—¿Lentillas?
Esther asiente con la cabeza.
—Exacto, es un regalo para ti. Son azules, creo que resaltara con el color de la peluca.
Miro a mi mejor amiga dudosa, saber que debemos ir al estudio para cantar… son los Shows en vivo y me da un miedo terrible, como que ya me arrepentí de ir. Aunque ambas practicamos mucho el miedo a fallar con la letra o… cualquier cosa me ponía inquieta.
—No lo sé, creo que es algo extremista.
—¿Extremista? ¿Planeas llevar gafas cada vez que cantas?
—Tienes razón. Sólo estoy algo asustada —Le sonrío con nerviosismo—. Dame esa cosa me la pondré en el baño y vuelvo para que me coloques la peluca.
Ella sonriente me extendió el fresquito y suspire. Fui al baño a colocarlas con mucho miedo, cabe aclarar que nunca antes había usado lentillas al terminar de colocarlas parpadeo un par de veces acostumbrándome. Al levantar la mirada frente al espejo mi boca cae al piso, él color es de un azul oscuro muy oscuro que no parece real “y no son reales".
—Wou.
Sonriente de que no me queda nada mal salgo junto a mi amiga la cual me ve y chilla.
—¡Son hermosos Val! Ven aquí debo ponerte la peluca que se nos va a hacer tarde.
Me acerqué a ella y la abrace.
—Gracias por esto, tonta.
—De nada chica lectora, ahora siéntate.
Deje que Esther hiciera su magia. A ella le debo mucho, no sólo por lo que está haciendo por mi ahora sino que ella fue mi amiga aunque yo no era la chica más bonita o segura de si misma años atrás, cuando se enteró del daño que me habían estuvo para mi y nunca antes me dio la espalda y eso es algo que agradezco de corazón.
—¡Listo! Quedaste aún más guapa.
Miro mi reflejo en el espejo y no puedo creer que esa chica pelirroja sea yo, tengo un maquillaje cargado algo que nunca haría siendo Valeria Kenner, el maquillaje es muy dark salvo por los labios de color rojo. Vuelvo a abrazarla y ella me aparta entre risas.
—Mucho amor, mucho amor. Ahora déjame a mi maquillarme —Asiento mientras arreglo mis pantalones, son negros al igual que la blusa que llevo puesta. La chaqueta es roja y le agradezco con el alma a mi madre por este regalo.
Ella sabía que la ropa que uso usualmente no es característica de Belle, así que decidió salir de compras sin mi pero debo decir que fue una sorpresa gratificante. Tengo mis converse negras… bueno en realidad son las de Esther pero según ella nunca las usa y me las regalo, la familia de a Esther está muy pero muy bien económicamente pero según ella no es rica sino que sus padres lo son.
Mire a mi mejor amiga la cual llevaba un vestido blanco muy bonito, ese sería más mi estilo. Su cabello corto estaba ondulado y su maquillaje era tan natural que quería que cambiase el mío.
—Estas hermosa —Digo y ella se acerca para cruzar su brazo con el mío.
—Gracias, ahora vamos junto a tu madre para que nos lleve.
Mi madre por poco y se pone a llorar al verme, decía que lucía hermosa con toda esa ropa y cabello… miro mis ojos y grito cuando dijo que eran perfectos… no más que mis ojos verdes pero le hacían una competencia justa. En el auto fuimos hablando de las canciones que cantariamos. Esther hacia decidido cantar una de Katy Perry yo por el contrario me fui por una de Avril Lavigne.
Al llegar al estudio mamá entró con ambas, la dejaron entrar por ser mi madre me sorprendía la cantidad de seguridad que había. Vi a los demás concursantes y me sentí intimidada, vi a una chica de piel morena cantar una canción y llegar a notas muy altas. Sólo estaba calentando y ya parecía que arrasaria con todo.
—Voy al baño —Le extendí mi guitarra a mi madre para que la sostuviera. Esther rodo los ojos porque sabia que solo estana nerviosa.
Arregle un poco mi peluca y mande el cabello para atrás, suspirando camine rumbo al baño… o eso creí. La verdad no tenía ni idea de donde iba, y sí amigos míos en unos segundos me perdí.
—Mierda —Susurre—. No puedo creer que sea tan tonta.
Camine hasta llegar a unos pasillos, una puerta se abrió y vi salir de ella a John Stars. Mi corazón se detuvo en ese preciso momento, entre en pánico. Mire la puerta que tenía a la derecha y sin pensarlo dos veces la abrí y me adentre en ella. Debía ser un chiste, estaba en el baño… Y no, no en el de mujeres sino en el de hombres. Escuchaba los pasos acercarse y volví a entrar en pánico.
¿En serio Dios? ¿En serio?
Mi bendita mala suerte era tremenda, cuando pensé entrar en un cubículo los pasos se detuvieron, camine hacia la puerta intentando no hacer ruido y pegué la oreja a esta para escuchar.
—¡No vendrás! Hablo enserio, la última vez me metiste en un problema terrible… —Y sí, ese era John Stars, él verdadero. El que se ponía a gritar por teléfono a las demás personas—. No Adler, está vez no lo harás… ¿Ah sí? Pues vete a la mierda.
La voz se detuvo y me aleje de la puerta negando con la cabeza. Ese idiota se creía demasiado, sin duda alguna cada vez me cae peor.
La puerta se abrió y me quedé paralizada al ver como él entraba. Al verme fruncio el ceño luego una de sus cejas se arqueo.
—¿Mm? —Lucía confundido—. Belle ¿Verdad? —Mi nombre sono de una manera tan distinta de sus labios que me dejo aturdida y tuve que asentir con la cabeza ya que la voz no me salía —. ¿Qué haces en el baño de hombres?
—Buena pregunta ¿Qué hago en el baño? —Que alguien me pegué con un bate por el amor de Dios—. Soy hombre.
No lo había dicho ¡No lo había dicho! ¡Dios matame ya! Sufrir de esta manera es demasiado cruel.
A él realmente le sorprendió mi respuesta pero negó con la cabeza incapaz de creer lo que le dije.
—No —Ladeo la cabeza hacia un costado mirándome de pies a cabeza—. No eres hombre.
Me aclare la garganta.
—Sí lo soy —Como pude hice la voz más grave que me salió y adopte una pose bien masculina cruzandome de brazos y levantando la barbilla—. ¿Qué pasa amigo?
Fue desconcertante, primero la curvatura de sus labios subieron lentamente luego su sonrisa, su maldita sonrisa de Colgate apareció para luego soltar una carcajada que removió algo muy dentro de mí.
—Cariño, eso fue lamentable.
Me encojo de hombros aunque por dentro quiero suicidarme.
—No me llames cariño. Y si, no lo soy, me equivoque de puerta y tenía muchas ganas de hacer pis, fin.
Todas esas palabras las dije mirándolo directo a los ojos sin parpadear. Moría de vergüenza tal vez mis mejillas estaban como tomates aunque tal vez los kilos de maquillaje lograron ocultar ese rojizo en mis cachetes.
Levantó ambas manos, luego las coloco en los bolsillos de su jeans negros, traía una camisa azul abierta en los primeros dos botones y su cabello era un total lío negro.
—Tranquila Belle, no te pongas a la defensiva —Dio un paso hacia mi y yo preparé mis piernas para correr—. Ya que estamos hablando debo decirte que tu canción fue muy buena.
Que ironía no.
—No es una canción fuera de este mundo pero gracias por el halago… ahora debo irme…
—Espera —Me detuve sólo unos segundos y luego di un paso atrás no quería tenerlo tan cerca—. Espero que pases hoy y decidas ir a mi equipo.
Eso me sorprendió, uff, bastante pero con una gran sonrisa negué con la cabeza.
—En realidad quiero ir al equipo de Lydia.
Eso no se lo esperaba se cruzó de brazos.
—¿Por qué me odias?
Tal vez porque me rompiste el corazón idiota.
—No te odio, pero tampoco soy fan tuya. Lydia es excelente y creo sería una mentora estupenda.
—En la edición pasada mi chico ganó.
Rose los ojos, sí, alguien de su equipo había ganado.
—Lo sé, tal vez este año las cosas cambien —Pase por su lado sin voltear en su dirección—. Nos vemos luego John.
—Stars —Corrigió. Pero ni siquiera me importó y salí de allí como alma que lleva al diablo.
¿Por qué me pasan estas cosas?