I Just Wanna Be For You

Adiós dinero...

Abro los ojos y observo el techo, con un vacío en el estómago. No dormí casi nada; lo único que me motiva es que hoy empieza mi cambio para gustarle a Law. Yo sé que aún puedo convencerlo, o al menos eso espero.

Me alisto para salir, pero falta lo más importante: el dinero. Busco en el armario mis ahorros, no pensé usarlos tan pronto, pero... Es todo lo que tengo. No importa, es por una buena razón. Decidido, salgo de mi departamento directo al centro comercial.

Hay una tienda a la que siempre entra Rachel. Me parece linda y, sobre todo, femenina. Después de caminar un poco llego a la tienda y, como lo imaginé, tiene cosas femeninas. Busco algo de ropa, pero solo me llevo la sorpresa (en realidad no) de que solo hay ropa para mujer. Soy delgado, pero ni de broma me entra esa ropa... hasta creo que podría ser incómoda para otras mujeres. Qué lástima que solo haya ropa pequeña. En fin, me doy la vuelta y...

—¡Hola, Oli! —escucho detrás de mí. Esto es malo.
—Hola, Rachel —le sonrío de mala gana. Cuando dije que le gustaba la tienda, ¡no pensé que la vería aquí!
—¿Cómo estás? —me pregunta dándome un abrazo. Desearía contestar con la verdad.
—Muy bien, gracias. ¿Qué haces aquí tan...? ¡¿Vino Lawrence?! —mi voz se altera.
—Jajaja, no, Oli, no vino —responde. Eso es bueno, si me ve antes de regresar a clases sería un desastre, mi plan se arruinaría.
—Más bien la pregunta es: ¿tú qué haces aquí? —lo dijo sin mala intención, pero eso solo hace que me tense.
—Este... yo, pues... vine a buscar un regalo para mi hermana —sonrío nervioso, aunque intentaba disimularlo.
—¿Tienes hermana? —me pregunta sorprendida.

La conozco desde que me hice amigo de Law. No es como tal mi amiga, es mayor que yo por ocho años, por lo que no tengo muchos temas en común con ella. Aun así, suele pasar el rato en mi casa debido a que su trabajo queda más cerca y puede descansar un poco allí.

—Sí, sí, bueno, eso no importa. ¿Vienes llegando? —cambio de tema con la esperanza de que no siga investigando.
—Nop, de hecho ya me iba. Hoy salgo de vacaciones con mi familia, ya sabes, verano... así que te dejo. Cuídate mucho, también cuida a mi hermano, nos vemos. —Me abraza y se despide de mí.

Me siento aliviado, puedo seguir con mi día normal. Una mejor idea sería ir a una tienda de ropa unisex e intentar encontrar ropa femenina pero de mi talla. Entro a una tienda cercana y busco entre toda la ropa. Voy caminando hacia el probador con mis manos llenas de conjuntos, pero la cantidad de prendas me evita ver. Entonces, con una mano, las empujo hacia abajo para al menos mirar dónde camino... sin embargo, algo capta mi atención: veo esa cosa, una faja. Una incómoda y apretada faja. “Crea una cinturita” es lo que dice el cartel promocional. Sé que mi cuerpo está bien, pero...

“Wow, mira su figura.”

...Ese recuerdo llega a mí de la nada, al igual que todas las veces que vi a Law agarrando a sus novias por la cintura. Creo que... esto podría servirme. Entro al probador y todas esas cosas que ha dicho Law se vuelven como susurros en mis oídos:

“Ese color se ve bien.”
“Me gusta ese tipo de suéters, a las mujeres se les ven muy bien.”
“Ese estilo suelto resalta muy bien a las chicas.”

Estoy seguro de que escogí lo correcto. Pago las cosas y me dirijo hacia la tienda de maquillaje. Okay, en esto sí soy nuevo, debo comprar todo desde cero, no puedo quitarle más cosas a Rachel.

—Buenos días, ¿en qué lo puedo ayudar? —me pregunta una trabajadora.
—Buenos días, verá... busco maquillaje para mí, pero no sé qué colores se me vean bien... no sé nada, la verdad. —Mi tono de voz era incómodo, desesperado y avergonzado.
—No se preocupe, mmh... sígame, voy a buscar los colores fríos. Se te verán bien, resaltarían tus ojos.

Pasé como una hora probándome tonos de sombras, rubores y mucho más que podrían quedarme bien. No muy fuertes, algo discreto. Tomo un corrector, un labial rosa nude brilloso... vaya, qué nombre tan largo para un rosa. También agarro un iluminador, rubor y todo lo que he visto que usan las exnovias de Law.

Continúo con mi camino, esta vez a buscar tenis. Me incomodan los demás calzados; algún par de tenis de color claro me servirán. Encuentro dos pares blancos, me gustan, así que me los llevo. Y, por último, tienda de uniformes. En mi universidad, al ser de paga, debemos utilizar uniforme y, para mi “suerte”, el uniforme femenino y varonil no son idénticos: el varonil lleva un saco y pantalón, mientras que el femenino lleva un chaleco y una falda. Solo me adueñaré del chaleco; en lugar de falda utilizaré el short deportivo... lo he visto antes, se ve bien con el chaleco, además es elegante.

Después de comprar eso, vuelvo a mi departamento. Me terminé básicamente todo mi dinero ahorrado, pero no importa, ahorraré más. También decidí bajar de peso. O sea, soy complexión delgada, pero las tallas de la tienda femenina me dejaron pensando.

Casi todas las vacaciones de verano me preparé para el regreso a clases. Debía estar listo para cuando él me vea y sabía que esta transformación me llevaría mucho tiempo, por lo que aproveché cada día.

—Carajo —reclamo, pues no me sale el maldito delineado. Llevo 30 desgraciados minutos como tonto intentando hacer una línea recta y no puedo. No quiero algo largo, solo quiero mejorar la forma de mis ojos. Cuando la punta del delineado me pica el ojo por accidente, entra una llamada a mi teléfono. Reviso con un ojo cerrado y es... Lawrence.

¡No! No estoy listo, no quiero hablar con él aún... pero si no contesto se va a molestar, y quizás lo arruino. No puedo arruinarlo más. —Suspiro y respondo—.
—¿Hola? —La tinta del delineador hace que mi ojo se irrite... diablos, cómo arde.
—¿Oliver? ¿Todo bien?
—Mmhm... ¿por qué no lo estaría? —Mi voz dice lo contrario. Qué humillante sería si Law me viera así: un ojo rojo, mis párpados irritados y tinta por todo mi rostro.
—No lo sé, tú dime. Llevo sin verte como por una semana. ¿Por qué no fuiste a verme después de mi práctica?
—...Me sentía mal, lo siento. —Intento agudizar mi voz, me siento patético.
—¿Y por qué no me dijiste nada?
—No quería preocuparte...
—Vamos, Oli, eres mi amigo, debes decirme cuando estés mal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.