I Just Love You

Capitulo 45

Un sutil movimiento en mi hombro, alejó completamente a mi mente del mundo de los sueños.  Abrí mis ojos con pesar, ya que había resultado difícil dormir y ahora que finalmente lo lograba, tenía que verme obligada a despertar.

Arrugué mi rostro y me volteé hacia la persona que requería de mi atención. Con ambos ojos entrecerrado, divisé a Bertha, sonriente e intentando enfocarme en el momento.

—Hola, cielo—Acarició mi cien—Es hora de levantarse—Asentí con una mueca, debido al leve dolor percibido en mi zona baja.

¿Ya es fecha?

Demonios.

—Está bien—Estiré mis extremidades, mientras tomaba asiento en la cama. Llevé ambas manos para cubrir mi boca al bostezar y procedí a descubrirme—Iré al baño y luego te veo en la sala.

Bertha asintió y salió de la habitación, conmigo detrás y luego de que ya hube escogido mi ropa interior y las prendas cotidianas que usaría hoy, me encaminé hacia el sanitario. Básicamente mi ropa se trataba de una polera, bien cálida y unos jeanes básicos.

El día estaba frío, más, sin embargo, no nevaba.

Lástima…, me gusta cuando nieva.

Ingresé al baño y dejé los objetos que había seleccionado minutos antes en la habitación y procedí a higienizarme, comprobando que el periodo había hecho su acto de presencia en mi zona baja.

Formulé una mueca de asco y resignada, me limpié al cien por ciento. Cepillé mis dientes al igual que mi cabello y lavé mi rostro lagañoso.

Una vez ya lista y vestida, salí del baño en dirección a Bertha, quien se encontraba tomando su desayuno, sin alma alguna en la sala. Fruncí el ceño y tomé el celular de mi bolsillo trasero verificando la hora.

¡06:00 A.m!

Sabía que era temprano, pero no tanto.

¡Podría haber dormido un poco más!

En medio de gruñidos, caminé hacia Bertha tomando asiento a su lado y cogiendo la taza extra junto a ella.

—Decidiste amanecer demasiado temprano—Eché dos cucharadas de azúcar a mi café con leche—¿A qué se debe? —Llevé la taza a mis labios, luego de haberlo revuelto.

Bertha limpió su comisura izquierda y sin atisbo de sonrisa clavó sus ojos serios en mí—¿Por qué?

Fruncí el ceño—Por qué, ¿Qué?

Presionó sus labios—¿Por qué decidiste tirar todo por la borda? —Negó—¿Sabes las consecuencias que acarrearán tus actos?

Hablaba del día anterior.

—Bertha yo…

—¿Por qué lo hiciste? ¿Es cierto, que quieres estar con ella?

Asentí—A veces ni yo sé lo que hago, Bertha—Suspiré—Pero creo que es positivo, dar, aunque sea solo una oportunidad ¿O no? —Tragué saliva—Sé que Claudia jamás hizo méritos para ganar esta chance de mi parte, pero, aun así, tal vez ella cambie.

—Eres como mi hija ¿Lo sabes? —Asentí lentamente—Te conozco y permíteme decir que no creo una sola palabra de lo que sale de tu boca, cariño.

Tragué saliva sonoramente.

—Es cierto…—Intenté mantener la compostura—No he mentido.

—Yo creo que sí—Clavó sus ojos en mí y tomó una de mis manos—Si hay algo que tengas que decirme y en lo que yo pueda intervenir, por favor dilo.

Honestamente estaba tentada a revelar el que había recibido por parte de Claudia la noche del juzgado, pero si lo pensaba mejor. ¿Qué sucedería, si al hacerlo la descubrieran, pero quién sea que tenía la orden de asesinar a mi familia, lo haga sin impedimento alguno?

No estaba segura de lo que podría llegas a suceder y encomendarme al futuro no era una opción.

¿Y si Claudia mentía?

Podía ser una posibilidad, ¿Pero y si no?

Esa última pregunta jodía mis planes.

—Ten calma—Sonreí—No hay nada de lo que debas preocuparte, lo juro—Tomé nuevamente mi taza—Por cierto, lamento lo de tu dinero—Negué—Provoqué que lo despilfarraras en una estupidez, en verdad lo siento.

Ella negó—Está bien—Bebió un poco de su humeante bebida—¿Entonces, es realmente voluntario querer pasar tiempo con tu madre? —Asentí—Entonces no insistiré en el tema.

Y verdaderamente se lo agradecí.

(…)

~ “¡Ey, pajarito! Me tomó alrededor de dos horas decidirme si escribía o no, pues no sabía si me mandarías a volar, pero aquí estoy, tomando el riesgo de un posible rechazo. Sé que lo mejor sería llamarte, pero no soy tan valiente. Sé que debes odiarme en estos momentos y no te culpo, solo quería decirte que lo siento y que, si existe la posibilidad de que hablemos y solucionemos esto, por favor me lo hagas saber.

No tengo nada más que decir solo que espero que aceptes” ~

Presioné la tecla enviar y lancé el celular en la cama nerviosa.

Si Brandon estaba despierto, que era lo más seguro, lo leería.

Hice tronar los dedos de las manos mientras caminaba de un lado hacia otro por la habitación. Estaba demasiado nerviosa ¿Y sí decía que no?, Oh, demonios, odio esto.

Mi lucha interna se detuvo al recibir una llamada con el remitente de “Pajarito” A la velocidad de un corre caminos, tomé el celular y procedía a contestarlo con una leve sonrisa.

—¿Pajarito?

No, Leyla—Instantemente mi sonrisa se borró, dando lugar a una expresión siniestra.

—Taipán ¿Qué haces con el celular del…?

—¿Pajarito? —Realizó un suspiro profundo—Estoy en su casa—Lanzó una risita—Verás, para ahorrarte el cuestionamiento, explicaré que hago aquí…—Apreté mis puños contra los muslos—Resulta que anoche, Brandon llegó hecho una furia…—Comenzó—Obviamente te preguntarás ¿Qué hacía yo allí? —Por supuesto que era lo que me cuestionaba colérica—Fui a disculparme, por haber dejado en vergüenza tanto a él como a su familia—Suspiró—En fin, ¿Qué demonios le hiciste, para que llegara así y solo corriera a abrazarme como si su vida dependiera de ello?




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