Capítulo 40
Taylor ha hecho una cita para ir con Darla y Karla a escoger el vestido. Yo llame a las chicas y se ocupó de reservar el lugar y una asesora, en una tienda de vestidos.
—Hola amiga.
Me abraza inmediatamente en cuanto salgo del auto, que conduce Edgar.
—Hola. ¿Cómo has estado? Te ves muy bien.
Como siempre, aparecen las palabras en mi mente, y es que Karla siempre ha tenido un sentido de la moda fantástico. Darla nos mira, mientras sonríe, pero su cara parece confundida y conmovida.
—Ella es Darla Dilaurentis, mi cuñada.
— Un gusto.
—Karla Bonnet, y el gusto es mío.
Nos dirigimos a la tienda. Un hermoso y gigantesco lugar, con puertas y muchas ventanas de cristal que dan a la calle. El vestíbulo es precioso, una alfombra color arena es extiende por el piso, hay un mostrador que comienza justo donde termina la alfombra. Las paredes son blancas – neutral y típico- unos hermosos candelabros de cristal cuelgan, y la chica del mostrador me examina.
Cierro la puerta y miro a mis espaldas, las chicas hablan animadamente.
—¿Podemos entran?
Las dos me miran y sonríen. Esto es bueno, mi cuñada y mi mejor amiga llevándose bien, ahora solo falta que me lleve mejor con Darla.
Las tres caminamos por el pasillo y la alfombra está bajo nuestros pies. Kate se pone justo enfrente del mostrador y mira a la mujer, rubia de ojos azules y con un traje obscuro. La chica esta intimidada, Kate siempre intimida a las demás personas, creo que es por eso que estudia criminología. Ella quiere ser detective o algo así. Quiere trabajar para el FBI o ese tipo de escuadrones para el gobierno.
—Buenos...- La chica traga fuerte y repite – Buenos días. ¿Puedo ayudarlas en algo?
—Sí, tenemos una cita para ver unos vestidos.
—Claro... ¿Nombre?
—Bien, en realidad es la boda de mi amiga, la cita está a nombre de Taylor Dilaurentis.
La mujer mira su ordenador y nos mira a las tres. Su mirada pasa después a Darla.
—Supongo que es usted la señorita Dilaurentis.
—Sí, pero yo no me casare, yo soy la hermana, ella es Danna Dilaurentis.
Dice mientras me miran las tres. Karla sonríe, Darla se ruboriza y la mujer me examina incrédula.
—Ella es la señora Dilaurentis?
—Sí.
—Bien por aquí.
La mujer nos lleva a una sala de estar. Unos acogedores sillones color arena, lujosos como es muy propio de este lugar.
Una mujer joven de cabello obscuro y hasta el hombro, se levanta y nos sonríe.
—Tú debes ser la señora Dilaurentis – me sonríe y me estrecha la mano para después abrazarme- he escuchado maravillas de ti, me alegro que Taylor al fin ha encontrado a alguien, y debo decir que tiene buen gusto, nunca me gusto esa... ¿Cómo era? La chica rubia... - Barbie - Samanta. Siéntense chicas, iré con...
—Danna.
—A buscar un vestido. Cinthya, ofréceles algo de beber.
Le ordena a la chica rubia.
—Es un gusto, poder diseñar el vestido de la señora Dilaurentis ¿Cómo te gustaría?
-Bueno, quiero algo clásico... No quiero que sea antiguo, me gusta el estilo princesa y quiero un escote tipo corazón.
—Creo que tengo uno que te encantara.
***
—¿Qué les parece?
Las dos se levantan y Karla tiene la boca abierta.
—Te ves hermosa ¿Está segura que es mi amiga?
Le pregunta a Steicy. Ella asiente.
Me miro en el espejo, arriba de un banquillo que esta forrado en alfombra y se levanta del suelo. Es blanco, típicamente, tiene una falda muy amplia, como en los cuentos de hadas. El vestido no tiene mangas, es sencillo pero hermoso, el corchete tiene aplicaciones en encaje floreado, que es un poco más obscuro que la falda, los botones etas forrados en tela del vestido. Steicy me ha hecho un moño con algunos cabellos sueltos. Me encanta.
Sonrió y creo que todas sabemos que es perfecto.
—¡Wow! Danna mi hermano quedara tan impresionado como hemos quedado nosotras.
—Entonces te ¿gusta Karla?
Ella asiente, mientras yo le miro por el reflejo del espejo.
-Y a ti ¿Darla?
—Realmente no tuvimos que buscar mucho he? Me fascina, te queda perfecto.
Steicy me mira y sonríe, yo me ruborizo.
—Creo que harás a Taylor muy feliz, él siempre ha buscado a una buena mujer y vete... Sobrepasas sus expectativas.
***
Estamos en el Moll. Que se encuentra a unas cuantas calles, hay una cafetería que me recuerda cuando Salí con las chicas y con Kate. Se me parte el corazón, porque no sé qué ocurrió con ellas. Cuando esta devuelta le preguntare a Edgar, eso tranquiliza mi mente.
—Ahora necesitas unos tacones hermosos Danna.
Dice Karla, Darla y yo la miramos un poco incomodas.
—Son tal, para cual, al parecer las cuñadas, son muy parecidas, vamos.
Nos arrastra hasta una zapatería. Ahí nos medimos un sinfín de zapatos altos. Kate esta fascinada y Darla y yo la miramos aburridas.
Kate decide que la mejor opción son unos tacones que llevan acabado en Encaje como el vestido. Los paga ella, aunque le aseguro que se los pagare cuando lleguemos a casa, ella se niega diciendo –Considéralo un regalo de mi parte.
***
Ya le he preguntado a Edgar por las chicas. Según lo que me ha dicho es que ellas están bien y que me extrañan al igual que yo a ellas. Le he pedido a Edgar que las traiga mañana y el asiente.
Salimos del auto y entramos a la casa.
—Wow Danna es hermosa tu casa.
—Gracias, si hubieses visto la otra te dejaría impactada, aunque me gusta más esta, es muy... como yo.
—Sí, es preciosa.
Taylor baja por las escaleras, lleva unos pantalones de mezclilla algo rotos y deslavados, junto con una camisa blanca que enmarca sus músculos, pero se ve aún más sexy, porque no lleva zapatos.
—Karla él es Taylor, mi es poso, Taylor ella es Karla mi mejor amiga.