—Quiero que esto sea especial.
Me mira sonriendo y yo me esfuerzo por hacer lo mismo.
—Tienes ¿hambre?
—Claro, ¿quieres que prepare algo?
—No, yo invi...
El sonido del timbre suena, una campanilla irritante, si se escucha varias veces, pero por suerte solo a sonado tres. Taylor y yo nos miramos.
—¿Esperas a alguien?
Pregunto, el mueve la cabeza negando.
—Seguro es tu amiga... Se le abra olvidado algo.
Salimos en dirección a la entrada, Taylor abre la puerta... Nada. Miro al frente, a un lado y al otro. Bajo la mirada y ahí está. Un sobre amarillo paja, en el pequeño tapete grisáceo, con la típica palabra "Bienvenidos". Miro a Taylor curiosa, y el asiente con gesto quedado, indicando que lo puedo abrir. Me inclino y tomo el sobre amarillento. Mientras des- enredo el pequeño lazo rojo que esta alrededor del circulito de plástico, cada cabello de mi nuca se tensa, se eriza y mi estomago da un vuelco. Miro dentro, y saco una hoja blanca... Absolutamente blanca.
—Nada.
Susurro. Taylor me mira sin comprender y me arrebata bruscamente el sobre y la hoja. Examina la hoja, con el seño fruncido, para después mirar el sobre y que su expresión cambie a sombría.
—¿Que ocurre?
Taylor esta helado, literalmente, sus ojos viajan del interior del sobre a mí, tomo el sobre y miro lo que hay dentro: Un anillo pequeño, como de una niña de seis años y letras de diferentes tamaños, pegadas en un extremo interno del sobre que forman la palabra "Cuidado".
Estoy realmente confundida, y tal parece que Taylor también. En la hoja que Taylor tiene en las manos, comienzan a parecer pequeños jeroglíficos o al menos eso parece.
—La hoja...
—Está en blanco.
—¡No!, ¡mira la hoja!
Taylor la mira sin comprender.
—16:30 ¿Qué significa?
16:30. ¿Qué mensaje se mandaría colocando números? ¿Coordenadas? ¿Dirección? ¿Tiempo? Demonios...
—Qué hora es Taylor?
Taylor mira el reloj.
—Las 16:29.
—¡Corre!
—¿Qué?
—¡Corre!
Salimos los dos, corriendo por la puerta.
—¡El auto!
—No hay tiempo.
—¡Sube al auto!
Taylor oprime el botón de las llaves y subimos, lo más rápido posible. Enciende el auto y el motor ruge. Salimos disparados en una máxima velocidad. Una pequeña explosión, se escucha, miro por el retrovisor y si, algo ha explotado en casa. El apoyo gris se encuentra lo bastante lejos como para qué nos alcance la explosión, pero la escuchamos lo bastante alto como para saber que fue en casa.
—Mierda.
Escucho a Taylor susurrar, mientras oprime el volante, saca el teléfono de sus bolsillos y después de unos pocos minutos, comienza a hablar con alguien, muy enojado.
—¡Mierda Danna, estaba allí!... Quiero que me informes todo... Nos llegó un sobre, con pocos datos... No Danna lo ha descubierto –Me mira por el rabillo del ojo- Si, es fantástica...Te llamo luego.
—¿Qué ocurre?
—Recuerdas los tipos que nos persiguieron?
¿Qué si los recuerdo? Nadie recordaría a las personas que intentaron matarlo. Es obvio que los recuerdo. Le miro con expresión obvia.
—Cielos, mujer. Pues ellos nos han tendido una emboscada y pagaran por ello.
Por sus ojos se cruza, la crueldad y el hambre de venganza. No digo nada, pero sé que mi expresión dice bastante. Mis labios se oprimen cada vez más y mi cabeza palpita.
—A donde iremos ahora?
—No podemos regresar a la antigua casa...
—Sabrían que regresamos, lo tomaran como opción.
—Iremos a un lugar que te encantara... Creo, bueno para mí es hermoso.
Durante el transcurso del viaje miro por la ventanilla sin mirar. Mis pensamientos me extorsionan, mi mente me tortura – La nota en el sobre - "Cuidado" ¿A qué se refería? ¿Realmente nos estaban advirtiendo? ¿En verdad era por el explosivo? ¿Quién tenía una mente tan exacta, para saber en qué momento, leeríamos la nota? ¿En qué momento exacto, me daría cuenta? ¿Existía alguien con la mente tan retorcida como para, después de perseguirnos, intentar matarnos con una bomba?
****
—Señor, han escapado.
—Bien, ¿Ha donde se dirigen?
—Señor, no irán a su antigua casa, se dirigen a la caballa de Dilaurentis.
Lo sabía, esto es aún más fácil de lo que creí, ese Dilaurentis perdería lo que más quiere y yo me quedare con eso.
—Largo de aquí.
Estos payasos quieren que les haga una despedida y una bienvenida cada que están aquí. Pero eso realmente no me arruinara la alegría de saber que han caído como ratas. Ahí está la foto. Siempre es la foto... Me hace recordar los momentos que Dilaurentis me ha arrebatado y si no los tengo yo, nadie los tendrá.
***
—¿No te parece hermosa?
—Claro, es más que hermosa.
Una cabaña acogedora con un lago detrás, escondida entre los árboles, los pajarillos refugiándose en las copas de los árboles, volando sobre nuestras cabezas en el majestuoso cielo pintado de cálidos colores. Me acerque a Taylor buscando calor, pero él se giró y entro a la casa y ahí me quede, sintiéndome el ser más infeliz, estúpido y rechazado del mundo, observando el atardecer sola. Abrazándome con mis propias manos, para mantener el calor, caminé por la orilla del lago y cuando estuve lo suficientemente, lejos de la caballa me senté al pie de un árbol.
"Recuerda que nadie te querrá" Mi mamá lo había dicho "Tu forma de ser es complicada ¿Quién te soportaría?" Y ahí estaba otra vez, ahogándome con los duros recuerdos.
—Mamá me he caído de la bicicleta.
—Te he dicho que no salgas.
—¿Pero porque si pueden salir mis hermanas?
—Pero ellas no son... Como tú. Ve lo que llevas puesto.
Unos tenis blancos con unos jeans rotos, claros y una blusa con un estampado de Miney Mouse.
—Ve adentro Danna.
—Si "mamá"