Todo está a punto de pasar y cuando estamos a segundos de perder el control...
<Me siento afortunado de ser tu novio.>
<Quiero pasar todos los días de mi vida a tu lado.>
<No sé qué haría si estuvieras con otro.>
Y ese último recuerdo me parte el corazón y recupero la cordura, las lágrimas empiezan acumularse en mis ojos, me mantengo quieta y dejo de tocar su cara. Oprimo mis labios formando una fina línea e intento retener las lágrimas.
—Danna ¿estás bien?
No respondo, respiro con dificultad y ruidosamente. ¿Qué he hecho? Tengo novio y estaba a escasos minutos de acostarme con otro hombre. En mi mente se formula la palabra "sexo" y sé que es porque seguramente yo hubiera hecho el amor y para Taylor hubiese sido solo "sexo" nada con significado. Cambiar mi virginidad por sexo no es una buena idea.
—¡Danna! ¡respóndeme!
Suena histérico e insiste, me toma de los brazos mientras se sienta en la cama y él hace lo mismo, las lágrimas han comenzado a salir y mis mejillas han quedado empapadas. Me siento avergonzada, tímida y sobretodo sucia. ¿Cómo he hecho esto? repito en mi mente intentando encontrar una respuesta lógica.
Amor.
Locura.
Aceptación.
Aun no sea cual sea la respuesta correcta, pero no estoy dispuesta a descubrirla.
Taylor se pasa la mano por el cabello, como si estuviese desesperado y yo simplemente lo miro y absorbo ruidosamente mientras me seco las lágrimas apresuradamente con los dedos.
—Lo siento si, deja de llorar.
—No es.... tu... culpa.
—Iremos despacio, lo lamento...
Me abraza y me besa la cabeza para después inhalar en mi cabello.
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¡FELICES FIESTAS!
“Si dejas salir todos tus miedos tendrás más espacio para vivir todos tus sueños.”