Mordisqueé un sándwich de queso, dejando migas en las comisuras de mis labios. Hice una mueca al ver mi pantalón repletas de estas, por lo que comencé a sacudirme para quitarlas. Tomé el libro de los Miserables, el cual llevaba por la mitad y continué con mi lectura. Rodé los ojos al sentir una notificación de mensaje en mi celular.
Con pereza lo desbloqueé y eché un vistazo.
¡Hola!
¿Qué? ¿Numero desconocido? con el ceño fruncido escribí una respuesta la cual consistió en un simple ¿Quién eres?
Lo siento. Soy David ¿Cómo estás? No quiero que me tomes como un desesperado o algo así, no tenía tu numero celular y Melanie tuvo la amabilidad de pasármelo. Espero que no te moleste.
Sonreí — No me molesta —Escribí en medio de una negación —¿Para qué soy buena?
Quería saber cuando podíamos quedar, realmente tengo muchas ganas de conocerte y quisiera que saliéramos a donde...¿No lo sé? donde sea ¿Qué dices?
Volví a mordisquear mi sándwich en medio de un sonrojo y luego preparé mis dedos para responder a su mensaje — Supongo que sí, es decir, me encantaría salir contigo. Me gustan los tacos (Indirecta).
¡Claro, genial! Entonces tacos será, jamás los he probado (No me asesines) pero si voy contigo, sé que los adoraré.
Lancé una risa—Te haré adicto. Luego quedamos.
Besos.
Honestamente David era un chico genial, amable, caballero y guapo, él era lo que toda chica quería, incluso yo. Pero claramente esas eran mis expectativas antes de que un idiota y molesto pajarito apareciera revoloteando sobre mi eje.
Realmente quiero salir con David, en plan de amigos por supuesto.
(...)
La mujer de cabellos castaños y extenso en dirección hacia su cintura, se hallaba junto a un hombre, bien parecido, unos gigantes ojos verdes y una sonrisa, no tan conciliadora. La mujer cargaba sobre sus brazos un pequeño bulto, cubierto de mantas. Fruncí el ceño al percatarme de que ellos no podían verme y solo me mantuve allí.
Observando.
— Esto no estaban en mis planes— Reprochó la mujer negando frustrada.
Él hombre liberó una risa carente de humor— ¿Y crees que yo lo tenía planeado?— Volvió a reír— Un bebé es lo que menos necesito ¡Joder!— Maldijo sobresaltando a la mujer y logrando que el bebé chillara— ¡Esto es tú culpa, prostituta drogadicta!
—¿¡Disculpa!?— Exclamó indignada— ¡Yo solo iba a tu encuentro por mercancía! ¡Fuiste tú quien se me abalanzó! ¿¡O acaso puse una pistola en tu cabeza y te obligué subirte sobre mí!?
— ¡Perra! ¿¡Por qué demonios no abortaste!?— Negó y luego su ceño se relajó— ¿Acaso creíste que dándome un hijo, me quedaría contigo?— Lanzó una carcajada— No, cariño ese bebé que tienes en tus brazos, no podría importarme menos y no menciono a quién lo lleva.
Ahora la mujer rió—¿Acaso creíste que si me embarazaba era porque quería estar contigo?—Cuestionó imitándolo—No, cariño, lo hice por que junto a ti, la mercancía sería gratis. No eres el centro del universo, supéralo.
— ¡Ya calla!— Bramó el hombre furioso ocasionando que el bebé comenzara a llorar fuertemente— ¡Has que se calle!
— ¡Es un bebé idiota, no entiende!
—¡Entonces líbrate de él!
— ¡Es lo que más deseo!— Gritó furiosa. En este punto mis ojos ya estaba humedecidos. no solo por como trataban al bebé, sino al percatarme de que ese pequeño bulto, era yo.
Y esos mis padres.
— Envuélvela en algo y bótala— Dijo él hombre mirando su reloj— Un vez que ya lo hayas hecho, desaparece de mi vida.
— Lo haré con gusto, pero quiero algo a cambio— Él hombre al escucharla gruñó y luego se volteó para poder oír su petición— Drogas— Pronunció sonriente— De por vida, gratis y de buena calidad. Sabes que deshacerse de un bebé no es algo de todos los días, así que tu decides.
Él hombro talló su rostro en un intento de calmar su furia—Hecho, solo encárgate de desaparecer a la niña y luego tú en el proceso. Habla con López y dile que vienes de mi parte—Se acercó hasta la mujer—Ten esto—Le extendió una medalla pequeña y dorada—Servirá para que te entreguen la droga, no la pierdas o solo al acercarte allá te asesinarán. esto te otorga cierta inmunidad con los traficantes.
— Excelente, fue un gusto hacer negocios contigo. Si me disculpas aún hay algo que nos está molestando— Señaló al bebé, el hombre asintió y luego emprendió camino alejándose— De acuerdo, ¿Qué haré contigo? — Se acercó hasta un bote de basura y luego de vaciar una de las bolsas, procedió a introducir a la niña en esta. Hizo un nudo en la bolsa y sin mucho cuidado la posó sobre las demás bolsas y luego de eso solo se marchó.
La abandonó.
Me abandonó.
Con lágrimas me acerqué al tarro de basura y divisé leves movimientos dentro de la bolsa, cubrí mi boca en un intento de calmar mi llanto. De repente un destello en el suelo llamó mi atención, interrogante me acerqué hasta él y luego lo tomé analizándolo.
La medalla.
Los llantos del bebé aumentaron a tal magnitud que tuve que cubrir mis oídos para aliviar el dolor que estos producían a mis sensibles tímpanos.
— ¡Calla, calla, calla!— Chillé con dolor— ¡Por favor!
— ¡Oye, despierta!— Exclamaron removiéndome— ¡Demonios bruja, mírame!
Mis ojos se abrieron de par en par y se clavaron en el techo para luego bajar y divisar a Brandon sosteniendo mis brazos, mis ojos se aguaron e involuntariamente mis labios formaron un puchero.
— Mierda— Maldijo— Oye, tranquila— Me arropó en su pecho y eso fue suficiente para dar rienda suelta a mis lagrimas— ¿Qué ocurre?
Negué sin poder hablar, él entendió porque ejerció presión alrededor de mí. Llevé mi mano hacia mi pecho para aliviar un poco mi dolor, pero mi piel se encrespó al sentir un pequeño objeto colgar de mi cuello.
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Editado: 02.06.2023