Luego de desayunar salgo de mi casa alisando la falda de mi colegio la cual es de un azul marino con rayas negras y blancas que se entrecruzan, la camisa es de un celeste claro y el saco de mismo color azul marino que la falda.
Bajo las escaleras de mi pórtico maldiciendo por lo bajo al ver que el pasto está creciendo rápido, deberé podarlo en unos días y solo el pensarlo me causa flojera. Camino por la acera cuando la veo. Mi mejor amiga su cabellera castaña está planchada y está más maquillada lo que me hace pensar que en serio irá al programa.
— ¡Val! —Dice ella sonriente. Me fijo en que trae un enorme bolso en su mano derecha, esto no puede significar nada bueno.
—Mi madre dijo que no —Digo antes de que piense en ir a esa estupidez.
—Lo sabía —Suelto un suspiro de alivio—. Por eso conseguí una peluca para ti y unas gafas…
— ¿Qué? No vamos a ir —Digo alarmada—. Tú quieres que me castiguen de por vida ¿verdad?
Ella rueda los ojos.
—Solo deberás acompañarme, tal vez ni quede en el programa y para todos los jueces sea una tonta pero… quiero ir, sabes que mamá jamás me dejará estudiar bellas artes… pero sí llego a demostrarle que tengo una oportunidad las cosas cambiarían —Toma mis manos y me mira ilusionada—. Por favor Val, esto es importante para mí.
La veo de manera indecisa pero asiento y ella pega un salto.
—Vamos debemos apurarnos para llegar al teatro donde se harán las audiciones.
— ¿Dónde demonios nos cambiaremos? —Pregunto alarmada.
—En mi casa, mamá salió al trabajo al igual que papá —Gracias a Dios su casa está cerca, y nos hace correr en dirección a esta—. ¡Vas a amar tu guardarropa!
Algo me dice que lo voy a odiar.
Cuando llegamos a su casa abre la puerta y me guía hasta el baño de la planta baja donde me da unos pedazos de tela negra y yo frunzo el ceño.
— ¡Cámbiate rápido!
Veo el vestido negro y niego con la cabeza, me paso unas medias finas negras y miro todo horrorizada.
— ¡No me pondré esto!
— ¡Lo harás por mi Kenner!
Refunfuño entre dientes pero asiento con la cabeza, me visto rápido y me miro en el espejo que está sobre el lavabo, siento que estoy muy descubierta arriba.
Salgo del baño para ver a mi amiga con unos jeans blancos ajustados y una blusa verde agua, se está colocando unos tacones del mismo color verde y yo frunzo el ceño.
— ¿Por qué yo debo usar vestido?
—Porque quieres algo con lo que tu madre no te conozca, pues voy a cumplir con eso. Ponte esa chaqueta de cuero negra —Dice señalando el sofá.
Veo la chaqueta que tiene varias cosas metálicas puntiagudas. Todo me parece totalmente exagerado pero ella tiene razón, mi madre jamás me reconocería con esto.
— ¿Cómo me veo? —Ella se coloca una chaqueta blanca y me mira sorprendida, una sonrisa se extiende en sus labios y camina hasta la bolsa de donde saco todo lo importante.
—Estás perfecta pero… falta esto —Me señala una peluca roja y río.
— ¿Cómo mierda me pondrás eso?
—Tranquila esto se coloca con un poco de pegamento especial, siéntate aquí porque estás tardando mucho.
Esther me coloca la peluca en minutos, no sé donde aprendió a colocar pelucas y tampoco quiero averiguarlo, me extiende unas gafas negras y creo que cualquiera pensara que soy una gótica o algo por el estilo.
Me veo en el espejo y malditamente no me reconozco, soy otra totalmente.
— ¡Vez! Nadie te reconocerá Valeria… ni yo misma logro hacerlo ¿segura que eres tú? —Bromea.
Ruedo los ojos pero el taxi llega justo en ese momento. Me voy a arrepentir de esto, estoy segura.
🎶🎵🎶
Estoy cansada, todo la gente que estuvo antes que nosotros y lo mucho que estuvimos paradas… me arrepentí cuando Esther me mostró unos tacones. Le dije que no iría y el taxi esperaba por lo que me presto sus vans negras y al menos estaba comoda por ese lado pero igualmente las piernas me dolían por tanto tiempo en que nos quedamos paradas.
Ahora al fin ya estábamos tras bastidores, solo faltaba que llamaran a mi amiga. La cual se puso nerviosa y le entraron ganas de orinar.
Jugueteo con la peluca que me dio Esther, ella está tardando demasiado, ¿Qué demonios hace en el baño?
— ¡¿Qué?!
Alzó la vista hasta la chica que estaba sentada con su guitarra, luce muy alterada por lo que puedo ver desde aquí.
— ¡Dile a Armando que quiero mi verdadera guitarra! ¡No está mierda!
Arqueo una ceja.
Pobre guitarrita, en realidad es bonita. Me pregunto si es que no estaría interesada en vendérmela si no le gusta.
— ¡Es un idiota! ¡Ni eso hace bien! —La peli negra se frota el rostro nerviosa, mira el escenario y luego la salida—. ¡Voy para allá!
Se levanta como un resorte y su mirada se dirige en todas partes hasta caer en la mía. Corre hasta llegar junto a mí y me lanza la guitarra que por obra de Dios cae en mis manos, luego me lanza el cartoncito donde está el número de su audición.
— ¡Sostenla pelirroja de pacotilla! ¡Ya vuelvo!
¿Qué?
¿Y así pretende que le sostenga esto?
No, pues no.
No lo haré porque la nueva Valeria tiene que hacerse respetar... bueno en realidad si voy a sostenerla.
Veo el número del cartelito y ella es la 25. Debió ser de las primeras en la fila.
Esther también tendría el mismo número si hubiésemos venido temprano "Eso significa madrugar" y que nuestros padres estuvieran de acuerdo con que estemos aquí.
Me levanto de esta silla ya que comienza a dolerme el trasero, tomó la guitarra entre mis manos y camino hasta un espejo cercano, es grande lo que me permite verme completa.
La peluca roja hace resaltar mis ojos verdes como nunca antes, luzco bien la ropa que me presto Esther en realidad me queda bien, pero no es algo que usaría.
Me coloca nuevamente las gafas y así me reconozco mucho menos, me río por la manera en la cual Esther me disfrazo.