I Just Love You

Capitulo 35

Degusté la última porción de mi tarta de zanahoria y con delicadeza, posé los cubiertos sobre el plato y a este sobre mi mesita de luz. Acto seguido procedí a levantarme y a terminar de ubicar el resto de mis pertenencias en mi antigua habitación.

Lancé un suspiro agotador al ver que mi objetivo de vaciar la maleta se hacía cada vez más lejana. Rasqué mi ceja y con pereza continué doblando la ropa restante, mientras mi cerebro pensaba en algo en específico.

Brandon.

¿Qué será de él, en estos momentos?

¿Seguirá enfadado?

¿Cuándo volveré a verlo?

Maldición, si tan solo hubiese tomado otras decisiones, ahora tal vez todo sería diferente.
Con frustración arrojé una camisa de seda roja al suelo y apretujé mis manos contra mi rostro. Estaba enojada, triste y desconsolada, pero conmigo.

Repudiaba a mi persona.

—Joder—Me levanté y caminé hacia la ventana cerrando la cortina de un tirón. No me apetecía ver el anochecer con algunos rastros de nieve. Rápidamente me encaminé hacia el baño, con la misión de higienizarme, tanto mi boca como mi zona intima, que cada vez se sentía más aliviada, ya que estaba siendo abandonada por la regla.

Una vez ya lista con rapidez quité la ropa actual que usaba y la remplacé por mi pijama. Con mi ánimo un poco elevado, me introduje en mi reconfortante cama en espera de que el sueño llegara a mí.Mis ojos se dirigieron al celular posado en la mesa de luz (junto al plato que había dejado) que brillaba más no sonaba. Relajé mi ceño fruncido al reconocer a la persona que me había escrito.

~ ¡Amiga! ¿¡Cómo estás!? No supe nada de ti, desde que la perra de Leyla hizo esa estupidez en el gimnasio. ¿Todo en orden? ~

Sonreí—¡Ey, Melanie! Estoy bien y bueno con respecto a lo demás… Hice nuevos moretones en mi rostro.

A los minutos un nuevo mensaje llegó ~ ¿Golpes? ¿De qué hablas? ¡Oh, por dios! ¡Dime que es lo que estoy pensando! ~

 

Lancé una risita—Si piensas que golpeé a Leyla estás en lo correcto, creo que desquité toda mi frustración con ella.

No pasó ni un minuto cuando ya tenía una respuesta ~ ¿¡Y me perdí de eso!? ¡Estúpido director y sus órdenes! ¿Te molesta si te visito? Sería la primera vez y no quiero llegar de la nada~

Sonreí melancólica—Me encantaría verte…—Apreté mis labios—Pero no me encuentro allí, luego de la pelea las cosas se pusieron bastante feas en la casa y decidieron regresarme al orfanato, según entendí, temporalmente.

~ ¿¡Qué!? ¡Mierda!, como lo siento. Mira, no soy buena consolando y tampoco estoy segura de que lo necesitas, pero ahí va… Eres mi amiga y no importa lo que suceda, sabes que cuentas conmigo para lo que sea~

Negué sonriendo—Tú también lo eres…—Un sonido fuera de mi ventana logró sobresaltarme, tragué saliva y con rapidez terminé de teclear—Y gracias por el apoyo, Mel.

Dejé mi celular y con cautela caminé hacia la ventana, abriéndola lentamente. Pequeños copos de nieve se adhirieron a mis pestañas y labios, provocando el fruncimiento de estos.

—¡Joder! —Oí un susurro. Con valor acabé abriendo la ventana al cien por cien y chillé al ver un par de manos sujetadas del marco frente a mí—¡Ayúdame!

¿Pero qué…?

—¿Brandon? ¿Qué demonios haces aquí?

—Bruja…—Se quejó—No soy Spider-Man, sostén mi mano o voy a caer.

Negué con cansancio tomando su mano derecha—¿Qué intentabas hacer? —Ejercí fuerza y con su ayuda logré por fin ver su rostro, el cual se hallaba rojo y su gorro de lana cubierto de nieve—¿Otra vez en el papel de Romeo?

Rodó sus ojos—Obstruyes mi camino—Me empujó para adentrarse a mi cuarto. Mordí mi labio inferior, mientras cerraba la ventana—Así que esta es tu nueva habitación—Afirmó y luego liberó un leve silbido—No me sorprende.

Lo observé seria—¿Qué haces aquí?

Dejó su mochila en la cama y volteó a verme—Si mal no recuerdo, dije que no quitaría mis ojos de ti—Bufé—Y cumplo lo que digo—Quitó su gorro sacudiéndolo.

—¿Eso implicaba viajar a altas horas de la noche, trepar a mi ventana y…? —Fruncí el ceño—¿Cómo supiste cual de todas era mi habitación? ¿Y cómo llegaste aquí?

Sonrió con coquetería—Digamos que recibí algo de ayuda y tengo auto ¿Recuerdas?

—¿De quién…? —Todo se aclaró en mi cabeza—Fue Bertha ¿No es así?

—Ajá—Se recostó en la cama— ¿Cómo has pasado las últimas horas aquí?

Me senté a su lado—Bien, quiero decir, no tendría por qué incomodarme mi antiguo hogar—Mojé mis labios—¿Cómo está todo por allá?

Brandon hizo una mueca y clavó sus ojos en mí—Silencioso. Mis padres apenas me hablan y Liza no ha salido de su cuarto y solo han pasado unas horas desde que te marchaste—Negó—No quiero imaginar lo que sucederá en un par de días sin tu presencia.

—Lo siento mucho—Mi rostro se llenó de pesar, Brandon se reincorporó y quedó frente a mí.

—No tienes por qué disculparte Bruja—Sonrió—Todo estará bien.

Sacudí mi cabeza—Me preocupa Liza, ella y yo nos volvimos muy unidas.

Asintió—Lo sé—Sonrió—Mis peores enemigas, vueltas confidentes.

—¿Me consideras tu enemiga?

Este rió y volvió a recostarse, llevando ambas manos detrás de su nuca y luego de soltar un suspiro asintió.

—Lo eres y solo porque haces que mi adicción a besarte y tocarte aumente cada vez que te veo—Sonrió—Como ahora, te veo y no te imaginas las perversidades que surgen en mi cabeza y que me encantaría concretar contigo.

Tragué saliva nerviosa y sintiendo como mis mejillas se calentaban.

—Calla, pájaro.

Sonrió—Antes que lo olvide—Llevó sus ojos a la mochila—Traje algo para ti, ábrela.
Hice caso a su orden y procedí a abrirla, mirando el contenido. Un gemido de sorpresa salió de mis labios al ver todos mis libros apilados.

—¿Cómo…?




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