—Bienvenido señor Dilaurentis.
Dice la chica mientras se hace a un lado para dejarnos entrar.
—¿Dónde están mis padres?
—Se encuentran en la sala, lo están esperando.
¿Así que solo lo esperan a él? Mientras caminamos rumbo a la sala, comienzo a observar muy detenidamente el interior de la casa, si por fuera es hermosa, por dentro decir hermosa queda bastante corto. muchas estatuas de marfil, estilo griego, me observan al caminar, es una sensación escalofriante.
—A mí también me causan miedo!
Me dice Taylor, ¿acaso puede leer mentes o algo parecido? solo finjo, una muy fría y fingida sonrisa, llegamos a una puerta tallada de madera, obscura. Taylor la abre y adentro hay dos mujeres una es mayo, imagino que es la madre de Taylor, alta, morena, elegante, con cabello obscuro y ojos igual, lleva un hermoso vestido de seda en un tono rojo sangre, su figura es exquisita, cualquier mujer la envidiaría, se levanta y abraza a Taylor, yo simplemente me hago a un lado y empieza esa molesta costumbre que tengo, llevo una mano al arete y comienzo a mover el tapón de este... adentro, afuera, adentro, afuera... el patrón se repite infinidad de veces.
—Mamá ella es, Danna.
—Un gusto querida.
Dice ella abrazándome, una muestra de cariño bastante exagerada para mí.
—El gusto es mío, señora Dilaurentis.
—Dalia, querida.
Solo sonrió.
—Mi padre, Donovan Dilaurentis.
—Un gusto.
Digo extendiendo la mano, a un hombre rechoncho que me mira estipulante, extiende la mano sin decir nada.
—Y ella es mi hermana, Darla Dilaurentis.
—Un gusto.
—El gusto es mío Danna.
Dice mientras recibo otro abrazo, pero este de su parte.
—Bien familia ya que la conocen, ella es mi novia, estamos comprometidos.
—Me alegro, mucho, amor. ¿desde cuando se conocen?
Miro a Taylor y me pongo nerviosa, pero el parece no sentir nada al respecto.
GRACIAS POR LEER, NO SE ACEPTAN ADAPTACIONES NI INSPIRACIONES DE ESTA HISTORIA. ESTA HISTORIA ESTA ESCRITA POR DOS PERSONAS SIENDO YO QUIEN LE DIO EL DESARROLLO Y FINAL.
“Limpia tu mente del NO PUEDO.”