Ian | La Humanidad Forjará el Destino (|)

Capitulo II / Un Mundo Perfecto

_ Disponemos de un Sistema con una seguridad más rigurosa. _

_ No nos interesa, ya no necesitamos el Sistema. _

Con esta breve charla, la pareja se despojaba de las comodidades que un Sistema Autónomo Hogareño les brindo durante casi toda una vida, retirarse los Chip subcutáneos también era un hecho, ya no eran necesarios.

¿Por qué este cambio tan brusco? Un nuevo desafío para los señores padres había llegado, Ian necesitaba recibir toda la atención y cariño posible desde ellos y no, desde un Sistema Hogareño, _ ¡Esto casi lo mata! _ replicaban ambos, por lo tanto, motivos les sobraban. Nunca imaginaron vivir una vida ordinaria y más aún, con un niño, buscaran a cada momento, poder sobrellevarlo, el coraje los iba a poner a prueba.

Mientras tanto, Ian desde la distancia de su habitáculo, podía comprender las reacciones que sus padres estaban teniendo, observo en sus rostros, como se dibujaba la incertidumbre, mas no podía empatizar con ellos, fue lo único que pudo observar antes de volver a entrar en un profundo reposo, su delicado cuerpo se encontraba agotado por las diferentes intervenciones, el Casco de Restablecimiento, daba al pobre niño, el descanso que necesitaba, al mismo tiempo, ayudaba a reestablecer sus condiciones.

Ian no tiene recuerdos claros de sus intervenciones, sin embargo, imágenes vienen a él durante sus sueños más profundos, no son de la más agradables, pero el infante, no se espanta al contemplarlas, a sabiendas de que estaba siendo intervenido por profesionales y que los brazos quirúrgicos que efectuaron la inyección de su NanoChip, estaban perfectamente calibrados, no había nada para temer. Claro, desde la fría psiquis de alguien que razona solo a través de conceptos, no podría generarle nada más.

Finalmente, el pequeño infante logra recuperarse, se le concede su alta y le es retirado su Casco de Restablecimiento, comienza entonces, a emprender su nueva vida junto a sus tutores, en un Módulo ya sin asistencia, debían llevar vidas ordinarias, de esta manera, no serían victimas nuevamente de ciber ataques, sino que también, atenderían a Ian de una manera más directa y afectiva, sin esperar que un Sistema haga el trabajo por ellos, el infante, sentiría el tacto de sus padres y comenzaría, de esta forma, a cumplir con las directivas que el especialista les encomendó antes de la intervención.

A pesar de que Ian ya pensaba y se comunicaba como un adulto, los afectos que recibía eran propios de un infante de su edad, no era necesario para él, las explicaciones, sabía que tenía, en su Hipocampo disecado, un NanoChip implantado, que lo dotaba de un conocimiento extraordinario, mas no, de la capacidad de entender y replicar emociones, al menos que estas sean constantes durante un prolongado tiempo y su lado “humano” poco a poco se anteponga a su lado biónico.

La tarea de los tutores, sin embargo, y a pesar del amor hacia Ian, no les resultaba sencilla, recordemos que la pareja manejaba el afecto como algo un tanto distante, eran raras las ocasiones donde ellos compartían un momento cálido, sus dificultades para expresar sus sentimientos eran notables, al menos que se tratase de una situación límite, y de la nada, por el bien de Ian, tienen que ser los padres más afectivos del mundo. A falta de un Módulo que genere Ondas Alphas para apaciguar su ansiedad, la pareja, en reiteradas ocasiones y a escondidas del infante, son invadidos por la angustia y ataques de pánico, deben aprender a controlarse sin la asistencia del Sistema, no era fácil, pero poco a poco, lograban independizarse de él y superar, su síndrome de abstinencia. Esto dejaba en evidencia de como la civilización, era altamente dependiente de la tecnología y, escapar de ella, era someterse a un difícil e incómodo proceso.

Las directivas indicaban que, Ian, debía aprender a sentir y expresar: Admiración, adoración, diversión, ansiedad, asombro, incomodidad, aburrimiento, calma, confusión, anhelo, aversión, dolor, confianza, envidia, emoción, miedo, horror, interés, culpa, grandeza, alegría, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual, simpatía, triunfo, entre otros.

Con perseverancia, le era inculcado al infante estos factores, para que pueda memorizarlos y luego, replicarlos, el procedimiento consistía en que su glándula pituitaria, generase endorfinas que a Ian, le produciría una sensación de bienestar, y estar más cerca de comprender el buen obrar y sentir empatía hacia los demás, del mismo modo, provocarle situaciones incomodas para que sus niveles de cortisol pudieran aumentar y así, sentir emociones negativas, sin embargo, este punto era un tanto recriminado entre la familia, les era difícil someter al pobre Ian a una situación altamente estresante, pero las directivas de NidumLABs eran claras, Ian no solo debía recibir sensaciones positivas, debía estar preparado para el mundo.

El tiempo pasa y el infante, poco a poco aprende de los afectos concebidos, los resultados se veían sutilmente, a pesar de los intensos esfuerzos que los tutores ponían. ¿Estaba valiendo la pena?, aún quedaba mucho por transitar, habían pasado pocos años y en ese Modulo pareciera haber pasado una eternidad. La pareja pareciera haber envejecido rápidamente, sin embargo, el peso de sobrellevar la situación, los hacía sentir reconfortados, por estar cumpliendo, aunque parcialmente, su objetivo _ ¿Cómo explicar ahora esta sensación a Ian? _ ironizo una de las partes.

Ian se acerca a su tutor que se encontraba sentado en un sillón mirando su E-Page y le dice:

_ ¿Malas noticias otra vez? _




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