liberé una sonrisa— No te preocupes, iré en un santiamén a comprar. De todas maneras, la panadería queda a solo tres cuadras.

Ella negó rotundamente—No, por supuesto que no. Estás recién sintiendo algo de alivio, no dejaré que salgas y mucho menos con este clima.

Rodé mis ojos— Janine, te aseguro que mis glóbulos blancos han llevado a cabo muy bien su trabajo. No arrugues tanto tu ceño que envejecerás velozmente— Me observó indignada— Prometo que me abrigaré bien ¿Sí?

Suspiró—De acuerdo, tú ganas—Por el marco de la puerta apareció Brandon con su anatomía ya impecable.

— Hola, mamá— Besó la mejilla de Janine— Hola, tú— Dijo con indiferencia hacia mí.

Bufé, pero por educación hice un gesto de saludo con la mano.

— Cariño, que bueno que decidiste levantarte temprano— Brandon frunció el ceño ante el comentario de Janine— Acompaña a Anel hasta la panadería, no quiero que vaya sola y le ocurra algo.

¿¡Qué!?

— ¿Es que acaso se trata de un bebé? — Dijo en tono de burla en imbécil— Puse mis ojos en blanco.

— Janine, no es necesario, No soy un BEBÉ. Puedo ir sola.

Janine negó— Es ir con Brandon o no ir— El mencionado sonrió con burla.

Lo ignoré.

— ¿Qué más da? — Me encaminé hacia mi cuarto, tomé mi abrigo, mi bufanda y mi gorro. Luego de colocarlos me dirigí hacia la puerta principal.

— ¿Ya? ¿O debes seguir arreglándote para visitar la panadearía? — Comentó sarcástico Brandon.

— Vaya que eres agotador, pajarito.

Gruñó—No me llames así, ya te lo he dicho.

Asentí—Si como digas, ahora vamos. Mientras más rápido vayamos, más rápido llegaremos.

(...)

De camino hacia la casa, luego de haber hecho las compras, todo iba en repleto silencio. Brandon llevaba una rama que encontró quién sabe dónde y yo solo me dedicaba a observar el paisaje.

— Mira— Señaló el puente con la rama — Allí fue donde quisiste transformarte en la reina de hielo.

Lo miré amenazadora— Cierra la boca.

Rió— No puedes negar que fue algo gracioso.

La tranquilidad que estaba en mi organismo se esfumó, dando paso a todo el enojo que este idiota me hacía sentir.

— Escúchame bien, pájaro del demonio— Dije segundos después de detenerme— Me tienes hasta la coronilla con tus comentarios— Lo tomé de las solapas de su chaquetón, con cuidado de no soltar la bolsa donde se encontraban las facturas y tortas dulce que habíamos comprado— Eres denso y frustrante ¿Por qué carajos no me dejas tranquila? ¿¡He!? ¿¡Qué es lo que tengo que hacer para que dejes de joderme!?

Se encogió de hombros—Eso ya lo sabes.

Gruñí—¿Sabes? dices demasiadas tonterías para alguien que nunca dice nada. Es por eso que de ahora en adelante te ignoraré.

— Suerte con ello.

Apreté la bolsa con mis manos— Lo haré— Dije furiosa— Después de esto... — Con fuerza estampé la bolsa en su rostro, provocando que trastabillara hacia atrás. El arrepentimiento nunca llegó, porque sabía que no había ocasionado daño alguno. Los panificados eran recién elaborados y se encontraban tibios y tiernos.




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