—No puedes estar hablando en serio—Negó Brandon sorprendido—No puede llevarte así nada más, ella te abandonó.
—Eso es lo que pensaba, pero al oírla decir que tenía contactos—Rasqué mi cabello—No lo sé, empecé a dudar.
—Pero ¿¡Qué sucedió aquí!? —Exclamó horrorizada Bertha al ver el desorden en la sala—¿¡Ha pasado un terremoto o qué!?
Caminé hasta ella—Fui mi culpa, lo lamento—Admití avergonzada—Yo me encargaré de limpiar este desastre.
Bertha llevó su mano a su cien—¿Qué sucedió para que reaccionaras así?
Mierda, ahora debo decirle lo que me atormenta.
—Es por esa mujer—Dije sin poder mirarla—Ella asegura que soy su hija y si es así…—Hice un silencio—Reclamará mi custodia—Negué observando el suelo—Quiere llevarme consigo a Rusia, sin importar lo que yo desee.
Bertha emitió un gemido de sorpresa al acabar de oír y procesar lo que había mencionado. Tanto ella como yo sabíamos que, si Claudia lograba obtener mi tenencia, tendría todo el derecho a llevarme donde ella quisiera. No podría quejarme debido a mi falta de edad.
¿Quién diría que la edad iba a convertirse en mi peor enemigo?
—Oh, dios—Jadeó—No puede ser.
—No hay nada que pueda hacer para evitarlo, solo esperar a realizar los análisis y luego aguardar por los resultados—Sentí un brazo enroscarse en mi cadera, girándome para encontrar el rostro del pajarito muy cerca de mío.
—Olvida este asunto por un momento—Propuso neutro—Aun tenemos el resto de la tarde y no vamos a desperdiciarlo en estos dilemas ¿De acuerdo? —Asentí—¿Qué quieres hacer?
Suspiré intentando alejarme un poco, pero la presión que ejerció sobre mí lo evitó.
—Hoy en la mañana adoptaron a Winston, un niño del orfanato—Comenté—Quisiera ir a visitarlo, si estás de acuerdo.
Brandon sonrió—Hecho—Liberó mi cadera—Limpiemos tu desastre, Brujita.
(…)
Revisé por enésima vez mi celular, ambos estamos perdidos. Bertha nos había explicado la dirección, pero, aun así, nos habíamos extraviado.
—Maldita sea—Me quejé.
—Eres una pésima guía—Dijo Brandon deteniendo el auto—¿Y ahora qué?
Gruñí molesta—Estoy pensando, pero tu constante gorjeo no le permite a mi cerebro enfocarse—Brandon bufó ofendido—Solo calla.
—Bruja…
—Espera un segundo.
Movió mi hombro—Bruja…
—Aguarda—Tecleaba como loca en mi celular.
—¡Demonios, bruja!
Solté de golpe de mi celular—¿¡Qué!?
Señaló con su dedo índice frente a él, seguí la dirección que su mano marcaba y pude distinguir una cabellera rojiza en medio de dos mujeres, que caminaban por la acera y se acercaban a una de las casas.
—¡Ahí está! —Chillé feliz—¿¡Por qué no lo mencionaste antes!? —Reproché con una sonrisa.
Brandon liberó un suspiro y rodó sus ojos—Olvídalo—Encendió el auto y colocó primera—Vamos.
Nos acercamos a la vivienda en donde las mujeres junto con Winston habían ingresado. Abrí la puerta del vehículo ni bien Brandon aparcó y con rapidez me encaminé hacia la entrada.
La ansiedad pudo conmigo y fue inevitable llamar repetidas veces a la puerta. El pajarito se situó a mi lado unos segundos más tarde y en ese momento una mata de cabello rojizo abrió. La confusión abarcaba sus verdes ojos, pero al reconocerme, esta se disipó.
—¡Has venido! —Chilló abrazándome—Creí que vendrías mañana.
—Pues aquí estoy—Sonreí—Además moría por conocer tu nuevo hogar.
Su sonrisa se expandía por todo su rostro, pero al llevarlos hacia la persona a mi izquierda, sus labios inmediatamente emitieron una mueca.
—¿Quién es él? —Cuestionó cerca de mi oído y observando con seriedad al pajarito.
—Oh, él es un amigo—Brandon apretó sus labios—Su nombre es Brandon.
El pajarito al oír su nombre, estiró su mano con el fin de estrecharla con Winston, quién no dejaba de observarlo molesto.
—¿Y tú eres? —Winston se cruzó de brazos, lo que hizo que sonriera y Brandon elevara una ceja ante su tono.
—Soy Brandon—Repitió el pajarito—Ella me ha hablado mucho en el camino sobre ti.
Winston asintió—¿Eres solo un amigo? —Mojé mis labios y llevé mis ojos hacia Brandon quien rascaba su nuca un poco nervioso—Porque si estás aquí con otras intenciones, déjame decirte que ella está apartada—Brandon lo observó incrédulo—Así que, apunta hacia otro lado—Dio dos leves palmadas en la mejillas de Brandon, luego de que este se agachara al recibir una seña de Winston—Ya que está todo aclarado, ven—Tomó mi mano—Te enseñaré mi casa.
Ambos entramos y quedamos fascinados por la decoración de la casa. Esta se basaba en adornos modernos, algunos fabricados con cerámica y otros pintados con colores verde agua y en diversos tonos oscuros, logrando un perfecto contraste.
El dinero no era algo por lo que estas mujeres se preocuparan.
—Ese niño me intimida—Comentó Brandon aun estupefacto por el accionar de Winston—Y según tú, es toda una dulzura.
—Lo es, pero te ha tomado como una amenaza—Hice una mueca burlona—Tienes competencia pajarito y por lo visto vas en pérdida.
Brandon se encogió de hombros—No es algo que me preocupe.
Fruncí el ceño—¿A no? —Negó aburrido—¿Y qué pasaría, si dijera que estoy comenzando a fijarme en otro chico?
Brandon clavó sus ojos en mí—Entonces volvería a enamorarte como lo hice antes y créeme, ante eso—Se acercó hasta rozar su nariz con la mía—Eres completamente vulnerable y ¿sabes por qué? —Negué y el sonrió—Porque nunca hice nada para hacer que cayeras ante mí, solo bastó una simple mirada y eso fue suficiente.
Tragué saliva—Te equivocas—Susurré sin alejarme e hipnotizada observando sus rellenos y rosados labios—No soy vulnerable ante tus acciones—Él pajarito no despegó sus ojos de mí—Soy vulnerable a ti.
Este sonrió y acortó un poco más la casi inexistente distancia—Alto ahí vaquero—Winston lo alejó de mí, recibiendo un gruñido por parte de Brandon—Esta es mi chica, así que consigue la tuya—Lo fulminó con la mirada.
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Editado: 02.06.2023